De por sí, Xóchitl Gálvez jamás cuajó como una alternativa para hacer frente al imponente paso de Morena; ahora con lo que pasó menos. De hecho, a nadie nos sorprendió la actitud de un joven que se ha criado en el conservadurismo del PRIAN. La causa de todo ello, en definitiva, fue la profunda vanidad y el narcisismo de sentirse intocables y todopoderosos bajo la tutela de la clásica prepotencia, que es muy común en la política, especialmente en personajes asociados al Partido Acción Nacional que, a nivel social, se sienten superiores a todos.
El desfiguro que protagonizó el hijo de Xóchitl Gálvez es un agravio para los trabajadores que, de manera tranquila, tuvieron que soportar los insultos clasistas de un mirrey. No podemos calificar de otra forma a un joven que, de manera abierta, deslizó su verdadera personalidad de egolatría. De hecho, no le quedó de otra más que renunciar, fíjense ustedes, al activismo que le coordinó a su mamá con los jóvenes. Suena paradójico, ¿no? Qué tipo de ejemplo proyectas si no son capaces de controlar los impulsos y mucho menos los excesos del alcohol.
Sentí, déjeme decirles, mucha irritación, al observar este tipo de manifestaciones buscando querer relegar o menospreciar un trabajo honrado. No se pueden tolerar ese tipo de actitudes que, por más disculpas que pidas, quedan como un hecho bochornoso. Con que cara sales a los medios de comunicación a decir un mensaje que, obviamente, le armaron en el equipo de campaña de su mamá, máxime cuando te presentas con un semblante simulado de arrepentimiento. La mala noticia para Xóchitl, además de la vergüenza, es el impacto o el costo político que esto traerá para su campaña. Desde luego, si no hubiese pasado esto, de todos modos perdería la elección. A lo que voy es que, con lo que aconteció, dinamitó más el descenso del Frente Amplio por México.
Qué no venga Xóchitl con el cuento que quieren descarrilar su elección porque están desesperados. Su candidatura, desde que comenzó, nació perdida. Quienes integran esta coalición variopinta saben lo que pasará, por eso se repartieron el botín de las candidaturas y las primeras posiciones plurinominales del Senado. De hecho, no he visto —está comprobado— un acompañamiento de los “líderes” del PRIAN. A su vez, queda claro, todas las encuestas coinciden en la misma tendencia que, desde luego, no le favorecen al Frente Amplio por México. Francamente, no vemos por donde pueda influir Gálvez en la elección.
El hijo de Xóchitl Gálvez, de manera paradójica, fue el propio verdugo de la campaña de su mamá. En palabras más sencillas, fue un nocaut definitivo para la campaña con ese golpe contundente que puso contra las cuerdas a la abanderada azul. De hecho, los operadores del PRIAN trataron de contener y aminorar el impacto de la noticia. Y la pregunta es ¿cómo? No hay forma de librar el espiral de comentarios y señalamientos. La única salida, como gesto congruente, es asumir el costo político que esto traerá. En ese sentido, tendremos que esperar el balance de alguna encuesta para ver la dimensión o el daño que ocasionó. No es un desliz cualquiera, sino una acción penosa y bochornosa, sobre todo por las opiniones racistas.
Sin ir más lejos, la derrota de Xóchitl Gálvez está consumada. No hay nada que puedan hacer para remediar o corregir la afrenta, mucho menos cuando prefieren replicar la noticia con golpes mediáticos, como el caso de la senadora, Kenia López. Este, por supuesto, no es un asunto del presidente que, como sabemos, no entró ni siquiera a opinar sobre lo que aconteció. Recordemos que, en medio de todo, estamos inmersos en un proceso electoral. A lo que voy es que, todo lo que acontece, es calificado por la población civil.
Por ese motivo, estamos seguros de que, ante las imágenes que le dieron la vuelta a todos el país, los votantes dejarán sentir su decisión en las urnas. Desde luego, Xóchitl perderá muchos votos que, naturalmente, solamente servirían como un dato o promedio del resultado final, considerando que, antes de salir a la luz pública el video, la candidata del PRIAN perdió la elección. Es más, jamás estuvo en ese mosaico de la competitividad. Lo de su irrupción, en definitiva, fue solo una estrategia propagandística de los grupos conservadores que, con la frustración que viven, producto de la crisis, decidieron sumar a Gálvez pensando, de manera errónea, que ella sería la panacea.
Notas finales
La manifestación social, de manera pacífica, siempre será un mecanismo en la democracia participativa, especialmente en temas de justicia social, pero sobre todo en los tiempos de pluralidad que vivimos y, por supuesto, en el derecho a disentir. Recordemos que, hace más siete años, se suscitó un clima de tensión en Arantepacua, Michoacán. Ha pasado casi una década y, con ello, los pobladores exigen justicia por la estampida que, en ese momento, protagonizó la Secretaría de Seguridad Pública en tiempos en que Silvano Aureoles fue gobernador. De hecho, pobladores— por una causa legítima— marcharon para recordar lo que sucedió. Lo cierto es que, en plena manifestación, se suscitaron algunos actos al margen de la ley. Siendo un hecho que pasó hace muchos años, nada tiene que ver el gobierno actual. Eso, desde luego, es un dato que debemos de tener en cuenta. Inclusive, las propias redes sociales le recordaron a Juan Bernardo Corona —quien hoy en día pertenece a la planilla de Alfonso Martínez— que eso ocurrió durante su gestión como titular de la dependencia de seguridad.
Era de esperarse que, ante lo ocurrido, el Frente Amplio por México no hiciera un pronunciamiento. Desde luego, no tiene ninguna prueba para demostrar lo contrario. Lo que aconteció, está documentado, pasó en tiempos en que gobernó el PRD en Michoacán. Como dijo el presidente López Obrador: “no nos confundan, no somos iguales”.