Este mes del año siempre me ha parecido muy colorido y emotivo,  ya que son épocas de fiestas de graduaciones escolares. Me recuerda mi niñez y mi infancia y las fiestas que celebré junto con los seres queridos al graduarme. En realidad era gratificante y emocionante.

Hoy, en este 2024, veo a estas nuevas generaciones graduarse también. Mi propio hijo se gradúa de su secundaria. El sentimiento está  a flor de piel, sus amigos, aquellos que tanto ama, tomarán caminos diferentes. Es ley de la vida y del crecer, lamentablemente entre más te haces mayor más vas viviendo pérdidas y duelos y rompe el corazón saberlo triste por ello.

Pero luego viene la magia de los nuevos reencuentros después, y de lo nuevo, de personas desconocidas que quizá se volverán entrañables, habrán otros espacios y otros ambientes.

Le he dicho a mi hijo adolescente que los verdaderos amigos se quedan toda la vida y trascienden tiempo y lugar si es que es verdadera la amistad.

Pero, bueno, más allá de todo lo cursi que les puede estar pareciendo mi columna me enfocaré en un punto elemental ¿Qué sucedió con las adecuaciones curriculares después de la pandemia? Nada. Absolutamente nada sucedió porque nada pasó... No hubieron tales.

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Ante una inocente Leticia Ramírez, secretaria de Educación Pública, que no supo decirle a la conductora de noticias Danielle Dithurbide de qué se trataban los nuevos planes de estudio para la educación básica después de la pandemia. Solamente se limitó a responder que desconocía del tema. Esa anécdota quedará dolorosamente grabada en los anaqueles de la historia de este país.

Pero sí, así es como nunca la secretaria de la SEP ni el siempre profundo intelectual y filósofo de Max Arriaga pudieron poner orden al caos que se vivió después de la pandemia, cuando los niños y jóvenes regresaron a las aulas.

No hubo un planteamiento adecuado para los estudiantes, que entendieran y aceptaran el rezago académico que están arrastrando tras la pandemia. No hubo ninguna adecuación curricular en materias complejas como matemáticas.

Los niños y jóvenes aun cuando hayan tenido sus clases por zoom (los más privilegiados) jamás alcanzaron a llenar los huecos en el aprendizaje de esa materia. Entonces al regresar a las aulas pocos fueron los que lograron “salvar” todas sus materias.

Los demás no lograban entender y comprender las matemáticas pues parecía que eran de otros niveles más superiores que el que se encontraban estudiando. Y con ello muchos alumnos reprobados. Pareciera que este tema de que ningún al uno sería promovido sí o sí solo aplicó para educación básica.

Y la verdad es que no juzgo esto. Un alumno debe de esforzarse por aprobar sus materias y pasar de año, pero siempre y cuando se les enseñe las materias considerando que tuvieron dos años prácticamente perdidos por el Covid.

Importante hablar por supuesto de la salud mental de los niños y jóvenes que no terminaron de asimilar de qué se trataba brincar de secundaria a preparatoria. Pensaron muchos de ellos que dar ese paso era como dar el paso de 6to de primaria a 1ro de secundaria y que con un simple botón como así lo aprendieron en pandemia pasarían sus materias y la verdad es que no es así.

Por lo tanto, muchos alumnos recién llegados a preparatoria se encontraron con una diferencia abismal entre las clases que tomaban por zoom a la exigencia que requiere el bachillerato presencial.

Obviamente las escuelas privadas empezaron a tambalearse y aún se encuentran así, por lo que prácticamente aceptan a cualquier chico que llegue con materias reprobadas con tal de cubrir el número de matrículas que la SEP les exige.

Entonces la confusión de niños y adolescentes ha sido grande: Entre sortear sus propios desafíos por su adolescencia, cambios psicológicos, físicos y hormonales y encontrarse con una currícula que no se modificó en nada a pesar de la pandemia y que les exige que sepan lo que todavía no alcanzan por su propia inmadurez a comprender.

Parece que a las escuelas se les ha olvidado que pasaron dos años en donde los niños y adolescentes no pudieron adquirir grandes aprendizajes.

Aún no se han realizado estudios de investigación profundos en donde conozcamos qué nivel de aprendizaje tuvieron los alumnos a través de las clases por zoom. Pero evidentemente el aprendizaje no fue satisfactorio.

Todas las variantes que influían en los chicos para concentrarse adecuadamente fueron muy diversas: los ruidos de la calle, de la cocina, muchos vivieron violencia familiar, violencia psicológica también y física en sus hogares mientras las clases estaban dándose a través de zoom.

Disculpen, pero no sirvió para nada la gestión de la querida amiga del presidente, Leticia Ramírez, como capitana de la SEP.

Yo espero que ahora, con la nueva gestión del que por ahora desconocemos quién será el o la secretaria de Educación Pública tengamos una mejor y mayor esperanza de que las enseñanzas académicas sean las idóneas para niños y jóvenes.

Lo que sí adelantó ya la futura presidenta Claudia Sheinbaum, a pesar de que en lo personal creo ya debería de haber nombrado a la persona que se hará cargo de la Secretaría de Educación Pública,  dijo que se extendería  el horario en educación básica porque ella apuesta por integrar dos materias más: Educación física y artística, que si bien ya existían desde siempre, su intención  es ampliarlas para que duren más tiempo y con ello evitar el sedentarismo y el encierro de los niños en el aula escolar.

Esto me parece bastante relevante e importante pero falta conocer lo crucial.

Pongamos nuestras esperanzas en que el nuevo o la nueva  titular de la SEP sepa hacer realmente bien  su trabajo, sepa de docencia, de pedagogía  pero además sepa de psicología también, requisito que debería de ser indispensable para ostentar tal cargo.

Es lo que opino.

Pd: Felicidades a todos los graduados

Es cuanto