Gerardo Fernández Noroña, en efecto. De este político hablé en el programa de Sergio Sarmiento y Lupita Juárez, de El Heraldo Radio. Era obligado hacerlo, sin duda.
Mencioné que ya no es aspirante presidencial, o no por el partido Morena, donde sin duda manda el presidente AMLO. Y es que, en la mañanera de este lunes 5 de septiembre, Andrés Manuel de plano —cito una nota de SDPNoticias— “le cortó las alas a las aspiraciones presidenciales de Fernández Noroña”.
Esa es la mala noticia para el diputado Gerardo Fernández Noroña. Aunque, en realidad, ni tan mala: él no nunca fue considerado por el presidente López Obrador como una de las corcholatas presidenciales de Morena, y si bien, debido a su activismo, a Noroña se le incluyó en ciertas encuestas, sus números no le dan para competir con la líder, Claudia Sheinbaum, ni tampoco con el segundo lugar, Marcelo Ebrard.
La buena noticia para Noroña ha sido el anticipado regalo navideño que este lunes le dio Andrés Manuel: tomarlo en cuenta como una de las corcholatas chilangas, esto es, quienes aspiran a la candidatura de Morena a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México.
En efecto, ya oficialmente el pintoresco diputado está entre las cuatro corcholatas que AMLO destapó para la jefatura de gobierno capitalina:
- Rosa Icela Rodríguez, titular de la SSyPC.
- Clara Brugada, alcaldesa de Iztapalapa.
- Martí Batres, secretario de gobierno de la Ciudad de México.
- Gerardo Fernández Noroña, diputado del PT.
Como les dije a Sergio y a Lupita en El Heraldo Radio, no hay la menor duda acerca de que la popularidad de Noroña en la CDMX lo ubica, desde ahora mismo, como el líder en la contienda por la candidatura capitalina de Morena.
Solo Rosa Icela podría competir con Noroña. Esta mujer tiene todo para crecer en las encuestas, ya que ha hecho un excelente trabajo y sin duda le ayuda su reconocida cercanía a AMLO. Pero, de momento, me atrevo a pensar que Fernández Noroña lleva ventaja. Falta mucho, pero así arranca la carrera sucesoria en la CDMX.
Si Noroña es inteligente, se olvidará de su sueño imposible —ser candidato presidencial de Morena en 2024— y buscará la jefatura de gobierno. Porque si insiste en llegar a Palacio Nacional, terminará con las manos vacías.
Riva Palacio y la calumnia
Cada día decepciona más la prensa mexicana. Entiendo la molestia de algunos columnistas que han perdido privilegios en el actual gobierno, sobre todo por la disminución en los presupuestos de publicidad oficial. Pero no es ético recurrir a la calumnia. Es lo que ha hecho Raymundo Riva Palacio este 5 de septiembre en El Financiero.
Para golpear al presidente AMLO, Riva Palacio ha retomado una infamia, de 2017, elaborada por otro articulista del diario de Manuel Arroyo, Fernando García Ramírez. Este señor García Ramírez es un fanático de ultraderecha especializado en mentir para lograr propósitos políticos. Una de sus mayores fechorías fue la llamada Operación Berlín que buscaba, antes de las elecciones de 2018, desacreditar con calumnias al entonces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador.
Lo sorprendente es que uno de los periodistas que denunciaron la Operación Berlín fue Raymundo Riva Palacio. Cito lo que este publicó en El Financiero el 20 de marzo de 2019:
“Se ha publicado y documentado que desde una casona en Coyoacán, tres empresarios que pertenecen al Consejo Mexicano de Negocios financiaron la elaboración de materiales para desacreditar a Andrés Manuel López Obrador en su tercer intento por la presidencia. Los empresarios contrataron a profesionales multidisciplinarios para ese trabajo… El grupo lo encabezó Fernando García Ramírez, compañero de páginas en El Financiero”.
Si Raymundo ya conocía el sucio modus operandi de García Ramírez, ¿por qué entonces lo toma como fuente para una vileza contra Andrés Manuel? Respuesta: porque está enojado con el presidente de México quien, con sus políticas de austeridad, ha perjudicado a no pocos periodistas de México.
El presidente López Obrador no merece una prensa así; México tampoco.