Adrián Marcelo: El villano de La Casa de los Famosos. Su actuar ha sido patético: ha sido iracundo, misógino, violento, machista. La gente ayer tuvo la oportunidad de sacarlos del juego, pero no.

Quejas y quejas caen sobre él por su mala forma de ser, pero tiene éxito y y es muy famoso. La gente decidió tenerlo en casa. Y sabe que él es un villano.

Mi reflexión de hoy es: ¿Amamos y nos gustan los villanos? ¿Nos identificamos con ellos? ¿Quisiéramos ser como ellos?

Adrián Marcelo ya no puede seguir concursando, tan grave como que ayer, al aire, amenazó a Arath de la Torre, diciéndole que lo iba a ser pedazos psicológicamente... Eso es muy grave.

Pero creo que lo más grave es que Arath continúe en ese juego. Porque entonces esto me habla de dos cosas: Que la  ambición de Arath  por el premio de 4 millones es mucha y tiene mucha necesidad de ello, o que es todo un montaje de la producción para generar más expectativa y más rating.

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Pero total que todo en esta temporada está permitido, con todo y que el líder de la nación también dijo que Adrián Marcelo no se estaba portando muy bien.

La verdad la ira y la ambición con que se mira a Adrián Marcelo me hace pensar que está un poco enloqueciendo ya, y a falta de algún talento que lo sostenga en la casa, ha decidido ser violento y vulnerar y violentar a los demás participantes por medio de su agresividad y su patología que es lo que lo ha sostenido ,supongo, toda la vida para salir adelante.

Todo esto lo escribo mientras él sigue feliz en la casa. La gente no lo empuja a salir.

Hay una parte del ser humano que se engancha con la villanía y lo hemos visto en cientos de ámbitos de este país: En la política, en el espectáculo, en conductores e influencers.

¿Nos gustan los villanos? Puede ser que sí. O lo que es peor, ¿nos estamos acostumbrando a ver fechorías de otras personas sin que nos conmueva o nos alarme? Probablemente sí.

Creo que no sería desatinado que Luisa María Alcalde intervenga de algún modo porque el contenido de este reality ya se salió de control.

Pero entre que López Obrador y su famoso “prohibido prohibir”, y luego que siempre sí prohíbe, como por ejemplo al prohibir la venta de cigarros electrónicos, pues ya no se sabe.

Creo que para muchos este reality nos debe de llevar a la reflexión. Aun cuando si naveguen con bandera de “yo no veo esas tonterías”, analicemos a fondo el porqué hacemos famosas a las personas malas. ¿Qué hueco emocional proyectamos en este tipo de programas que se encumbra al villano y se le pone en un pedestal?

Es grave porque niños y adolescentes tienen acceso a este programa.

¿Qué enseñanza se le está dando?

Digno de reflexión.

Es cuanto.