No sé qué tanto sirva de consuelo argüir: “le robaron la elección a Xóchitl”, siendo que al final de cuentas para el caso es lo mismo; no se logró el objetivo de llevarla a la presidencia y será a la candidata oficialista a quien le coloquen la banda presidencial. Nos guste o no.

Quienes apoyamos e impulsamos a Xóchitl Gálvez tenemos dos opciones; gritar ‘fraude’, rasgarnos las vestiduras, lamernos las heridas y victimizarnos, o darle la vuelta a la página de la jornada del 2 de junio y reagruparnos para estar vigilantes que no nos arrebaten los escaños en las Cámaras con ecuaciones y fórmulas tramposas para conjuntar su mayoría y entonces sí, aprobar las reformas que plantean un retroceso histórico.

Lo sucedido durante la jornada electoral del pasado domingo nos debe servir ya solamente como un referente para tomar nota y conciencia de lo que ocurre cuando la oposición no jala hacia un mismo lado y en esas condiciones se pretende enfrentar a la maquinaria completa del Estado, con todo lo que ello significa.

Me he topado con mucha gente que se niega a aceptar la derrota sufrida por Xóchitl Gálvez, quien fue la candidata de Fuerza y Corazón por México de la coalición PRI, PAN, PRD. Rechazan pronunciar siquiera la palabra “derrota”. Sin embargo, más allá de que gusten pensar que se trató de un robo; lo ocurrido debe asumirse como un golpe de realidad propinado por la sociedad mexicana que así se expresó en las urnas.

Hay gente decepcionada de la candidata de la oposición. Hay gente que le hubiese gustado verla combativa, ver a la Xóchitl que fue a tocarle la puerta de Palacio Nacional al presidente, la que bateaba todo lo que le lanzaban y en no pocas ocasiones sacaba la bola del estadio -como se dice en el lenguaje beisbolero-, y la que se puso con Sansón a las patadas sin amedrentarse por ello.

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Yo prefiero pensar que su impacto fue mayúsculo al conocer cómo se iban desarrollando los primeros conteos de votos y las tendencias y no pensó en nada ni en nadie más, y por ello salió prematuramente a reconocer su derrota y el triunfo de Claudia Sheinbaum, porque frente a la infinita diferencia en el conteo sabía que nada podría ya hacer.

Tengo todavía la mejor opinión de Xóchitl como persona, como funcionaria y como política. Si fue ingenua, si se dejó manipular, si la engañaron, si la amenazaron, o cualquier otra circunstancia ya es otra historia.

Y más allá de que sigo pensando que nos debe una explicación a los millones de simpatizantes que la apoyamos y le otorgamos nuestro voto, creo debemos canalizar el enojo y la tristeza a lo que nos queda, que es el deseo de sacar adelante a nuestro país sin esperar nada de los partidos tradicionales que, ha quedado muy claro, han resultado los grandes perdedores de la contienda.

Y en este punto no debemos ser condescendientes; hay que decirlo con todas sus letras, los partidos políticos nacionales que impulsaron la candidatura de Xóchitl Gálvez le fallaron.

Le fallaron al no cuidar los votos en la elección. La gente salió a votar por ella en todo el país, más de 15 millones de mexicanos acudimos al llamado de estar el domingo 2 de junio en las casillas para emitir nuestro sufragio por Xóchitl, pero la falla fundamental es la estructura de los partidos PAN, PRI, PRD. ¿Cómo es posible que una vez concluida la jornada electoral hayan salido a solicitar las actas y fotografías de las sábanas de votación, entonces quién vigiló las casillas?, ¿cómo se organizaron? ¿qué hicieron sus respectivas estructuras?

Pero los errores estaban desde antes, y de hecho ya lo habíamos advertido; es decir, los dirigentes nacionales y estatales de los partidos estuvieron más preocupados por asegurar sus curules, en colocar a sus cuates, novias, novios, amigos, compañeros, cómplices, en las posiciones privilegiadas para administrar la derrota dejando a un lado a sus militancias.

Es innegable que un alto porcentaje de mexicanos se negaron a dar sus votos a gente que tienen ubicada con una pésima reputación. Quiero decir, los dirigentes del PRI y PAN que con total descaro se colocaron al frente de las listas de plurinominales.

Sin duda, es momento de reflexionar el futuro de esos partidos, y de entrada, estoy convencido que por dignidad, y mostrando aunque sea un poquito de decoro, los señores dirigentes nacionales de los tres partidos de la alianza Fuerza y Corazón por México deben renunciar, -aunque en el caso de Jesús Zambrano habrá que reconocerle un mejor prestigio en relación a Alejandro Moreno, y Marko Cortés-, y dejar que esos partidos quizás se salven oxigenándose, escuchando a sus militancias.

Los dirigentes de los partidos, en su infinita arrogancia y soberbia desdeñaron a los ciudadanos, a las asociaciones, a los cientos de organizaciones que salimos en varias oportunidades a las calles para marchar, para manifestarnos, para levantar la mano y hacerle sentir a nuestra candidata todo el apoyo de los mexicanos.

Como en muchas otras entidades de la república, en Jalisco, la sociedad civil le brindó el respaldo en la pre campaña en diversos actos multitudinarios convocados por la organización civil que me honro en presidir «Confío en México».

Lo hicimos aquel sábado 24 de junio de 2023, previo a la conferencia que dictaría para los miembros de Confió en México, -en la Cámara de Comercio de Guadalajara y Zapopan (CANACO)-, cuando Xóchitl Gálvez, no tenía en su concepción la intención de postularse a la presidencia, pero una vez concluido el evento en el que un salón repleto de jaliscienses, hombres y mujeres de todas las edades, la ovacionaron y la despidieron con la arenga de “presidenta”, “presidenta”, la senadora hidalguense pudo observar ampliamente el panorama y más tarde tomar las decisión de postularse ‘a la grande’.

El 26 de noviembre, también invitada por Confió, que logró concitar a más de 60 organizaciones de la sociedad civil; casi 6 mil personas acudieron a la cita para mostrarle su cariño y respaldo en el lienzo charro Zermeño.

Otra gran muestra de apoyo que los jaliscienses brindaron a la candidata de oposición fue durante la manifestación nacional del 19 de mayo, en la que se reunieron más de 50 mil personas en la Plaza de la Liberación, en el corazón del centro de Guadalajara, convocada exclusivamente por las organizaciones ciudadanas más activas entre las que destacan Confío en México; Sí por México; Consejo Cívico Ciudadano; Sociedad Civil México; Poder Cívico Ciudadano; Foro Plural Jalisco y Frente Cívico Nacional, entre otras.

El tema es que los dirigentes de los partidos optaron por ignorar a los ciudadanos y el resultado está a la vista de todos. Por más que se intentó hacer equipo, decidieron hacernos a un lado en detrimento de la candidatura de Xóchitl.

Las lecciones de la elección ahí están para quien las quiera leer; y la derrota también. Nos guste o no.

X: @salvadorcosio1