“Ahora sabrán por qué le temen a la oscuridad. Ahora aprenden por qué le temen a la noche.”

‘CONAN EL BÁRBARO’

La iniciativa para desaparecer Notimex rubrica lo que es la 4T: una bomba para destruir instituciones que —medianamente— funcionan y un desdén hacia los trabajadores que en ellas laboran. Las prioridades del régimen dejan ver incongruencias con respecto a la narrativa que se anuncia en público; también el que todo “se mide” dependiendo del asunto del que se trate. Importa más la voz de una persona que la información verídica sustentada en el trabajo serio de muchas otras.

Notimex, la agencia de información del gobierno mexicano, se creó en 1968 para informar de los juegos olímpicos realizados en nuestro país. Después del Mundial de futbol del 70 y al pasar de los años se convirtió en una agencia de noticias con reconocimiento incluso a nivel internacional.

De aquella promesa de López Obrador de hacer de Notimex en una agencia de noticias parecida a la BBC de Reino Unido, no queda nada. Se podría argumentar que con las nuevas tecnologías y mecanismos de comunicación que hoy existen no era necesario tener corresponsales en el extranjero. Mas Notimex podía haberse adecuado a los tiempos (como tantos otros actores de la industria) y ciertamente no haber tenido durante poco más de cuatro años a los empleados en huelga, mientras toda la agencia se marchitaba.

Ahora entendemos la lógica que siguió este régimen: antes que invertir, que mejorarla, que recuperar el dinero que se gastó durante cuatro años en una huelga que le significó altos costos para los trabajadores y para la misma Notimex (una que, recordemos bien, cuando inició teniendo a cargo a Sanjuana Martínez como directora, fue considerada por López Obrador “como algo BUENO; antes no existían [las huelgas] en Notimex”), se prefirió cerrarla.

¿Qué quería el gobierno desde un principio? Digámoslo claro y dejemos ya de engañarnos: criminalizar al sindicato y no buscar solución al conflicto. Desaparecer la agencia donde cobró cuatro años Sanjuana sin hacer nada. O sí: crear grandes problemas.

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Han habido numerosas y constantes acusaciones contra Martínez. Una de ellas hecha por el Departamento de Estado del gobierno de Estados Unidos, quien la señaló como responsable de una campaña de ataque contra periodistas. Otra de Artículo 19. Cuatro años en huelga y la denuncia en múltiples ocasiones a Sanjuana Martínez por abuso laboral.

¿Y qué ha hecho López Obrador? Defenderla. Ya sabemos: los funcionarios de la 4T que son acusados de corruptos, abusivos y otras linduras, en automático se convierten en la mañanera presidencial en blancas palomas.

Y la mayor incongruencia es que, mientras se buscaba “reformar al INE porque resulta muy caro”, se solapó a Sanjuana, lo que se tradujo en un costo de 300 millones de pesos gastados en una agencia de noticias ¡paralizada gracias a su propia directora!

Increíble que un gobierno que se dice de izquierdas (sí, ya sabemos, es el más conservador y neoliberal que hemos tenido en muchos muchos años), NUNCA se sentó con el sindicato de Notimex. Resulto más fácil defender a una ausente Secretaría del Trabajo y a una fanatizada Sanjuana Martínez.

López Obrador lo dejó en claro: desaparecerá Notimex. Lo cual no exime al gobierno de pagar los salarios caídos y liquidaciones de ley a sus trabajadores. “No se requiere Notimex pues se tiene la mañanera”, sentenció el primer mandatario.

Absoluto despropósito; un sustituto risible: más de 110 mil mentiras en sus conferencias de prensa en lo que va del sexenio. Y, en lugar de ofrecer información noticiosa, azuza, pretexta y culpa a otros de lo que hoy sucede.

Por decreto, Notimex está a punto de ser liquidada formalmente (ya había sido liquidada de facto antes). Y el premio para quien destrozó Notimex será continuar en el gobierno.

Una destrucción más en el marcador de la actual administración; esta en particular para que prevalezca una sola narrativa de los hechos. Los otros datos quieren doblegar a la realidad informativa.