Ante la incapacidad de recuperar la Categoría 1, el Gobierno Federal una vez más ha hecho un cambio en la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), donde no han podido contrarrestar, sino al contrario, se ha recrudecido la corrupción.

O por lo menos ese es el punto de vista de los tripulantes, quienes coinciden en que realizar trámites en dicha dependencia se ha convertido en todo un calvario. Desde sacar una cita, hasta obtener la renovación de la licencia de tripulante, como piloto, sobrecargo o técnico aeronáutico.

Y no es casualidad. La dependencia propicia con su burocracia situaciones que antes eran impensables; hoy la intervención de “gestores” es una constante; prácticamente un mal necesario si el tripulante quiere “agilizar” sus trámites, porque si opta por hacerlos por su propio pie -como se hacían desde tiempos inmemoriales-, la liberación de su licencia llega a tardar poco más de un mes.

Por eso no me extraña que la llegada del General Brigadier en retiro Enrique Vallín Osuna, pretenda (ahora sí) recuperar la tan anhelada Categoría 1; y es que tenemos en puerta una evaluación, programada para el próximo mes de diciembre.

Seamos claros, este cambio en el más alto puesto de la AFAC se da ante la ausencia fantasmal de la Secretaría de Infraestructura Comunicaciones y Transportes (SICT). El Ingeniero Jorge Arganis sigue fuera de los reflectores y del trabajo, y muestra de ello es que este nuevo nombramiento de la Agencia Federal se hizo a través de Jorge Nuño Lara, encargado de despacho de la secretaría de Estado.

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Esto no es un asunto menor, queda de manifiesto que la Secretaría lleva mucho tiempo sin una cabeza que se ponga a trabajar. Y es que en lugar de ir subsanando todos y cada uno de los hallazgos hechos en auditoría por parte de la Agencia Federal de Aviación (FAA), para recuperar la Categoría 1, más bien parece que vamos retrocediendo.

En mi opinión, es necesario reconsiderar el papel de la AFAC. No está funcionando como lo que debería de ser, una agencia autónoma que regule a la aviación nacional. Queda muy claro que de poco sirve cambiar el membrete, sin tocar toda la sinergia burocrática y de corrupción que viene arrastrando desde que era la Dirección General de Aviación Civil (DGAC).

Como país estamos buscando regresar a la Categoría 1, y que esto nos permita afianzar la aviación nacional, al mismo tiempo que se fortalecen y concretan los diversos proyectos aeroportuarios del primer mandatario.

Resulta extraño que nadie haya sido capaz de explicarle a Andrés Manuel -con peras y manzanas si es necesario- la importancia de agilizar el regreso a la Categoría 1. Cuando nos degradaron por primera vez (2010), fue un tema prioritario y se pusieron muchas manos a la obra.

Tengo que decirlo, hubo mucho apoyo en ese entonces de Mexicana de Aviación, quien estuvo realizando vuelos de certificación, para que la FAA avalara la seguridad aeronáutica de nuestras líneas aéreas, con todo y que se encontraba bajada de vuelo por el gobierno.

Y lo reconozco, nuestro regreso tardó solo seis meses, en gran medida porque se hicieron muchos “parches”, con el compromiso de posteriormente arreglar a fondo todos y cada uno de los hallazgos. Sin embargo, el gobierno de Peña Nieto no hizo absolutamente nada en seis años, y dejó que la bomba le estallara a la siguiente administración. ¿Y qué creen? Lo consiguió.

Andrés Manuel concibe que no es urgente regresar a la Categoría 1. Incluso en mayo de 2021 declaró: “No es un tema grave”. En junio de este año dijo que ya se cumplen con todas las exigencias de la FAA, y que esperaba que en un mes más regresaríamos a Categoría 1. Ni hemos regresado, y cada vez se vuelve más grave lo que no lo era.

Ojalá y la nueva cabeza a cargo de la AFAC se ponga las pilas y sobre todo vea la gran oportunidad que tiene en sus manos, dedicándose a conciencia al tema de la recuperación de la Categoría 1. La Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) anunció en el marco de su Asamblea 41°, en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, que la Revisión Universal de Seguridad (USOAP por sus siglas en inglés) no se llevaría a cabo este próximo mes de noviembre.

La OACI ha tomado la decisión de prorrogar hasta el 2024 esta auditoría, lo que le permite a nuestras autoridades aeronáuticas enfocarse en lo primordial: la recuperación de la Categoría 1. Tan anhelado y necesario regreso no se va a lograr con la propuesta insensata de “abrir los cielos”.

Insisto en lo anterior porque resulta preocupante la declaración que hizo el General Brigadier en retiro Isidro Pastor al respecto, abriendo la posibilidad que aerolíneas extranjeras tengan permitido realizar cabotaje en nuestro país. Por supuesto que la respuesta de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA) fue tajante; Humberto Gual, su Secretario General ha externado en diversos medios que no se puede permitir, ya que depredaría el mercado nacional, que se vería irremediablemente afectado.

Incluso en términos de estrategia política, a Andrés Manuel no le conviene “patear este avispero”. No tiene ninguna necesidad de enturbiar todavía más el ya de por sí enrarecido entorno de la aviación nacional. Esto podría tensar la relación que existe en el gobierno y los trabajadores, pues aunque solamente ASPA fijó su postura, el resto de los trabajadores que integran la industria ven el grave riesgo que se correría de hacer realidad la apertura de los cielos.

Existen muchos ejemplos de cómo la apertura de los cielos ha borrado diferentes aviaciones en otras latitudes. Un caso de ellos fue el Perú, cuya aerolínea bandera era AeroPerú; lo sé de primera mano porque junto con Aeroméxico y Mexicana de Aviación formábamos “Alas de América”. Al respecto Humberto Gual opina: “la aviación mexicana podría verse reducida a nada, ya que -entregársela- a empresas extranjeras podría ocasionar algo parecido a lo ocurrido en Perú, país en el que ya no existen aerolíneas locales.”

Por el momento se ven varios nubarrones en los cielos mexicanos, esperemos que los nuevos mandos tengan la suficiente sensibilidad, y le den a la aviación nacional la importancia que tiene, como sector estratégico en el desarrollo del país.