La palabra implementación viene del latín implementatio y significa “acción y efecto de facilitar lo necesario para llevar a cabo algo”. Lo leí en etimologias.dechile.net. De tal vocablo dependerá el éxito o el fracaso de la reforma al poder judicial, aprobada en la más triste sesión del Senado de México, tan triste que lo mejor será olvidarla.

Me dirán que la historia es necia y cruel y que, por lo mismo, no suele borrar hechos tan vergonzosos. Lo entiendo, para tales situaciones existe en la misma historia un basural: ahí seguramente se dedicará un pie de página, más que al debate tan incivilizado que vimos en la cámara alta, al inmoral Miguel Ángel Yunes.

Pero, desde luego, quien se encargue de organizar las basuras históricas culpará más al PAN del lamentable espectáculo en el Senado que al impresentable Yunes y a quienes lo presionaron desde Morena. ¿Por qué, si conocían su historia, no pocas dirigencias panistas lo hicieron candidato numerosas veces?

Hoy en El Universal el columnista Carlos Loret de Mola opina lo contrario: la culpa de que Yunes se vendiera no fue del PAN, sino de Morena. Respeto su punto de vista, pero no lo comparto.

Por cierto, ayer en una comida con gente relacionada con medios de comunicación se hizo la pregunta —y se respondió al menos de manera preliminar— de si en el sexenio 2024-2030 sobrevivirá Latinus, el sitio de internet que la familia del priista Roberto Madrazo financió para que Carlos Loret organizará campañas de desprestigio contra AMLO y sus hijos.

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La respuesta fue que Latinus está en crisis económica, que quienes ahí colaboran —especialmente las personas de más relevancia— se han reducido salarios y honorarios profesionales y que sus periodistas líderes realizarán sacrificios para mantener con vida artificial al mencionado portal solo para no caer en la vergüenza de admitir que se les usó para algo sucio: buscar impedir que la 4T tuviera un segundo sexenio en el gobierno. No me consta nada de eso: lo escuché y simple y sencillamente lo comento aquí como un trascendido.

Antes de continuar diré que extraño la buena columna Trascendió de Milenio, que diseñaron Ciro Gómez Leyva y Raymundo Riva Palacio en 1997. Actualmente el espacio en ese periódico así llamado no es importante. Ni hablar.

La contundente victoria presidencial de Claudia Sheinbaum demostró que Latinus fracasó. La motivación para seguir financiándolo ya no existe. Además, se dijo también ayer en la comida, la derecha está mucho más contenta con los videos de Carlos Alazraki y quienes con él colaboran en Atypical Te Ve.

Ante la observación de que si Latinus no tiene rigor periodístico ni objetividad intelectual, Atypical Te Ve mucho menos, se respondió con una pregunta que cabe en la categoría del realismo ideológico: ¿Y cuándo a la derecha mexicana le han interesado el periodismo serio y los análisis realizados por intelectuales objetivos? Es verdad, a la derecha le encantan los chingadazos, y mi querido amigo Alazraki es bueno para lanzarlos.

El futuro sonreirá a Carlos Alazraki, quien se ha quejado de falta de recursos para su empresa. Ya debe tenerlos o le llegarán porque él hará mejor trabajo de oposición mediática que Latinus, y solo con una fracción pequeña del presupuesto que la familia de Roberto Madrazo gastó para darle a Loret un espacio a su gusto para la calumnia y la mentira.

Im-ple-men-ta-ción

Esa es la palabra clave. El Diccionario de la lengua española la define como la “acción y efecto de implementar”. Esto nos lleva a buscar qué significa implementar. Su definición es muy sencilla: “Poner en funcionamiento o aplicar métodos, medidas, etc., para llevar algo a cabo”.

El gran reto de la presidenta Claudia Sheinbaum, de su secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, y de su consejera jurídica, Ernestina Godoy, será el de poner en funcionamiento, sin generar más turbulencias, al nuevo poder judicial.

Hay varios problemas para implementar la reforma al poder judicial. Mencionaré los que a mi juicio son los más importantes.

Uno de ellos tiene que ver con los rezagos en los juzgados. Todo el mundo sabe que la justicia es lentísima. Más lenta será si cambia toda la judicatura o, al menos, la mitad de quienes integran el poder judicial. Los nuevos jueces, las nuevas juezas llegarán a sus cargos sin tener la menor idea acerca de numerosos asuntos que no se han resuelto, que llevan demasiado tiempo estancados en los tribunales. Es lógico pensar que si se cambia a un gran número de personas juzgadoras todavía habrá más retrasos.

La gente justiciable, esto es, la que debe someterse a los tribunales de justicia, seguirá sin que se resuelvan rápidamente sus asuntos. ¿Qué harán Claudia, Ernestina y Rosa Icela para evitar todavía más tortuosas demoras en los tribunales?

Otro problema que espanta a litigantes de prestigio en México es el del Tribunal de Disciplina Judicial. Un desafío para la presidenta Sheinbaum, para la secretaria Rodríguez y para la consejera Godoy será el de hacer de ese tribunal de disciplina no una sucursal de la Santa Inquisición, sino simple y sencillamente una opción institucional para que la gente, si no se siente atendida en la judicatura, emprenda aciones más radicales para defenderse.

Lo que más espanta a abogados famosos que conozco especializados en asuntos fiscales es que, por miedo al Tribunal de Disciplina Judicial, no habrá jueces ni juezas que concedan amparos a quienes se acuse de haber hecho trampa con el pago de sus impuestos. Esto lo veo más como una ventaja que como un inconveniente porque, la verdad sea dicha, los magnates han abusado del amparo para evadir sus obligaciones tributarias.

Hay un tercer problema para implementar correctamente la reforma al poder judicial: la votación popular para elegir personas juzgadoras.

No será fácil elegir en las urnas a jueces, juezas, magistrados, magistradas, ministros y ministras. Serán demasiadas las candidaturas y las boletas podrían ser muy complejas. El INE tendrá que resolver el rompecabezas, si encuentra la fórmula, algo que a veces me parece misión imposible. Pero, desde luego, también será responsabilidad de Sheinbaum que esa elección, única en el mundo, sea concurrida y, por lo tanto, muy democrática. Si no hay condiciones para que así ocurra, lo mejor será buscar otro procedimiento de designación de quienes juzgan.

NO es una tarea fácil, pero la presidenta deberá intentar resolverla desde el día uno de su gobierno. Tiene buen equipo. Ojalá se asesore de gente externa a su gobierno que conoce de derecho, inclusive de personas actualmente en funciones en la SCJN, que quizá no le dieron la razón a la 4T, pero que saben de leyes y su aplicación —quizá, por respeto a la legislación no le dieron la razón a la 4T, lo que no es ni puede ser un pecado: el pecado es siempre estar de acuerdo porque la unanimidad espanta a las libertades—.

De esto hablaré en El Heraldo Radio, en el noticiero de Sergio Sarmiento y Guadalupe Juárez en el espacio que generosamente me ofrecen para reflexionar sobre el tracking diario ClaudiaMetrics.