Se ha hecho público que desde el día 26 de junio, los sobrecargos jubilados representados por el abogado Juan Iván Peña Neder, presentaron una “nueva propuesta” para destrabar las negociaciones respecto a la venta al Gobierno Federal de la marca de Mexicana de Aviación. ¿En qué consiste? Básicamente, piden que de los 815 millones que el Gobierno Federal ofrece para adquirir la marca y los bienes que aún quedan de la aerolínea, les entreguen 147 millones de pesos.
¿A qué se debe este nuevo cambio en su discurso? ¿acaso ya dejaron a un lado su intransigencia? No, para nada; esta nueva propuesta surge de una especie de robo en despoblado. Les platico la historia a manera de “chisme chabocho”; pónganse cómodos.
En marzo del año 2019, fui convocada por una compañera “de tierra” (no tripulante) a participar en una manifestación a las afueras de Palacio Nacional; me solicitó que llevase un escrito con mis demandas (peticiones concretas) y así lo hice. En ese momento la oficina de Atención Ciudadana de Presidencia gestionó una reunión en la Secretaría de Gobernación, para que en ese preciso momento nos recibiesen al grupo de trabajadores de la aerolínea que nos estábamos manifestando en la plancha del Zócalo.
Ahí también estaban algunos de los defendidos por Peña Neder; se manifestaban junto con el resto de los trabajadores de Mexicana, pues en aquellos ayeres su sentir era que su abogado los había abandonado; aunque en fechas recientes lo han negado con vehemencia, en los hechos la inactividad procesal de su expediente habla por sí sola, así que los compañeros acudieron a esa manifestación “por la libre”, pues su asesor legal nunca consideró la protesta social como una lucha válida o efectiva.
Cuando nos avisaron de la cita, nos fuimos marchando del Zócalo al Palacio de Cobián, a las oficinas de la Secretaría de Gobernación. Fuimos recibidos por la Unidad de Gobierno de la Secretaría y fue justamente en esa negociación, el 11 de marzo del 2019, que entre otros temas, puse en la mesa lo relativo a las pensiones de mis compañeros sobrecargos jubilados.
Mi propuesta al respecto era concreta y directa. Tan directa que sin eufemismos me referí al grupo de jubilados como “un grupo en vías de extinción”. No tienen idea, estimados lectores, la manera hostil en que hace 4 años fue recibida mi propuesta por mis compañeros. Evidentemente no les gustó mi frase, pero fue inútil intentar aclarar que no me refería a ellos como seres humanos e individuos; mi intención era dejarle en claro al gobierno que el grupo de jubilados ya no iba a aumentar, dado que al momento de la bajada de vuelo, el Contrato Colectivo de Trabajo de los Sobrecargos de Mexicana de Aviación ya no contemplaba “la jubilación” (esa la habíamos cedido años antes para hacer más atractiva la empresa a nuevos inversores, pero esa historia la cuento después). Dije “un grupo en vías de extinción” porque nunca iban a ser más de los 650 jubilados ya existentes; ya no había manera jurídica de que esa lista aumentará de número.
Esa fue la razón que expuse para proponer la creación de un régimen especial para este grupo de trabajadores que les permitiera recibir una pensión jubilatoria vía el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Determinar el monto de esa pensión sería, en mi propuesta, sacando una media entre el salario más alto y el más bajo, garantizando que esos 650 jubilados cobrarán una pensión hasta su fallecimiento.
¿Por qué hice esa propuesta? porque siempre he pensado que son un grupo de trabajadores que, después de haber trabajado el tiempo establecido en su contrato, de un día para otro se enteraron que Gastón Azcárraga se había robado el dinero del fideicomiso de pensiones, y que no había con qué pagarles. Desde mi punto de vista, una pensión del IMSS era una forma de resarcirles un poco de justicia, tomando en cuenta que al pertenecer al gremio aeronáutico, las condiciones son muy diferentes a las del personal que trabaja en tierra firme.
Es normal que el sobrecargo empiece a trabajar muy cerca de los 18 años de edad; sin embargo, el desgaste que sufren los tripulantes de cabina es más acelerado, y eso motivaba que mis compañeros se jubilaran muy “jóvenes”, entre los 42 y 48 años de edad. Para poder obtener una jubilación vía IMSS y a una pensión, ellos tenían que pagar por su cuenta las cuotas al Seguro Social durante 12 a 18 años más, hasta llegar a la edad de jubilación que marca la ley del IMSS.
Pero bajaron de vuelo a Mexicana de Aviación, y con ella a más de 8,000 trabajadores. Solamente el grupo de jubilados cobraron su pensión durante los dos años siguientes, por una decisión de la administración de Mexicana de Aviación, de la que formaba parte Javier Christlieb. Debemos decirlo, no la recibían en tiempo y forma, sino de manera diferida. Es evidente que cuando llegaba a sus manos, ya la debían, haciendo económicamente imposible que se ocuparan de “abonar” a su jubilación del IMSS.
La razón de aquella propuesta que hice no puede ocultarse. Ahí están todas mis publicaciones hechas en el blog Sobrecargo Informa, en las que abordó -desde diferentes puntos de vista- el fenómeno de que muchos de mis compañeros sobrecargos, ya jubilados, buscaran la posibilidad de entrar a volar en Aeroméxico, sí, con la intención de tener un ingreso económico, pero sobre todo para poder acceder a la modalidad 40 del IMSS. Ahí quedó registro de la repulsión que me dio enterarme que para ingresar a la aerolínea del Caballero Águila los compañeros jubilados tenían que arrastrarse (no figuradamente, literal) ante el entonces líder sindical Ricardo Del Valle, suplicando por una oportunidad.
Coraje, rabia y frustración fueron mi pan de cada día al enterarme de esas vejaciones, y así lo denuncié e hice público en su momento. Mi blog no me deja mentir, ahí consta que siempre les aconsejé a mis compañeros jubilados que mejor buscasen negociar con el gobierno y obtener su pensión del IMSS, sin tener que volar en Aeroméxico, porque las consecuencias fueron desastrosas, y no tardaron en manifestarse. No es lo mismo Los Tres Mosqueteros que veinte años después; cada año que vuelas es igual a trabajar 7 años en tierra, y lamentablemente varios de mis compañeros sobrecargos jubilados de Mexicana presentaron accidentes cardiovasculares prestando sus servicios en Aeroméxico, y me encantaría decirles que todos salieron bien librados… pero no fue así, algunos de ellos tristemente fallecieron.
Hoy sabemos que existe una “nueva propuesta” del grupo de jubilados defendidos por Peña Neder. Ellos, al cuarto para las 12:00, proponen algo que me parece un falso paliativo que más bien pretende calmar las aguas que ellos mismos han agitado. Han pasado de solicitar 400 millones de pesos, a tan solo 147 millones que se destinarán al pago de la modalidad 40 del IMSS. ¿Lo piden para todos los jubilados? ¡No!, otra vez nada más para su grupo, que a ciencia cierta no sabemos cuántos son; siguen engañando al decir que son 230 compañeros, mientras que en medios aseveran ser 229, pero en realidad ya son menos de 200, pues cada día que pasa más compañeros acuden a la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA) a revocarle el poder al abogado Juan Iván Peña Neder.
La nueva propuesta dice, y cito textual: “Existe una oferta por parte del Gobierno por 816 millones de pesos, cantidad que no conocían las entidades firmantes del acuerdo. El laudo nos concede un adeudo de 720 millones de pesos. La cantidad necesaria para cubrir la modalidad 40 y la generación de derechos para 230 sobrecargos jubilados es de 147 millones de pesos. Los sobrecargos proponentes estamos dispuestos a ceder el 80% de lo que dicta el laudo en su primera etapa, con la finalidad de llegar a un acuerdo.”
Ellos mismos afirman que la propuesta está en poder tanto de la Secretaría del Trabajo (STPS), como de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA), quien ya dio respuesta a este escrito, aunque de manera poco ortodoxa. Por medio de un grupo de WhatsApp la Secretaria General de ASSA, Ada Salazar dio a conocer la postura “oficial”, en la que manifestó que el día 26 de junio les había llegado al sindicato de sobrecargos dicha propuesta. Dice que al día siguiente este documento fue analizado por todos los sindicatos: ASPA, SNTTTAS, ATJEAM, ASSA y la Coalición de Empleados de Confianza, dando todos ellos una respuesta negativa.
Yo creo que la respuesta no podía ser otra, pues su propuesta no vela por la totalidad del grupo de jubilados, solo por los “230″; una extraña forma de defender a los más vulnerables. Y es que en su propio escrito, señalan que para ellos, lo que el gobierno les llegase a pagar, representaría la totalidad de su patrimonio, pues además la edad poblacional de este grupo fluctúa entre los 56 y 90 años. Nota al pie: en entrevista con un medio Iván Enríquez mencionó un jubilado de 97 años, nadie de mis compañeros sabe quién es o a quién se refiere.
Dicen los prepotentes, perdón los “proponentes” que su pretensión es obtener la cantidad más cercana que dicta el laudo; aunque en este punto también entran en contradicción, pues por un lado han mencionado en reiteradas entrevistas -y derechos de réplica- que su pretensión original era el cobro de su laudo, que se cubría con 400 millones de pesos, pero cuando mandan el documento dirigido a la actual Secretaria General de ASSA afirman que su laudo quedó firme en 2016 por 720 millones de pesos.
Demasiada ambigüedad. También en varias ocasiones han dicho que es “descabellado” que se diga que su laudo versa sobre 3 mil millones de pesos, y preguntan que ¿de dónde andamos sacando esas “cifras mentirosas”?; pues bien, en el laudo tan mentado, obtuvieron el derecho al pago de sus pensiones de por vida; un cálculo actuarial (que en su “nueva propuesta” citan) arrojó la cantidad de 2,800 millones de pesos. Entonces, ¿quién miente sobre el monto del laudo ganado?
Con todo lo anterior, y en aras de generar “empatía” arrojan lo siguiente: “La única forma de obtener una pensión más o menos digna es a través del IMSS accediendo a la llamada modalidad 40, para la cual muchos de nosotros no contamos con los recursos necesarios para volver a generar derechos y después pagar por cinco años y los que ya alcanzamos a recibir esa prestación la cantidad es baja, ya que no se tuvieron las cantidades necesarias para tener un buen alcance.”
Durante todo este tiempo, por supuesto que he intercambiado palabras con los compañeros firmantes del documento: Iván Enríquez Barragán y Rafael Ortíz Cárcamo. Las más de las veces con la rispidez propia de quienes tenemos puntos de vista encontrados. Cuando les hablé de la conveniencia de que en lugar de estarse peleando conmigo por mis puntos de vista se enfocaran en obtener la pensión del Seguro Social, ambos me respondieron que eso no era necesario, pues gozaban de una muy buena pensión por parte del Seguro Social. Ahora resulta que califican de “insuficientes” los montos que reciben.
Sostengo lo que he expresado en mis redes sociales: lo único que en realidad ha buscado este grupo es impedir la venta, no hay más. Están litigando un acuerdo que se llevó a asamblea, y se votó a favor de la venta de la marca y los bienes por mayoría. Fueron parte del mismo como agremiados a la ASSA. Si no fueron llamados como “grupo de trabajadores defendidos por el despacho Global Connection México”, ni por ASSA ni por el Gobierno Federal fue porque no tenían trabado ningún embargo. Sí, hoy los tribunales dirimen si el embargo hecho por los otros jubilados (AJTEAM) es independiente y autónomo de este grupo; pero es un litigio que puede llevarse mucho tiempo.
Para mí es evidente, lo único que están buscando con este tipo de propuestas es lavarse la cara ante la opinión pública y no quedar un como grupo intransigente, abusivo, avaricioso y oportunista. El tiempo nos dirá si lo lograron.