La narrativa de un lado u otro, es lo que día a día el auditorio nacional percibe como testigo o actor en los temas relevantes, por un lado, se magnifican logros y por otro se descalifican los intentos o aciertos. La porra oficial está convencida de que nunca se había hecho tanto por el país en todos los ámbitos y aún en temas económicos se le buscan generar méritos propios como el tipo de cambio o el crecimiento en PIB, por otra parte, tenemos a los adversarios, reaccionarios y demás adjetivos, que no admiten un solo avance o gramo de gestión destacada. Sin duda ambos extremos en nada apoyan el debate inteligente y de aportación objetiva.
Los extremos han dominado la narrativa de uno y otro lado, esta semana ya fue el debate por el contenido de los libros de texto, o bien continuar con el asunto de candidatos en donde se distraiga a la mayoría, con opciones que no logran convencer aún con todo el acarreo descarado o el participar en eventos públicos o deportivos para lograr popularidad, más no credibilidad.
Sin embargo, estamos débiles en gobernanza, que es un concepto específico, referente a los procesos de gobierno, instituciones, procedimientos y prácticas que regulan los asuntos que involucran en conjunto a la sociedad.
La gobernanza es interdependencia y coordinación negociada, participando autoridad, los agentes económicos y la sociedad. El equilibrio entre ellos genera un adecuado ejercicio y práctica para solucionar las demandas sociales y económicas, por lo que el gobierno podría atenderlas de manera eficaz, estable y legítima.
En tanto los extremos sigan siendo los protagonistas de la narrativa, seguirá estancado el modelo de centro política económica, donde los extremos radicales no dominan. En el pasado tanto el PAN y el PRI, tenían bien controlados sus extremos, pero lo excesos de corrupción, su falta de renovación de cuadros clave, el continuar empoderando caciques en el sindicalismo, la política y la economía, generó que los extremos se salieran de su control, dando como consecuencia la improvisación y oportunismo de personajes polémicos.
El tema económico tiene factores interrelacionados, recientemente FITCH Ratings, decidió rebajar la calificación crediticia de Estados Unidos (AA+), basado en temas fiscales, deterioro de la gobernanza estadounidense y a la polarización que se manifiesta con preocupación para las calificadoras.
Esto sin duda tomó por sorpresa a los inversionistas globales, hay dudas en materia fiscal por el alto endeudamiento, la menor confianza en el gobierno para resolver los problemas fiscales y de deuda. Así mismo la polarización política de los demócratas a los que acusan de ir más hacia la izquierda y a los republicanos más a la derecha, lo cual para las calificadoras es un riesgo a considerar.
Qué pasaría si ese criterio se acerca más a México, como respaldar el papel de deuda de Pemex por el hecho de que son más sus pasivos que sus activos en proporción de 2 a 1, si la deuda soberana de México tuviera menos calificación de riesgo, obvio serían mayores costos financieros.
Estos escenarios, ya no solo son por la inflación alta, sino que tendríamos efectos de mayores tasas de interés por la aversión al riesgo, la prueba de ello es que el peso mexicano perdió frente al dólar en una semana con una depreciación del 4%, así que el tipo de cambio se aprecia o deprecia más por especulación que por una fortaleza de calidad y productividad.
Este tipo de reflexión nos lleva a ser objetivos, los Estados Unidos estarán en elecciones también el próximo año, la polarización no es buena consejera, necesitamos centrarnos y ser objetivos.
Los que nos desempeñamos en el sector financiero y legal en México, debemos valorar los hechos recientes y las expectativas, las tasas de interés no bajarán en un corto plazo, eso afecta el crédito productivo y con los procesos legales de recuperación largos y costosos, hace necesario revisar bien los portafolios.
El crédito al consumo si bien su margen es alto y hay buena rentabilidad en ese segmento, hay varios casos recientes que se deben tomar en cuenta.
Por ello debemos identificar los riesgos de crédito, operacional, estratégico y de reputaciones, para evitar caer en situaciones críticas.
Riesgo de crédito: Es la probabilidad de que una persona o empresa caigan en el incumplimiento de pago. Está relacionado con la capacidad y la moral de pago del deudor. Y cuando el crédito es de un monto relevante, el riesgo está vinculado al grado de realización de la garantía constituida. Es preciso planificar el crédito adquirido, de tal modo que las amortizaciones sean pagables y no se incurra en retrasos y/o en falta de pago.
Riesgo operacional: es aquel definido por posibles pérdidas ocasionadas por errores humanos, procesos internos inadecuados o defectuosos, y fallas en los sistemas como consecuencia de acontecimientos externos. Los conceptos son muy variados: pueden ser ocasionadas por procesos, fraudes internos y externos, fraudes tecnológicos, fallas técnicas, errores o negligencia por parte de colaboradores y proveedores.
Riesgo reputacional: es el riesgo asociado a los cambios de percepción de la organización o de su marca, por parte de los grupos de interés como son los clientes, accionistas, trabajadores, proveedores, etc. El riesgo de reputación puede ser generado por el riesgo de crédito, el de mercado y el operacional.
Riesgo estratégico: es el riesgo que está relacionado con el impacto que pudiera tener en los ingresos y el capital debido a la toma de decisiones adversas de negocios, o la mala aplicación de dichas decisiones, o por la falta de capacidad de respuesta ante los cambios desarrollados en la industria en que se desempeña la organización. Lo ideal es contar con una adecuada planificación y gestión de la organización que permita asegurar el cumplimiento de los objetivos estratégicos.
Los riesgos deben ser valorados tanto en el sector privado como en el sector público. Elementos clave como la liquidez de una empresa o una entidad pública tienen efectos directos en la economía local, regional y nacional. Cuando el flujo no es suficiente se patea el bote renegociando deuda y pagos a largo plazo. Lo cual involucra mayores costos financieros, si bien se quita presión de corto plazo, se apalanca a las siguientes administraciones y generaciones.
En el discurso actual, de que nunca se había hecho tanto, ya sea en materia de salario mínimo con incrementos relevantes, tasa de desempleo mínimo histórico, los programas sociales, entre otras decisiones, no hay duda de que se puso atención en la base, en disminuir desigualdad económica, lo cual se traduce en un fuerte apoyo popular.
Pero por otra parte está la limitada gestión presupuestal de recursos futuros para mantener programas sociales, así como para también cubrir los sobrecostos de las obras emblemáticas y falta de transparencia de información presupuestal que no gusta responder en esta administración. Así como también la alta tasa de informalidad (60%) que reduce el mercado financiero formal y la inclusión financiera, continúan los índices de inseguridad regional, que afectan el costo y la inversión privada.
Somos afortunados del nearshoring, ni idea tenía esta administración del tema, lo importante es que ya lo registró y ahora ese elemento debe ser aprovechado en regiones específicas, es claro que las aportaciones económicas y sus posibles derramas productivas de las obras emblemáticas no se verán en esta administración sino para mínimo la próxima, eso sí, siempre y cuando se dé continuidad y recursos para subsidiar a Pemex y concluir el Tren Maya, Dos Bocas y el Interoceánico.
El nearshoring debe estar asociado a un nearfriendly, las cadenas productivas deben consolidar e integrar manufactura y valor agregado para no solo ser ensambladores. Esto sin duda será más notorio en el norte y el Bajío por diversos factores de conveniencia. Así que estas oportunidades por el entorno global, deben ser aprovechadas por el gobierno y la sociedad.
En el sector privado y público, debemos estar muy conscientes de las responsabilidades y obligaciones, nuestros accionistas y la sociedad (según sea el caso), el consejo de administración en las empresas o los congresos en el sector público, deben saber las oportunidades y riesgos en los que vamos a participar de manera, local, regional, nacional o internacional.
Es un proceso de selección natural, sobreviven no los más grandes o más fuertes económica o políticamente, sino los que saben adaptarse a los cambios y en el sector privado o el público, eso está probado, nada ni nadie es para siempre.
Las instituciones privadas pueden cambiar de nombre, de logo, de accionistas, de todo lo que quieran, siempre y cuando guste y tengan la preferencia de sus clientes. En el caso del sector público, se aplica en su gestión con la sociedad, si lo hacen bien funciona, sino ya saben lo que sigue.
Twitter: @MarioSanFisan | PROMETEO (previsión/prospección) | CEO FISAN SOFOM ENR
Banquero a nivel Directivo con más de 30 años de experiencia de negocios. Ex Presidente Nacional AMFE corporativo@fisan.com.mx