Ahí andan algunos sa cerdotes cómo el tal obispo emérito y “candente” Salvador Rangel, tanto pactando con el narcotráfico -según sus propias palabras- para que las festividades de Semana Santa se lleven a cabo en “paz”, como, operando en contra de gobiernos de Morena -nunca contra el PRIAN-, pasándose por el arco del triunfo la separación entre la iglesia y el Estado apoyando a partidos políticos de derecha.
No se trata de hacer mofa de las preferencias del conservador obispo -conservador de dientes para afuera-, sino señalar la hipocresía de un sector de la sociedad que rápidamente intentó apuntar su dedo flamígero al gobierno federal por el extravió del sa cerdote y que ahora intenta fingir demencia por las circunstancias en que fue encontrado.
El señor, que no se aparecía precisamente “cada venida de obispo”, fue encontrado en una habitación, rodeado de condones, preservativos y con cocaína y calmantes en la sangre. Una pachanga digna de la trilogía de “churros” cómicos “The Hangover”, nada más que versión iglesia mexicana.
Ya a estas alturas lo mejor que el señor obispo podría hacer, rotos ya sus votos de castidad y muchos otros, es retirarse de la vida pública y política y vivir su vida libremente. Eso sí, con el pachangón y “pasón” que se dio, queda corroborada una vez más aquella frase, que la “doctrina de la derecha es la hipocresía”.