Gran golpe al crimen organizado, con la particularidad de dar el golpe a los miembros de ayuntamientos asociados con el crimen, desde presidentes municipales, síndicos, secretarios de seguridad pública y jefes policíacos. Sin embargo, no falta el maldiciente qué osa compararlo con el grotesco operativo aquel orquestado al principio del tristemente célebre “michoacanazo”, insisto, una aberración administrativa, política y jurídica...

Y es que, de entrada, el entonces presidente Calderón actuó con un sesgo político imposible de ocultar: toda la fuerza del Estado para intentar exhibir a una entidad históricamente identificada con la izquierda (obsesión enfermiza se Calderón Hinojosa). En el operativo de la semana pasada, de entrada, se concentraron los esfuerzos en un estado, cómo el Estado de México, que es gobernado por Morena, y en el cuál, muchos de los más de 300 detenidos son emanados del partido en la presidencia, a diferencia total pues, del fallido ‘michoacanazo’, proceso en el cual además, los expedientes fueron tan pésimamente mal armados y sustentados, que prácticamente todos los entonces detenidos fueron puestos en libertad instancias judiciales.

Diferencias, cómo vemos, son radicales entre dichos operativos, con el plus de que se envía un contundente mensaje a toda la clase política en México, con especial énfasis en un eslabón cuya podredumbre está más generalizada de lo que la mayoría creemos y que son las presidencias municipales, mensaje mismo que en algo debe surtir efecto, cuándo menos para disminuir el grado de cinismo qué resulta de que grupos criminales paguen las campañas político electorales de los ediles, con el fin de tenerlos de aliados, esto con los asegunes referentes a las diferentes actividades delictivas propias de cada municipio.