Con una economía estadounidense tambaleante, una bajísima aprobación de Joe Biden y una persistente crisis social y política, las posibilidades de reelección del actual presidente se esfuman, tanto por sus inocultables limitaciones físicas, cómo por la fortaleza entre los electores de Donald Trump.
Aún siendo uno de los peores presidentes de las últimas décadas, Trump sigue manteniendo una fuerte base de seguidores en el Partido Republicano, sumado a las personas que seriamente considerarán votar por el ex conductor de Reality Shows a manera de “voto de castigo”.
Sin embargo, las instituciones controladas por el Partido Demócrata no dejarán que Trump llegue de forma sencilla a lo que sería su tercer contienda presidencial.
Trump será indiciado por violar la ley de espionaje en vigencia en los Estados Unidos, en específico la Sección 793 de la misma, que prohíbe la difusión de cualquier información vinculada a la “defensa nacional”.
La ineptitud de Trump y su equipo dieron pie al hallazgo de material clasificado en su residencia ubicada en Palm Beach, Florida, tiempo después de concluido su gobierno en enero del 2021.
Trump deberá presentarse ante la corte de su estado y versiones difundidas en medios estadounidenses señalan que existe la posibilidad de que el ex presidente sea arrestado.
Aún así, lo que hizo Trump se suma a una larga lista de los crímenes que han cometido los presidentes en funciones de EU.
Lo interesante es que mientras a personajes cómo Bush, Clinton y Obama no se les persiguió por los crímenes de guerra que a todas luces cometieron en Irak, los Balcanes y Afganistán, entre otros países, con Trump si hay “mano dura”.
La operación para detener a Trump cómo sea ya está en marcha ante un debilitado Biden y el disgusto de otros sectores del poder fáctico norteamericano con el expresidente. ¿Lo lograrán?