“Cuánto más pequeño es el corazón, más odio alberga.”
Víctor Hugo
El fin de semana vivimos, los aficionados al fútbol, una fase de partidos de repechaje de locos. Los clubes qué llegaron de rebote, incluso de forma inmerecida, dirán algunos, a dicha instancia, vencieron al campeón vigente (el Pachuca) y al León, respectivamente, el club del Bajío quizás, junto con el América, el que mejor fútbol había venido mostrando en el presente torneo; lo casual no es tanto que cayeran los ultra favoritos en esos partidos, ni que lo hayan hecho cómo locales, sino que hayan sido ambos del mismo grupo (de la Familia Martínez) los que sucumbieron, al tiempo que las dos escuadras del grupo archi rival, se puede decir en este caso ya, sin ambages, enemigos, es decir, el Grupo Orlegui, encabezado por Alejandro Irarragorri hayan calificado (el Santos y el Atlas). Y más aún luego de una semana de dimes y diretes públicos entre dueños de clubes de la primera división mexicana.
A últimos años se viene esparciendo la especie de un poder corruptor dentro de la Federación Mexicana de Fútbol, por parte justamente de Grupo Orlegui, que parece haberse hecho del control de no pocos hilos y resortes en el mundo pambolero mexicano, cómo por ejemplo, haber impuesto al DT de la selección mexicana, entre otros puestos clave, en detrimento de Grupo Pachuca, con quien la animadversión crece y crece cómo la espuma, sin el pudor siquiera ya del disimulo, cómo por ejemplo el detalle de la imagen qué colgó, a manera de abierta burla a Don Jesús Martínez, Alejandro Iraragorri en su cuenta de Twitter, al minuto de terminado el partido Pachuca Vs Santos, en el que, cómo se sabe, el club de la Laguna de Grupo Orlegui, dejó fuera, para sorpresa de propios y extraños, al todavía campeón, el conjunto hidalguense.
Y es que el meollo de todo este embrollo viene al revisar las actuaciones de los dos porteros de los equipos del Grupo Pachuca (el León y el Pachuca), el mexicano Rodolfo Cota y el argentino Oscar Ustari, dónde se aprecian errores obscenos de parte de ambos, nunca propios de un jugador profesional, máxime de dos qué comparten el inmenso logro de haber ganado el ansiado Oro olímpico, Ustari en Beijng 2008 (junto con Lionel Messi) y Cota en Londres 2012. Si bien el León no perdió directamente en la cancha, el abierto pique entre ambas cabezas de sendos grupos empresariales y deportivos, dan a más de uno a pensar en algo nunca antes visto en el fútbol mexicano, y que son los amaños en los partidos, azote que ha puesto en jaque a ligas tan poderosas cómo la italiana y la española, por ejemplo. No sólo la Familia Martínez debe estar harto preocupada con las lastimosas y suspicaces actuaciones de sus dos arqueros estrella, sino que también toda la familia que conformamos al fútbol mexicano, desde el mandamás más encumbrado, hasta el más modesto de sus aficionados.