Dicen por ahí que mucho ayuda el que no estorba; y en México algunos deberían de estar mas conscientes de sus propias limitaciones al tratar de desempeñar roles que no les corresponden, sobre todo en política, y más aún, en los tiempos que nos están tocando vivir.

Claudio X. González, se ha autoproclamado como el líder moral de la oposición en nuestro país, uno de los principales detractores a las políticas del presidente López Obrador, y en una figura protagónica que tiene a los dirigentes de los principales partidos comiendo de su mano.

Sin embargo, contar con los recursos suficientes para organizar este tipo de movimientos no garantiza que la persona tenga la capacidad, méritos, experiencia ni tablas para desempeñar ese papel que le dio la gana tener. El dinero no compra el talento, ni mucho menos compra la simpatía de la gente.

De poco le sirve su título de Stanford o el puesto rimbombante que su padre le dio en su empresa, si no ha sido capaz de salir de su jaula de oro para conocer el México real, que no es un México de solo números, ni que se puede arreglar desde una sala de juntas de Polanco. Ese error, es precisamente lo que derivó en el cambio de régimen del país, la pérdida de la sensibilidad política de nuestros anteriores gobernantes, y la falta de contacto con la amplía mayoría de la población, los más olvidados.

Por eso cuando Claudio habla, no se da cuenta que sus palabras y acciones tienen un efecto tipo boomerang, que terminan golpeándolo a él y a sus aliados con más fuerza. No entiende que su postura soberbia y ególatra, viene a legitimar el ya añejo discurso de la 4T sobre la mafia del poder, sobre los privilegiados como él, y sobre el interés que existe de las élites por recuperar su posición de mando. Claudio lo debe de saber y si no se lo deben de decir.

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Su última pifia en Twitter, en donde de manera retadora quiso exhibir a quienes apoyan al gobierno y su partido, lo único que provocó fue darle gasolina a ese discurso presidencial, a servir como distractor para dejar atrás los temas realmente importantes y controvertidos como la reforma eléctrica, el aeropuerto, dos bocas, la economía, etc.

Una x más a Claudio quien falla otra vez. Ni con dinero, ni su supuesta preparación académica, ha tenido la visión y el compromiso de impulsar nuevos liderazgos que a diferencia suya, si cuenten con el compromiso social, con la legitimidad y con la empatía de la población, para competirle a Morena rumbo a la elección presidencial del 2024, que ya se encuentra a la vuelta de la esquina.

Si sigue fallando, y acumulando tachitas, al rato su nombre va parecer más el de un actor porno, que el del empresario e intento de político que en realidad es.