El actor Roberto Palazuelos se ha sumado recientemente a la lista de personajes públicos que buscarán un espacio en la política en las elecciones de este año. El llamado “diamante negro” pretende alcanzar la candidatura de la coalición PRD-PAN para contender por la gubernatura de Quintana Roo. Hace algunos días se reunió con el exgobernador Mario Villanueva (lo cual no necesariamente augura algo positivo) en Chetumal. Según fue reproducido por la prensa, ambos dialogaron sobre el estado actual de Quintana Roo y el ex mandatario le expresó su respaldo.
Con ello, Palazuelos quiere integrar el distinguido (nótese la ironía) grupo de ex actores y deportistas que tienen la intención de inmiscuirse en la política. Desafortunadamente para México, la experiencia de nuestro país con estos personajes no ha sido buena. Allí tenemos a Cuauhtémoc Blanco, quien lejos de haber ayudado al estado de Morelos, ha estado envuelto en sospechas de haber realizado negocios con miembros del crimen organizado. Carmen Salinas, quien falleció hace unos días, no aportó nada desde su curul en la Cámara de Diputados. Lo mismo ha ocurrido con Sergio Mayer y tantos otros personajes surgidos del deporte y de la farándula.
Palazuelos, como es bien sabido, tampoco cuenta con la menor experiencia en el gobierno ni en el diseño e implementación de políticas públicas. Por el contrario, su vida reciente ha estado marcada por la ostentación sobre sus cantados éxitos empresariales y por sus ocasionales apariciones en algún canal de la televisión mexicana para fanfarronear sobre alguna u otra cosa.
El lector recordará, de igual manera, la controversia generada por Palazuelos ante su amenaza de demanda contra el cantante Luis Miguel por haber incluido en su exitosa serie un capítulo donde se pinta al personaje que interpreta a Roberto como un amigo acomodaticio que no buscaba más que vivir a la sombra del sol de México. Palazuelos, con esa actitud soberbia y altiva que le caracteriza, aseguró que interpondría un recurso contra los productores de la serie. Desde luego se trató de una mera provocación con el objetivo de atraer reflectores.
En suma, es una pena que personajes públicos sin la menor experiencia política busquen ocupar cargos de altísima responsabilidad que exigen un verdadero compromiso con el interés general, con el bien público y credenciales probadas para el complejo trabajo de gobernar. Veremos si Roberto Palazuelos seguirá el camino del impresentable Cuauhtémoc Blanco y de otros actores en retiro que buscan muy tardíamente dizque trabajar por el bien de México. Nuestro país merece un mejor destino.