Morena tiene que demostrar que es un partido plural y democrático en todos los sentidos, sobre todo para evitar la suspicacia y los comentarios que se han generado con una encuesta que, la dirigencia, dice que es transparente cuando -en los hechos- es todo lo contrario, porque ha dejado mucha inconformidad debido a las injusticias que se han cometido durante procesos que la han ocupado en la toma de decisiones. Algunos han merecido la designación, pero otros no, lo que desnuda un sinfín de negativos toda vez que no se han sentado las bases de una auténtica democratización.

Para que esta situación cambie la dirigencia debe de tomar en cuenta criterios más transparentes. Es decir, reglas de participación que garanticen el piso parejo. No basta, ya lo hemos dicho, que apliquen una encuesta que carece de claridad desde sus mecanismos que controla únicamente el partido, hasta su publicación.

Eso debe de cambiar sí Morena quiere unidad en el proceso interno rumbo a la sucesión presidencial. La mayoría de aspirantes no están dispuestos a avalar un mecanismo como el que habitualmente utiliza el órgano del partido.

Sabemos que, en ese sentido, han propuesto una metodología a través de instituciones de prestigio totalmente ajenas al partido para no generar un conflicto de intereses. En relación con eso, las sugerencias que por escrito le han hecho llegar a Mario Delgado, es elegir las diez instituciones mejor evaluadas y, a la postre, utilizar el método de insaculación para escoger únicamente a cinco encuestadoras ante la inminente necesidad de evitar más suspicacias.

Y, sin tanto enredo, que la pregunta expresa sea: ¿quién de los cuatro aspirantes quieres que sea el candidato de Morena? En virtud de ello, que las cinco metodologías concluyan quien obtiene mayor respaldo de la militancia y simpatía del partido. Frente a ese gran reto, los órganos de dirección tienen que tener, desde este momento, un esquema de debates para que la sociedad vaya evaluando el desempeño de cada uno de los presidenciables, especialmente para que las propuestas se conviertan en un criterio o juicio en la toma de decisiones.

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Ojalá que eso sea posible a la brevedad de acuerdo con la misma propuesta que ha nacido de los aspirantes a la silla presidencial. Sería muy bueno escuchar los argumentos de cada uno a detalle. Y algo aún más interesante, observar a Ricardo Monreal cara a cara con Claudia Sheinbaum; o con el propio canciller, Marcelo Ebrard, así como al secretario de Gobierno, Adán Augusto.

A ellos cuatro la militancia y la simpatía de Morena quieren verlos debatir. De hecho, Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard, han mostrado disposición y, sobre todo, preocupación porque para qué esta situación pueda llevarse a cabo tienen que establecerse reglas de participación claras. Dicho en otras palabras, piso parejo presidencial, especialmente para evitar desencuentros internos, y para que se ponga fin al uso descarado de publicidad que circula a mansalva por todo el territorio nacional.

Dejar de utilizar propaganda y publicidad sería lo más justo ¿no?

Por esa razón, es una tarea que Morena tiene que efectuar, ni más ni menos, que a la brevedad posible, en especial para que se lance la convocatoria interna donde se especifique claramente la equidad de la contienda. En ese sentido, Mario Delgado puede comenzar mostrando apertura después de meses y meses en que todavía seguimos padeciendo la exclusión y el favoritismo.

El llamado a la unidad comienza desde adentro del seno morenista. A raíz de ello, algunos aspirantes han pedido a la dirigencia del partido, un esquema de foros para que se contrasten ideas a través de un debate interno donde asistan Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto y Ricardo Monreal. Si hay voluntad seguramente esa será la tónica a unos meses de la elección del candidato de Morena.

De hecho, esa necesidad surge para que la sociedad tenga su propia opinión de los aspirantes desde un juicio más objetivo. Es decir, cada perfil tendrá su punto de vista de los temas que se propongan o planteen en el curso de estos meses y, posteriormente, saldrá una evaluación de la población civil que sirva como criterio para tomar decisiones de quien debe ser el perfil que tome el timón de la Cuarta Transformación.

A propósito, el senador Ricardo Monreal se ha declarado listo para debatir pues ese ejercicio es necesario para dar apertura a la democracia interna de Morena. Será que, en esa dinámica, algunos de los aspirantes saben el potencial y poder político que tiene el coordinador de los senadores de Morena y, por esa razón, no han emitido alguna postura. Puede ser porque, en todos los sentidos, el zacatecano es el perfil más hábil y sagaz, lo mismo quien mejor domina la narrativa y el lenguaje corporal.