Te has ido, pero tus letras quedan. Tu sentir nos impregna, nos conmueve…
A pesar de tu dolor físico nunca perdiste la fuerza, la entereza para seguir adelante y vivir… Te sometías a una cirugía mayor y no dejaste de pensar en los demás, en los que padecen alguna enfermedad y no tienen los recursos. Tú, bajo las blancas e intensas y frías luces del quirófano, pensabas en los demás; en las miles de personas que no tienen nada, que solo poseen ese agudo y terrible dolor que los aqueja por una grave enfermedad y que están sumidos en la desesperación y tristeza porque no hay manos para brindarles ayuda, ni siquiera para que ese trayecto a la muerte sea menos doloroso…
“Enfermarse en este mi país, México, huele a muerte y a vida”, escribiste apenas hace unos días. Y sí, Claudia Santillana, a eso huele nuestro país. A muerte, sobre todo para los que menos tienen, un hedor de angustia y soledad…
“Tenía unos 8 días de haberme ausentado de escribir mi columna, es una de las cosas que más he extrañado”. Tus letras quedarán para siempre, Claudia…
Escribir es maravilloso, expresaste tu sentir, Claudia; sacaste todo lo que tenías ahí atorado en el alma: el dolor, la frustración... siempre pensando en los demás, con la esperanza de tocar o sensibilizar aunque fuese un solo corazón y tú lo hiciste con muchos…
Escribiste en tu última columna, “En mi mente y corazón estuvieron presentes miles de personas que no pueden operarse por falta de recursos económicos. Ellos se mueren sin duda”. “El cansancio es mucho todavía, por eso les ofrezco una disculpa por ser tan breve mi columna en esta ocasión”.
A pesar del cansancio seguiste escribiendo, por eso tus letras llegan más hondo, se instalan, al menos, en mi corazón y siempre habrán de hablarme…
“Solo quiero decirles a los que tengo el honor de que me lean que estoy hoy con vida. Solo por hoy”, manifestaste. Y Claudia, seguirás viva en todos nosotros…
Tienes razón: sí, la vida es solo por hoy… ya ni siquiera por hoy, porque se nos va en un instante.
Siempre pensaste en los demás. Tu noble sentir debe impregnarse en el corazón de cada uno de nosotros e instalarse, arraigarse ahí por ti y por todos; porque la mayoría son ajenos a los sentimientos y a las necesidades de los demás; nada les importa. Las lágrimas que derrama el que sufre se evaporan y nadie se da cuenta. Nadie, pero tú sí las inhalabas y expresabas… y así debemos ser todos.
Claudia, donde quiera que estés te mando un gran abrazo. Que tu entereza y sobre todo esa humanidad de la que eras y eres aún dueña, se esparza por este mundo. Nos dejaste un gran legado. Estarás en nuestra mente y corazón y hemos de ver, de luchar por todos aquellos que están padeciendo alguna enfermedad y no tiene recursos, hemos de extenderle la mano…
Estoy segura que desde donde estés seguirás haciéndolo tú. Me duele tu partida, porque seres nobles como tú hay pocos…
Así cerraste tu última columna: “Prometo volverme a conectar con el mundo para todos ustedes”.
Claudia, aquí estás conectada con nosotros por siempre… Sigue tocando corazones desde donde estés, porque aquí hay muchos inmunes a la empatía; miles están endurecidos ya…
Gracias por ese amor a la vida Claudia Santillana y, sí, hemos de estar solo por hoy, por el instante…