El arranque de los Juegos Olímpicos en París, Francia, se ha distinguido por enfrentamientos y reclamos. Es innegable que en el contexto de la guerra que aniquila a civiles en Palestina por parte de Israel, el espíritu deportivo tiene poco espacio.

Durante el partido olímpico de futbol de Israel contra Mali, varios asistentes realizaron una protesta pacífica levantando banderas de Palestina y formando la frase “Free Palestine” (Palestina Libre) mientras el equipo de Israel estaba en la cancha. El deporte quedó de lado: mientras algunos aficionados de Israel trataban de arrebatar las banderas de Palestina que ondeaban, ciudadanos de todo origen brindaron visibilidad a los crímenes de guerra que ha cometido Israel en la Franja de Gaza.

Se trata de la primera participación de Israel y a la vez, los reclamos internacionales se dan un día después de que ante el Congreso de Estados Unidos, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, pronunciara un discurso defendiendo la postura de mantener los bombardeos y ataques sobre la Franja de Gaza hasta la “victoria total”, contrario a las determinaciones de la Corte Penal Internacional de La Haya, que ha solicitado órdenes de arresto y detener el genocidio que ha quitado la vida a más de 39 mil personas civiles palestinas asesinadas, entre ellas unos 19 mil niñas y niños, con más de 21 mil menores desaparecidos entre los bombardeos.

Aficionados israelíes intentan arrebatar bandera de Palestina e increpan a los usuarios que protestaban pacíficamente.

La paradoja de los Juegos Olímpicos 2024 es el contexto de hermandad deportiva entre países mientras Israel pide a Estados Unidos incrementar y acelerar el envío de armas y bombas a Israel para continuar la guerra y “terminar el trabajo más rápido”, como dijo Netanyahu este miércoles.

El reclamo legítimo y frontal es lo mínimo que podría esperarse ante el sionismo que defiende los crímenes de guerra contra Palestina, un mensaje que recuerda al mundo que la neutralidad ante la injusticia es, en realidad, un apoyo para el opresor.

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También en el contexto de la migración con origen de Sudáfrica y Marruecos, la narrativa sobre el riesgo y violencia por parte de esas nacionalidades se ha recrudecido en redes sociales después de que Marruecos venció a Argentina 2-1 este miércoles. Argentina anotó un increíble gol del empate 2-2 al minuto 105, es decir, a los 15 minutos del tiempo extra y la furia de los marroquíes se desató.

El gol de Cristian Medina fue antesala con la que aficionados opuestos lanzaron botellas, basura, botes y objetos a los jugadores, encendieron petardos e inclusive, invadieron el campo. El nivel de violencia y la incapacidad para controlar la situación terminó en que el VAR anuló el gol más de una hora después de que se había anotado. El VAR es el “Video Assistant Referee”, o Árbitro Asistente de Video, una tecnología utilizada en el futbol para revisar decisiones tomadas por el árbitro principal mediante el uso de video. Este sistema se implementa para corregir errores claros y obvios en situaciones específicas del partido, aunque en este caso, la decisión pareció más bien política.

El inicio de los juegos olímpicos más politizados de la historia también mantiene un debate abierto del nacionalismo europeo en contra de los migrantes pues una campaña dirigida a las mujeres brinda consejos sobre cómo evitar violaciones tumultuarias y agresiones sexuales por parte de migrantes marroquíes y sudafricanos que han llegado a París en los últimos años.

Ese debate que no tiene nada que ver con el deporte, se da en el contexto de un alza en los niveles delictivos que los franceses y europeos atribuyen a la flexibilidad de sus gobiernos para permitir la llegada de migrantes.

Apenas el sábado, una mujer australiana sufrió una violación en grupo que quedó documentada por cámaras de la zona céntrica de París. La víctima le dijo a la policía que fue atacada por un grupo de cinco hombres “de apariencia africana” y violada brutalmente alrededor de las 5 a.m. antes de escapar y buscar seguridad en la cercana tienda de kebab Dounia. La víctima viajó a París para ser espectadora de los Juegos Olímpicos.

Tras el ataque, se han organizado varias vigilias en París y Australia, mostrando apoyo a la víctima y condenando la violencia. Es indignante que, incluso al asistir como espectadoras a los Juegos Olímpicos internacionales, las mujeres sean doblemente asediadas. Organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres han aprovechado esta dolorosa ocasión para llamar la atención sobre la prevalencia alarmante de la violencia de género y la urgente necesidad de implementar políticas más estrictas para proteger a las mujeres.

Para cerrar con broche de oro, alentando rumores de que París 2024 es la escena “perfecta” para actos terroristas en venganza de la ofensiva contra Hamas, un “ataque masivo” consistente en incendios provocados en los conductos de fibra óptica de los trenes de alta velocidad ha impactado las líneas ferroviarias francesas en París, afectando a 800,000 pasajeros justo antes de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos.

La injusticia internacional y los crímenes específicos contra mujeres y menores empañan los Juegos Olímpicos en los que se ha hablado mucho más de todo, menos de deporte. Por un lado, el mundo debería de solidarizarse y detener los crímenes de guerra en contra de Palestina mientras que los noticieros enfocan toda la energía en documentar este evento antes que la crisis humanitaria detonada por Israel, por otro lado, ni siquiera por ser olimpiadas en paridad, las mujeres pueden ser libres ni asistir en paz a participar o disfrutar del deporte y lo peor de las venganzas nacionalistas es que los afectados son ciudadanos que han tenido la osadía de viajar a París.