La Universidad Autónoma de Occidente, en Sinaloa, de nueva cuenta agrava una crisis que había estado en calma tensa. Y es que a seis meses de la ¿elección? del actual ¿rector? se ha reavivado el debate sobre si Pedro Flores Leal es rector legítimo o no en la Institución Lince.

Este lunes comenzó a circular un documento de la unidad de transparencia de la UA de O, en el que responden que no existe un acta de asamblea de la Junta de Gobierno que respalde el nombramiento de Flores Leal como rector.

Es decir, es más que fácil pensar que a Pedro Flores lo eligieron en lo oscurito durante una sesión virtual en la que muy probablemente no hubiera consenso por parte de los integrantes de la Junta de Gobierno para elegir a Pedro Flores como sucesor de Sylvia Paz Díaz Camacho.

En consecuencia, es también muy fácil pensar que la ex rectora metió las manos en el proceso, y por voluntad propia ungiera a Pedro Flores como su sucesor. La ausencia de un acta de asamblea que refleje la votación de la junta es una evidencia más que ilustrativa de lo opaco que se ha llevado el proceso del cambio en rectoría.

Desafortunada la respuesta del “rector” Pedro Flores al ser cuestionado sobre el caso, y pedir que se diga quién fue la persona que solicitó dicha información. El hecho es solo uno: no existe acta de asamblea de la junta de gobierno que le avale.

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La molestia de la comunidad universitaria es ahora completamente legítima. Recordemos las constantes manifestaciones e inconformidades luego del nombramiento de Flores Leal, que incluso derivaron en iniciativas para reformar la Ley Orgánica de la universidad y en consultas al interior de la institución que arrojaron resultados lapidarios en contra de la administración. Todo mal para Sylvia Paz, Pedro Flores y su grupo.

Más grave el trascendido de que es que los jóvenes egresados no pueden acceder a su título de manera rápida porque la firma del rector podría no ser válida. Un trámite de la Universidad ante la SEP que podría solucionarse en cuestión de horas, no ha sido resuelto y hoy, podemos comenzar a entender el porqué.

Desde el seno de los disidentes reconocen una lucha dispareja, alegan imposiciones de personajes sin perfil en jefaturas y coordinaciones, denuncian persecución política al interior de la universidad y amenazas. Desde rectoría operan con el miedo.

Con todo ello, el propio Flores Leal es víctima de fuego amigo. Un vicerrector otorga nombramientos sin conocimiento del rector y opera en acuerdo directo con la exrectora. La respuesta de la unidad de transparencia que tronó como bomba para el “rector” y su filtración, tiene la mano de esa vicerrectoría.

Por su parte, gobierno del estado se ha mantenido al margen, respetuoso de la autonomía universitaria. Incluso los pronunciamientos al respecto por parte del propio gobernador han sido cautos y justamente de eso, de respeto. Dicho respeto en rectoría lince lo han interpretado como “luz verde” para “hacer y deshacer” escudándose en la tergiversada autonomía.

Ya veremos cómo evoluciona el tema al interior de la Universidad Autónoma de Occidente. Amén de cualquier situación legal, los universitarios están a expensas de un Consejo Universitario controlado a modo por el equipo actual en rectoría. La comunidad universitaria espera con ansias la elección del nuevo Consejo para entonces sí, votar todo lo que sea en contra de la actual administración y posteriormente, deshacerse de un rector que desde el día uno ha sido rechazado por la mayoría de universitarios.

Hoy por hoy, lo más fácil pensar es que la disidencia tiene la razón. Es muy fácil pensar que la sucesión fue mal llevada. Es también muy sencillo pensar que existió mano negra en el nombramiento de Pedro Flores. En consecuencia, todo ello estaría empañando los años de administración de la ex rectora Sylvia Paz Díaz que, he de decir, no me parece que haya tenido una mala gestión, sino todo lo contrario.

Vanessa Félix en X: @vanessafelixmx