Se suele decir que las comparaciones son odiosas, y coincido con ello, pero en el tema que nos ocupa y que resulta de vital relevancia para la dignidad y soberanía de nuestro país, me permitiré exponer aquí las muy diversas formas de reaccionar de dos presidentes de México ante amenazas de un mismo personaje, el polémico -y odiado cada día más por los mexicanos-, Donald Trump.
La inmigración ha sido el tópico que ha generado las dos amenazas con las que el ex presidente de los Estados Unidos de América del Norte intentó intimidar a los gobiernos de Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador.
A principios de abril de 2018, Trump intensificó sus críticas contra la política de inmigración, la legislación que al respecto había en el Congreso, la caravana de inmigrantes que atravesaba México y lo que él llamaba leyes débiles fronterizas, así que firmó un memorándum presidencial para enviar tropas de la Guardia Nacional a la frontera con México. En el memorándum, Trump dijo que “la seguridad de Estados Unidos está en peligro por un aumento drástico de la actividad ilegal en la frontera sur”.
Trump había sostenido: “Le dije a México, y respeto lo que hicieron, dije, mira, tus leyes son muy poderosas, tus leyes son muy fuertes. Tenemos leyes muy malas para nuestra frontera y vamos a estar haciendo algunas cosas, hablé con (el secretario de Defensa James) Mattis, vamos a hacer algunas cosas militarmente. Hasta que podamos tener un muro y una seguridad adecuada, vamos a proteger nuestra frontera con los militares”.
Y remató: “No podemos permitir que la gente ingrese ilegalmente a nuestro país, desaparezca y, por cierto, nunca comparezca ante el tribunal”.
Trump amenazó que cancelaría las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), -hoy T-MEC-, si el gobierno mexicano no detenía a los centroamericanos.
La respuesta del entonces presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, fue inmediata y contundente.
En un mensaje a la nación y dirigido a Donald Trump, exigió respeto hacia el pueblo mexicano y condenó la retórica negativa empleada por el magnate republicano. Cito:
“Presidente Trump:
“Si usted quiere llegar a acuerdos con México, estamos listos. Como lo hemos demostrado hasta ahora, siempre dispuestos a dialogar con seriedad, de buena fe y con espíritu constructivo.
“Si sus recientes declaraciones derivan de una frustración por asuntos de política interna, de sus leyes o de su Congreso, diríjase a ellos, no a los mexicanos. No vamos a permitir que la retórica negativa defina nuestras acciones.
“Sólo actuaremos en el mejor interés de los mexicanos.
“Evocando las palabras de un gran Presidente de los Estados Unidos de América: no tendremos miedo a negociar. Pero nunca vamos a negociar con miedo.
“Estamos convencidos de que, poniéndonos de acuerdo, como amigos, socios y buenos vecinos, a ambos países nos va a ir mucho mejor que confrontándonos.
“Estamos listos para negociar, sí, pero siempre partiendo de la base del respeto mutuo.
“Hay algo que a todos, absolutamente a todos los mexicanos nos une y nos convoca: la certeza de que nada, ni nadie está por encima de la dignidad de México”.
También le dejó claro:
“Los mexicanos podemos tener diferencias entre nosotros, y más aún en tiempos de elecciones, pero estaremos siempre unidos en la defensa de la dignidad y la soberanía de nuestro país”.
La firmeza con que México respondió a la amenaza fue motivo de portadas en todos los diarios nacionales y más allá de nuestras fronteras. The Washington Post calificó de “notable” el mensaje, mientras que Los Angeles Times subrayó la “enérgica” crítica del mandatario mexicano y otros medios internacionales también celebraron la postura fijada por el mandatario mexicano.
El pasado sábado, el mismo Donald Trump, durante un mitin en Ohio, se burló del presidente Andrés Manuel López Obrador, al recordar cómo fue que en 2019, siendo él presidente de los Estados Unidos de América, consiguió que México desplegara más de 28 mil soldados para detener a migrantes, tras amenazar con imponer aranceles.
“Nunca he visto a nadie doblarse así”, aseguró. Aunque no lo identificó por su nombre, mencionó que habló con el “máximo representante de México justo debajo del más alto, justo debajo del Presidente”. Esto, en alusión a la visita que realizó el canciller Marcelo Ebrard a Estados Unidos entre el 2 y el 7 de junio de 2019.
“Pero entonces lo miré y le dije ‘no crees que vas a hacer esto’ verdad?… ellos dijeron ‘no vamos a hacer nada de eso, por qué lo haríamos, no les vamos a dar 28 mil soldados gratis’, y yo les dije, sí lo van a hacer, porque ahora es viernes a la una de la tarde y el lunes a las ocho de la mañana les voy a poner una tarifa de 25 por ciento a todos los autos que robaron a nuestra industria, robaron el 32 por ciento de nuestra industria, cada automóvil que ingresa a los Estados Unidos tendrá un impuesto o tarifa de 25 por ciento y cualquier otro producto que quieran vender en Estados Unidos tendrá una tarifa aproximada de 25 por ciento, empezando el lunes a las 8 de la mañana, y él me miró y me dijo, ‘señor será un honor tener 28 mil soldados en la frontera, será un honor tener el programa ‘permanecer en México’…”.
En el mismo escenario en Ohio, Trump se refirió a López Obrador como un “socialista de los que le gustan”.
El tema es que la mañana de este lunes, el mandatario mexicano no negó lo dicho por el expresidente estadounidense. “Él es así, y hay que ver las circunstancias, no voy a polemizar sobre eso”, dijo AMLO en su conferencia Mañanera, y agregó, “A mi me cae bien el presidente Trump aunque es capitalista. Lo cierto es que nos entendimos y fue bueno para las dos naciones”.
Sea de nuestro agrado o no, la figura presidencial de Enrique Peña y su posicionamiento en esa coyuntura, puso freno a los embates de Trump -aunque fuese de manera momentánea-, defendió la soberanía de nuestro país, y no temo decir que muchos vivieron el nacionalismo de forma diferente.
Peña actuó como todo un estratega; no solo respondió con rapidez, sino que lo hizo de manera firme, expuso el tema y las amenazas a todos los mexicanos en un mensaje dirigido a la nación en cadena nacional, nos hizo partícipes, y logró que en plena disputa electoral por la sucesión presidencial, también los Poderes Legislativo y Judicial, así como el sector empresarial y los mismos candidatos cerraran filas con él.
En el mensaje a Trump, Peña repitió las frases con que los aspirantes a la silla presidencial le dieron su apoyo:
“Andrés Manuel López Obrador apuntó que necesitamos una relación de amistad y cooperación para el desarrollo. No el uso de la fuerza. No muros. No apostar a una mala vecindad”, dijo.
“Nunca he visto a nadie doblarse así”, fueron las palabras que Trump decidió utilizar para ridiculizar e insultar a nuestro país, evidentemente con el afán de ganar el voto antimexicano a favor del candidato que apoya al senado de su país.
Es cierto, vienen de un personaje que a muchos no nos provoca respeto alguno, pero confirmar que las teorías sobre esa “negociación” fueron verdad, nos debe llevar a reflexionar en qué más debemos esperar de un gobierno que es opaco, que miente, que engaña, que oculta, que finge, que se humilla y para el que la soberanía es solo una palabra más en la demagoga narrativa de Andrés Manuel López Obrador y su canciller Marcelo Ebrard, quien ya acumula infinidad de horas extra en un cargo que le ha quedado extremadamente grande. Ebrard tampoco negó los señalamientos de Trump en su contra, se fue por la tangente en sus comentarios en Twitter, y tácitamente acepta que se dobló ante quien en ese momento era el inquilino de la Casa Blanca.
Por cierto, aunque la humillación sea mayor, habría que admitir que Peña sí tuvo los pantalones que le faltaron a AMLO.