Una de las cosas que ha estado en las discusiones públicas sobre los alcances de la Nueva Escuela Mexicana, es el pensamiento crítico como una de sus características estrella. Las discusiones se centran, básicamente, sobre la manera en cómo se va desarrollar el pensamiento critico dentro de las aulas. Para muchos docentes, todavía, no hay una claridad precisa sobre lo que esto significa y la forma en cómo proceder para su desarrollo y, pudiera suceder que, una gran parte, no es su culpa.
Aquí analizaremos las posibilidades y las debilidades que existen en este tema. Los que gustan de hablar con propiedad dirán: las fortalezas y las áreas de oportunidad.
Para iniciar, vamos a plantear la siguiente premisa que tiene visos de ser cierta: Todo docente que no sea capaz de desarrollar el pensamiento crítico en su vida cotidiana, no podrá formar estudiantes con la posibilidad real de construir un pensamiento crítico. Mas concreto: docentes críticos formarán estudiantes críticos. Padres críticos formarán hijos críticos. Por el contrario, docentes que no son capaces de formular pensamientos críticos, estarán mas dados a conducir estudiantes que no sepan construir un pensamiento crítico.
No obstante, en los ejes de la NEM, aparece el desarrollo del pensamiento crítico en los estudiantes como una parte de la filosofía de la misma NEM.
También en la Ley general de Educación aparece una especie de definición conceptual sobre lo que debemos de entender como pensamiento crítico.
Art.18.- La orientación integral, en la formación de la mexicana y el mexicano dentro del Sistema Educativo Nacional, considerará lo siguiente:
VII.- El pensamiento crítico, como una capacidad de identificar, analizar, cuestionar y valorar fenómenos, información, acciones e ideas, así como tomar una posición frente a los hechos y procesos para solucionar distintos problemas de la realidad.
Como vemos, la ley redondea un concepto y establece un referente sobre los que significa el pensamiento crítico.
Ahora bien, con lo ya expuesto, voy a desarrollar la siguiente parte de este artículo. Es posible que mi texto pudiera desatar puntos encontrados sobre el pensamiento crítico. No obstante, eso también puede servir para clarificar las ideas sobre este tema que no ha terminado de aterrizar dentro de las aulas de la escuela pública.
Veamos el escenario que tenemos. Existen familias que han estado sumidas, por décadas, en un estado de no análisis de su realidad que les rodea y, por lo tanto, tampoco aspiran a transformarla para bien de ellos mismos. Los hijos, ahora adultos, han crecido en un ambiente donde de manera cotidiana se absorben cosas disfrazadas de buenas pero que no lo son. Medios de control; verbigracia los medios de comunicación, han jugado un rol crucial en el retroceso educativo. Con sus programas, han inducido el no análisis de la realidad nacional e internacional pues sistemáticamente han tergiversado esa realidad a base de mentiras impunes. Con sus acciones, han inhibido brutalmente el pensamiento crítico de sus oyentes o televidentes.
La televisión, con sus negocios obscenos, hirió de muerte a la cultura cuando, por décadas, disfrazó de diversión el apoderamiento de las mentes de las personas y les hizo creer que era bueno dejar de pensar, dejar de razonar. El Estado, por el otro lado, abandonó su compromiso de velar por la cultura y el avance científico a través de las escuelas, pues no reguló los medios de comunicación en lo referente a la difusión cultural y abandonó las instituciones que deberían de ser promotoras de la cultura. Dejó a los privados el desarrollo y muerte de la cultura.
Si ya dijimos que un docente, para que favorezca el desarrollo de un pensamiento crítico, debe de ser un docente crítico, en la formación docente no se ha favorecido esta posibilidad en los docentes. Es decir, por décadas, la capacitación docente abandonó esta necesidad. Ni siquiera los actuales funcionarios educativos lo han entendido. Algunos talleres que buscan explicar los conceptos del pensamiento crítico, no sirven mientras sigan anclados en las formas del pasado.
Freire, uno de los teóricos de la NEM, plantea la necesidad de inducir una educación liberadora para favorecer el pensamiento crítico. Sin embargo, y hablando de una generalidad, con muchas excepciones, tenemos docentes, directivos y funcionarios no habituados a desarrollar el pasamiento critico o no habituados a favorecer en los demás ese desarrollo. Muchos docentes se educaron bajo la premisa de: así quiero que lo hagas y si no lo haces así, no está bien lo que haces. Incluso, se les sancionaba si no seguían al pie de la letra los dictados de un centralismo vertical. Siempre se les indujo sobre el cómo hacerlo. Es más, se popularizó la frase de: “sí obedeces lo que te indican, jamás te meterás en problemas” Las planeaciones eran requisitos burocráticos y ajenos a la necesidad de los estudiantes. La línea de indicaciones siempre fue autoritaria. Por años se volvieron comerciales los exámenes y hasta los formatos de planeación. Muchos directivos y funcionarios de la SEP, peligrosamente, están cayendo en lo mismo de antes a pesar de que se vanaglorien de la autonomía que da la NEM a los docentes.
Por el otro lado, el control laboral de los docentes y sus necesidades, es brutal por parte de un sindicato que sigue siendo cobijado por las estructuras de poder. Quizás, se piensa más en una ganancia política que pueden aportar esas dirigencias sindicales que liberar a los trabajadores. El sindicato les ha hecho creer a los trabajadores que su función es pensar por ellos, pero mañosamente, eso es usado como un medio de control.
Mientras no se haga una capacitación verdadera que enseñe y luego permita desarrollar el pensamiento critico en los docentes; mientras no se libere a los docentes de las cadenas sindicales y se les permita elegir libremente a sus dirigentes; mientras el Estado no tome en sus manos el desarrollo de la cultura; mientras no se cumpla lo anterior, el pensamiento crítico en las escuelas será una quimera.
Mtro. Juan Durán Martínez.
Docente de escuela pública. Puebla, Puebla.
Correo: escribidoretica@gmail.com