Que Donald Trump diga muchísimas tonterías y más falsedades sobre México, se entiende, no solo porque su estilo de gestión es la zafiedad, sino también —y sobre todo— porque él no es mexicano.
Pero que la prensa mexicana tome como verdades absolutas las palabras de Trump y, además, las magnifique en sus portadas, eso es traición…
Una precisión: Se trata de un acto de traición que nadie castigará porque lo permite la libertad de expresión absoluta que hemos gozado en los dos gobiernos de izquierda.
La actual libertad de expresión, afortunadamente sin límites impuestos desde el Estado, no la conocimos durante las administraciones del PRI y del PAN.
Esta mañana un querido amigo que no coincide con la ideología de 4T me envió por WhatsApp una fotografía de la portada de hoy de El Universal. Me escribió lo siguiente debajo de la imagen: “Nunca imaginé ver algo así”.
No voy a reproducir la primera plana de El Universal porque sería actuar como cómplice de una falta ética particularmente grave en el actual contexto de agresiones de Estados Unidos a México.
Solo diré que, con enormes letras, El Universal repite las calumnias de Trump e inclusive las manifiesta con una vulgaridad que no se atrevieron a utilizar ni siquiera quienes redactan los decretos del muy agresivo presidente de Estados Unidos.
Mi amigo, hombre inteligente y culto, conoce la política mexicana porque la ha vivido desde hace varias décadas. Se acostumbró a la prensa de antes de la 4T: criticona, sí, pero con demasiados límites impuestos desde los gobiernos del PRI y del PAN, que con muchísimo dinero compraban las líneas editoriales de los principales medios de comunicación.
Los insultos, las patrañas contra los proyectos —y también contra las personas— de Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum no eran imaginables en anteriores sexenios porque el buen comportamiento periodístico era una mercancía que se vendía y los presidentes del PRI y del PAN compraban.
Como el mercado de noticias se acabó, la prensa decidió irse al otro extremo: pasó de la cortesía con pequeñas críticas a la total desfachatez.
Eso sí, la prensa miserable que no actúa con criterios periodísticos, sino en defensa de intereses particulares, es tan cínica que grita: “¡Me reprime la 4T!” solo porque AMLO y Claudia han ejercido el derecho constitucional a refutar las críticas y las ofensas.
En un momento de gran riesgo para México, cuando más se necesita la unidad nacional para apoyar a la presidenta Claudia Sheinbaum en la complicadísima tarea que le toca emprender —la de defender a nuestro país de agresiones brutales desde Estados Unidos—, deprime la existencia de una prensa mexicana tan miserable.
Por cierto, mucho más objetivos —por lo tanto favorables a México— se ven los grandes medios de Estados Unidos, New York Times, Wall Streel Journal, etcétera.
Me dirán, con razón, que El Universal ha perdido prácticamente toda su relevancia. Pero en este caso el daño no lo hacen sus notas o columnas que poca gente lee, sino el hecho de que las portadas se exhiban en puestos de periódicos, revisterías, tiendas de aeropuertos, donde la gente las ve al pasar.
Sea lo que fuere, a pesar de esa prensa, saldremos adelante. Claudia encontrará la fórmula para desenredar el nudo que, desgraciadamente, no puede ser cortado con un solo golpe como el famoso nudo gordiano, sino que requerirá paciencia, sensatez y talento para desatarlo poco a poco. La presidenta lo desatará, claro que sí. A nosotros nos toca apoyar o, al menos, no estorbar.