En 1957 la salud de un joven seminarista argentino se deterioraba día a día derivado de una pulmonía fulminante que no atinaban a diagnosticar correctamente. Cuando por fin descubrieron el padecimiento las posibilidades de sobrevivencia eran muy disminuidas.
Fue en ese momento que una monja enfermera que tenía “el olfato de la situación” según narran, decidió administrar las medicinas correctas en la dosis necesaria que salvaron la vida de Jorge Mario Bergoglio quien, 56 años después, eligió el nombre de Francisco, tras ser electo Papa.
La historia del Papa Francisco no es un milagro, sino la realidad en cualquier país del mundo, en la que, a diario, la intervención de una o un enfermero es vital para la vida, la salud y la recuperación de las y los enfermos.
Desde 1965 el Consejo Internacional de Enfermería (CIE) celebra el 12 de mayo como el Día Internacional de la Enfermería como un homenaje al natalicio de Florence Nightingale, pionera de la enfermería profesional moderna.
En México, el doctor José Castró Villagrán, quien era director del Hospital Juárez de México calificó la presencia de las enfermeras era “un regalo de reyes” para los enfermos por lo que instauró, desde 1931, que el 6 de enero se celebraría el Día de la Enfermera.
Pasaron 92 años para que, a través de un decreto presidencial, el Día Nacional de la Enfermería, se pusiera en sintonía con el mundo para celebrarse el 12 de mayo de cada año, fecha en que también se entregan los reconocimientos para instituciones y personas que se distinguen por sus méritos a favor de la salud.
La enfermería es una vocación muy profunda que demanda de gran empatía con los enfermos y sus familias, fortaleza para gestionar el sufrimiento de los pacientes y acompañarlos en todo momento.
Por ello, el Gobierno de México, en el decreto que declara el Día Nacional de la Enfermería señala que “las personas dedicadas a la enfermería constituyen un pilar en el Sistema Nacional de Salud por su entrega y dedicación en el cuidado de la salud de sus pacientes”.
En el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) las 132 mil 211 personas dedicadas a la enfermería son uno de los pilares de la titánica labor diaria de las clínicas, centros de salud, y hospitales en los que desarrollan actividades que van del cuidado de pacientes, investigación en materia de salud, educación para la salud y acciones de coordinación y alta dirección.
Mención especial merecen las 12 mil 74 enfermeras y enfermeros que ejercen su profesión en las comunidades más apartadas y marginadas de la República, demostrando a diario su compromiso con la salud más allá del punto geográfico o las incomodidades que pueda significar estar lejos de los puntos urbanos y de la familia.
La labor de las personas entregadas a la enfermería básica y especializada ha sido fundamental desde la creación del IMSS y han sabido salir adelante de los momentos más complejos como lo fue, recientemente, en la pandemia por Covid-19 cuando se enfrentaron a una situación complicada ante una enfermedad mortal desconocida.
Sin embargo, eso no significó rendirse, al contrario, en un tiempo récord, los enfermeros y enfermeras del IMSS desarrollaron un mayor número de habilidades para atender a tiempo la emergencia sanitaria.
Fueron sus cuidados y el vínculo especial que formaron con pacientes y familias lo que permitió superar los momentos más difíciles y sin duda ha sido invaluable su apoyo en las jornadas nacionales de vacunación que permitió al pueblo de México estar protegidos.
Hoy el IMSS es una institución más fuerte, gracias a sus enfermeras y enfermeros, que hacen posible que, en esta nueva etapa de la pandemia, mantengamos la atención a la población abierta que sospeche o confirme que padece Covid-19.
Con su apoyo brindamos servicio en unidades hospitalarias y en los Centros de Atención Temporal que se implementaron en aquellos estados donde se presentaron el mayor número de casos, entre ellos Baja California Sur, Chihuahua, Ciudad de México y Estado de México entre otros.
Actualmente, con el profesionalismo y el humanismo que les caracteriza el IMSS avanza en la operación cotidiana luego de un periodo intenso de recuperación de servicios médicos que fue posible gracias al apoyo que brindaron a médicos y enfermeras.
En coordinación con las categorías directivas y operativas realizan acciones para la adecuada gestión de recursos materiales, humanos y equipamiento.
Las enfermeras y enfermeros de México son, orgullosamente, la primera y más firme línea para el cuidado y protección de la salud de los mexicanos y, en su día, el mayor reconocimiento que se puede hacer a su labor y entrega es que cada persona asuma con responsabilidad el autocuidado y la prevención de enfermedades como nos enseñan a hacerlo.
Lourdes Lara recuerda que durante su convalecencia tras una operación: “llegó un momento en que la enfermera sabía hasta mi talla de ropa y zapatos, mis comidas favoritas, siempre estaba pendiente de mi estado de ánimo. Siempre tenía una plática y una sonrisa mientras me colocaba el catéter para el medicamento”.
La gran mayoría de mexicanas y mexicanos tenemos en la memoria una sonrisa, una palabra de ánimo o una pregunta “por hacer plática” de una enfermera o enfermero que, seguramente, hoy continúa cuidando de la salud y dando palabras de aliento a un nuevo paciente.