No hace mucho tiempo me invitaron a jugar a Pickleball por primera vez. Antes de explicar mi ‘’enriquecedora’' experiencia, quisiera ofrecer una breve descripción a aquellas personas que desconocían la existencia de este Frankenstein de la raqueta.

El Pickleball es un novedoso deporte, de origen estadounidense, que ha mezclado características del  tenis, bádminton, pádel y ping-pong, cautivando en la actualidad a más de 5 millones de personas en 70 países diferentes. Con una tasa de crecimiento exponencial desde el inicio de la pandemia.

Nos encontramos ante un nuevo fenómeno, similar al que vivimos hace unos años con el pádel, inventado en los años 60 por el mexicano Enrique Corcuera en Acapulco, y que pasó de ser un deporte desconocido a ser practicado masivamente.

La gran diferencia entre Pickleball y pádel es que la pelota, al ser perforada, tiene más fricción con el viento y su velocidad es menor. Además, las dimensiones de la cancha son más reducidas y no disponen de muros. Esto permite que haya intercambios más largos y allí es donde predomina lo táctico a las cualidades físicas. De esa forma, los principiantes sienten que pueden jugar con cierto nivel desde el primer partido.

Pickleball es un deporte curioso, es muy sencillo de practicar pero posee todos los problemas innecesarios de los deportes de gente adinerada.

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Las canchas suelen estar ubicadas en clubes privados, o en pistas de tenis públicas recicladas y adaptadas al Pickleball, la indumentaria tiene precios desmotivadores, el marcador es más complicado de seguir que en el tenis y utilizan palabras como -kitchen- (cocina) para señalar zonas donde no es permitido golpear la pelota.

El éxito radica en su extrema sencillez a la hora de jugar, la pelota perforada se traslada por el aire tan lentamente, que incluso millennials con problemas de atención, pueden volear y al mismo tiempo contestar un correo electrónico desde el Apple Watch, que tiene apagada la aplicación de contar pasos y calorías.

Las canchas de Pickleball, no solo son un cementerio de rodillas y ex-tenistas, sino que también es practicado por gente saludable y jóvenes que, con los bares y antros cerrados, aprovechan el partido para armar un festival y subirlo a las redes sociales #PickleBall.

Cuando la decadencia del deporte parecía haber tocado su techo, con el uso masivo de las bicicletas eléctricas, en 2022, parece que llega para quedarse, su símil de la raqueta.