Como es bien conocido, la escuela pitagórica —importantísimo movimiento científico, pero también religioso y político— surgió en el siglo V a. C. Un dato a destacar es que, si bien en aquella época la mujer estaba marginada, en el pitagorismo “no existían prejuicios ni discriminaciones y se recibía por igual a hombres que a mujeres, no distinguiéndose entre formación masculina o femenina”.
La expresión anterior es de Juan Núñez Valdés y María Luisa Rodríguez Arévalo, del Departamento de Geometría y Topología de la Facultad de Matemáticas de la Universidad de Sevilla, España.
Núñez Valdés y Rodríguez Arévalo en su ensayo “Las mujeres en la escuela pitagórica” apuntan que ese hecho es conocido gracias al filósofo e historiador sirio neoplatónico Jámblico, quien hacia el año 325 a. C. dedicó diez volúmenes a la antología de las doctrinas pitagóricas, de los cuales solo se conocen cuatro en la actualidad.
En uno de esos volúmenes, Vida de Pitágoras, Jámblico presenta una lista de 32 estudiantes de la escuela pitagórica, en la que aparecen 17 mujeres. Es decir, ellas son mayoría —y lo son a pesar de que en el listado no están ni Arignote ni Damo, probablemente hijas de Teano y Pitágoras, que tenían méritos para que se les incluyese—.
Esta es la lista de las estudiantes de la escuela pitagórica:
- 1. Babelyka de Argos
- 2. Boio de Argos
- 3. Cheilonis
- 4. Echekrateia de Phlius
- 5. Ekkelo de Lukania
- 6. Habrotelia de Tarento
- 7. Kleaichma,
- 8. Kratesikleia
- 9. Lasthenia de Mantinea
- 10. Myia
- 11. Okkelo de Lukania
- 12. Peisirrhode de Tarento
- 13. Philtys
- 14. Theadusa de Esparta
- 15. Teano de Crotona
- 16. Timycha
- 17. Tyrsenis de Sybaris
Seguramente las 17 pitagóricas en su momento habrían querido decir, como hoy lo hace la presidenta Claudia Sheinbaum cada vez que tiene oportunidad—, “no llego sola, llegamos todas”. Pero esta frase habría sido un exceso en el siglo V a. C., ya que el grupo de discípulas de Pitágoras fue simple y sencillamente una excepción.
Pasó muchísimo tiempo antes de que la mujer tuviera pleno acceso al mundo del conocimiento. De hecho, la mayoría de quienes escriben sobre historia de la ciencia aseguran que la primera mujer matemática no fue ninguna de las pitagóricas mencionadas por Jámblico, sino Hipatia de Alejandría, nacida en el año 370 d. C., no pocos siglos después de que se extinguiera el pitagorismo. Desde luego, cabe destacar que con más justicia una minoría de estudiosos considera que la primera mujer matemática de la historia fue la pitagórica Teano de Crotona.
No hay acuerdo acerca de si Teano era esposa de Pitágoras o solo su discípula. Y existe confusión sobre el padre de la matemática: quizá fue hija de Milón, un hombre muy rico, mecenas de Pitágoras; o quizá fue hija del físico Brontino, o bien de Pitonacte.
Los autores de quienes he tomado la información que comento, Juan Núñez Valdés y María Luisa Rodríguez Arévalo, narran una anécdota que probablemente sea falsa, pero que debería ser verdadera:
- Un joven discípulo de Pitágoras, enamorado de Teano, le preguntó al fundador de la escuela por la edad de la matemática.
- Pitágoras respondió: “Teano es perfecta y su edad es un número perfecto. La edad de Teano, además de ser un número perfecto, es el número de sus extremidades multiplicado por el número de sus admiradores, que es un número primo”.
- O sea, Pitágoras mandó a conocido rancho de Chiapas al inmaduro galán.
Verdad pitagórica: ya acaban los efectos dañinos de la guerra perdida de Calderón y García Luna
¿Por qué doy tanta información acerca de las pitagóricas en un artículo sobre la sentencia a Genaro García Luna, quien pasará al menos 38 años en la cárcel —si los vive: ahora es un hombre de 56 años de edad, así que al final de su condena, si la salud le alcanza, tendrá más de 90—?
La respuesta tiene que ver con un proverbio atribuido a Erasmo de Rotterdam, pero también a Pitágoras, así que arbitrariamente —y sin mayor conocimiento— he decidido que su autor es el matemático griego en cuya escuela las mujeres eran iguales en capacidad que los hombres, y si es cierta la lista de Jámblico, en número eran más que los varones: de 32 estudiantes que seguían a Pitágoras, el 53% eran féminas.
Tal proverbio pitagórico dice que el comienzo es la mitad de todo. De todo lo bueno y todo lo malo. Llegué a este adagio anoche, mientras preparaba mi comentario sobre el tracking ClaudiaMetrics que se difunde —lo que agradezco— en el noticiero líder de Heraldo Radio, conducido por Sergio Sarmiento y Guadalupe Juárez.
Una forma de expresar tal proverbio consiste en afirmar que tiene la mitad del éxito asegurado quien ha empezado bien, y lógicamente quien ha empezado mal es responsable de la mitad del fracaso. Alguien más expresó que “cada final es el principio de otra historia”. Pero esto se mencionará en la conclusión del presente artículo.
La historia de la inseguridad en México tuvo un principio, el fraude electoral que en 2006 llevó a la presidencia a Felipe Calderón. Para conseguir la legitimidad que no le dieron las urnas de votación, Calderón decidió declarar una absurda guerra contra el narco; lo hizo sin estrategia, a tontas y a locas y, además, otorgando demasiado poder a gente ligada a las mafias.
En el mejor de los casos por descuidado —o quizá por complicidad— Calderón entregó el control de las operaciones bélicas a alguien, Genaro García Luna, que trabajaba para los cárteles del narcotráfico.
Ayer, repito, García Luna, por sus delitos durante el gobierno de Calderón, fue condenado en Estados Unidos a más de 38 años de prisión. Se lo ganó.
Un inicio tan lamentable, tan poco ético —el de la guerra perdida de Calderón contra el narco— explica la mitad de los cientos de miles de asesinatos que ha habido desde el sexenio ilegítimo del esposo de la señora Margarita Zavala.
La gran mayoría de la otra mitad de los homicidios es consecuencia de lo que podríamos llamar efecto alud o efecto bola de nieve: cuando un pequeño evento se convierte, con el paso del tiempo, en algo mucho muy lamentable. Lo hemos sufrido.
Un refrán viene al caso: No hay mal que dure cien años…Llegará el fin, claro que llegará, de la violencia iniciada por Calderón y su colaborador narco García Luna.
En el tracking diario ClaudiaMetrics sabemos que la inseguridad es la principal preocupación de la sociedad mexicana. Por tal motivo, es el problema al que la presidenta Sheinbaum presta mayor atención.
Fue muy exitosa la estrategia de seguridad de Claudia en la Ciudad de México, cuando hizo equipo con un policía profesional que sabe hacer su trabajo, Omar García Harfuch. Otra vez, pero ahora en la presidencia, Sheinbaum y Harfuch hacen equipo.
Es destacable el optimismo, incluso entre la comentocracia más crítica, generado por el tándem Claudia-Omar. Hay confianza en que pacificarán a México. Claro está, habrá que esperar a tener en la mano datos estadísticos bien elaborados para confirmar si el optimismo se justifica o no. Pero, por lo pronto, como dicen que dijo Churchill, es bueno ser optimista porque no es útil ser otra cosa.
Si la nación se pacífica, y se pacificará, no solo será el final de la espiral de violencia, sino también el inicio de un periodo de bienestar para todos y todas.