IRREVERENTE
Les platico: si algo funciona en este mundo es tirarse al piso al ser agredido por otro.
Victimizarse es una de las estrategias que más adeptos genera, porque el que maquila su desvalidez, maquilla su estado.
Por el contrario, decirse atacado y salir corriendo, es una argucia estética que a cualquiera lo vuelve perdedor.
Si es verdad que Ricardo Anaya recibió en domingo una notificación de la FGR para presentarse a declarar en el Reclusorio Norte, el lunes y como “estrategia” sacó boleto para irse a Estados Unidos, el panista necesita a un “asesor en sentido común”, más que a un abogado, por lo pronto.
Bueno, también ocupa a un abogado, pero después.
Comparo su rápida reacción, con la del p3nd3jo que cuando se encuentra una plancha tirada en medio del parque, dice: “Mira, alguien vino a planchar en medio del zacate”.
O la del otro que se cree intelectual por calentar bajo el sobaco un ejemplar de La Jornada, a todo lado a donde va.
O la del que promulga y promueve el comunismo y no se atreve a irse en balsa a Cuba porque anda muy a gusto y quitado de la pena aquí, confundillo en su carrillo amarillo, baboseando con que mi BigData es espionaje israelí.
O el que sigue alimentando la idea de que Marx estuvo a dos rayitas de convertirse en filósofo, por haber embaucado a Engels y sin tomar en cuenta que su alucinada ideología contra el capital, haya provocado que de los siete hijos que tuvo con su esposa, solo Jenny, Laura y Eleanor llegaron a la edad adulta, pues los otros murieron prácticamente de hambre.
O el del otro que rebota de p3nd3jo cuando dice ser demócrata porque un día garrapateó un pasquín que no leen ni los del café donde refugia su amasiato con el fracaso.
O el que toda su vida ha creído que una circunstancia es la conjugación de circuncisión.
Ricardo Anaya...
...cometió un error, porque en vez de quedarse en México a defenderse de los embates de AMLO y su 4T, prefirió la seguridad del extranjero.
Otro: no aguantar la vara del encierro en el penal para convertirse en víctima del sistema, al fin y al cabo con la lana que heredó su esposa podría contratarse a un equipo de buenos abogados para que lo sacaran mediante fianza o le tramitaran un Amparo de esos caros.
Uno más: no ver que si quiere meterse a la bolsa a millones de votantes con miras al 2024, necesita tirarse al suelo para volverse una desgracia nomás semánticamente hablando y desde detrás de las rejas hacer del pueblo su abogado.
Esta última estrategia la escuché de viva voz de la señora Katharine Graham, cuando siendo presidenta del Washington Post enfrentó a la cárcel por permitir que sus reporteros Bob Woodward y Carl Bernstein protegieran a sus fuentes en el escándalo de Watergate que le costó la presidencia a Richard Nixon. ¿Verdad que vimos esto, querido amigo Agustín Gutiérrez Canet?
Entonces, estimado Ricardo, aquí te espero de pie, nomás no te tardes.
Y házme un favor: no les hagas caso a quienes te aconsejan seguir difundiendo videos.
Pegaron los que hiciste estando en México. Los que hagas desde Estados Unidos te van a provocar desgracias y esas no van a ser puramente semánticas.
Mientras tanto, irreverente pero respetuosamente le digo al presidente: váyase a que le hagan el pelo, mientras, nosotros le cuidamos el changarro y nos encargamos de que México se siga yendo a su rancho de Palenque.
Y a quienes me hacen el favor de su lectura, les digo: anden, debatan, y si los madrean, échenle la culpa al INE, al fin y al cabo ni las manos mete para defenderse de los cabronazos.
CAJÓN DE SASTRE
“A ver si captan tus lectores tantas referencias, pero bueno, el asunto es provocar que el músculo gris se ejercite”, advierte la irreverente de mi Gaby.