Es un cinismo rampante el que manifiesta el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, porque no se le puede llamar de otra forma sino de esa al autoritarismo, a la forma de pensar ‘valemadrista’, a la desfachatez, con la que está moviendo los hilos para que la nueva presidenta del Consejo General del Instituto Nacional Electoral sea Bertha María Alcalde Luján, un personaje que carece de conocimientos y experiencia en materia electoral, y su único mérito es la total cercanía y absoluta dependencia en muchos sentidos, políticamente hablando, del presidente y de su partido -que el presidente es el que tutela-, incurriendo en una manifestación de absoluta falta de imparcialidad.

Desde Palacio Nacional se ha instruido concretar a como dé lugar el Plan C del presidente López Obrador, quien sufrió una terrible derrota con el Plan A que tenía como objetivo modificar la Ley Electoral para destruir al INE; enseguida puso en marcha el Plan B -que tenía el mismo propósito a través de las leyes secundarias- pero un Ministro determinó suspenderlo la semana pasada; y ahora ha apostado todo al Plan C, con el que pretende colocar en los cuatro lugares que quedarán vacantes de Consejeros en el INE a perfiles que le son afines y puede manejar para dinamitar al órgano electoral desde adentro.

El primer paso lo dio cuando se eligió el Comité Técnico de Evaluación (CTE) que el jueves 16 de febrero quedó integrado por siete personas, quienes estarían encargadas de dar seguimiento a las candidaturas para ocupar las vacantes de los cuatro consejeros del Instituto Nacional Electoral. Los nombramientos fueron realizados solo con los votos a favor de Morena, el Partido Verde y el Partido del Trabajo. El resto de los partidos se abstuvieron o votaron en contra.

De acuerdo con la convocatoria que había sido aprobada de manera unánime por todos los partidos políticos para dicho proceso, las designaciones del Comité Técnico deberían «garantizar los principios de certeza, imparcialidad, independencia, legalidad, máxima publicidad, objetividad y profesionalismo». Sin embargo, los perfiles aprobados por la coalición de gobierno —en particular los 3 nombramientos impulsados por la Junta de Coordinación Política JUCOPO— tenían vínculos notorios con el presidente y el partido en el poder, derivados de cargos públicos, encomiendas presidenciales o empleos partidistas.

Y los susodichos cumplieron la encomienda presidencial, ya que al menos en dos quintetas de las cuatro que fueron conformadas, los integrantes son afines a Morena, incluida la quinteta de la que surgirá la suplente del todavía presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello.

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Que sea o no apegado a la ley o adecuado moralmente, es lo de menos para el presidente y sus huestes. Él quiere controlar el INE y para ello tiene en la figura de Bertha Alcalde el alfil que necesita para destruirlo.

El tema es que el perfil de ella no tiene nada que ver con lo que se requiere para ser titular del importante organismo electoral nacional, ni la experiencia ni la formación y obviamente ni la presencia. Lo que sí tiene es la arrogancia, la prepotencia con la que se viene ya manejando la ‘ungida del altísimo’ porque hay que dejar claro que el presidente, su partido y sus aliados tienen en la Cámara de Diputados la mesa puesta para imponerla.

Bertha Alcalde Luján no detenta al menos en lo que se ha visto de ella, algún tipo de autoridad moral como alguien que sepa de derecho electoral o de cuestiones electorales y mucho menos alguna herramienta jurídica técnica que haga pensar que podría hacer un papel decoroso al frente del INE.

Alcalde Luján es actual funcionaria del Gobierno Federal, pues ocupa un cargo en la Comisión Federal Para Riesgos Sanitarios (Cofepris) y fue delegada de Programas del Bienestar en Chihuahua; además es maestra en Estudios Legales Internacionales.

Para darnos una idea, tengo que decir que el tema de Bertha Alcalde Luján es peor que el de Rosario Piedra Ibarra en la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), porque en el caso de esta persona es hija del asesor laboral más importante del presidente, Arturo Alcalde Justiniani, y también hija, de no nada más la ex presidenta del Consejo Nacional de Morena, sino una de las mujeres más cercanas, incluso de las que pueden darse el lujo de contravenir al presidente y discutir con él, alguien que desde hace muchísimo tiempo tiene políticamente no nada más dependencia sino autoridad frente al presidente de la República en sentidos políticos, y me refiero a Bertha Luján Uranga.

Y por otro lado la hermana de Bertha Luján es nada menos que la Secretaria del Trabajo y Previsión Social, Luisa María.

El hecho es que, el Comité Técnico de Evaluación integró la quinteta de la que resultará la nueva presidenta del Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE), con cuatro de cinco perfiles con trayectoria ligada a Morena.

De esa lista de cinco nombres, los diputados federales deberán elegir –por mayoría calificada o por tómbola– a quien ocupe la presidencia del INE:

Bertha María Alcalde Luján; Guadalupe Álvarez Rascón, Rebeca Barrera Amador, Iulisca Zircey Bautista Arreola y Guadalupe Taddei Zavala fueron las seleccionadas.

Ya hablé de Alcalde Luján, porque se sabe que es la carta fuerte del presidente, pero los otros perfiles de la quinteta no escapan de señalamientos.

Por ejemplo:

Álvarez Rascón fue Coordinadora de Fiscalización en el INE durante las elecciones de 2017 y 2018, además de que fue miembro del Servicio Profesional Electoral Nacional (SPEN). Es maestra en Administración y Políticas Públicas y es hija de José Antonio Álvarez Lima, senador de Morena por Tlaxcala.

Iulisca Zircey Bautista Arreola se integró en 2018 como asesora del INE y es pareja de Daniel Octavio Fajardo, subsecretario de la secretaría de Desarrollo Urbano (Sedatu) en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Guadalupe Taddei Zavala preside el Instituto de Transparencia de Sonora y fue presidenta del Instituto electoral de esa entidad. Es familiar de Pablo Daniel Taddei, director de la empresa creada por este gobierno LitioMX.

Rebeca Barrera Amador es la única integrante de esta quinteta sin perfil ni antecedentes morenistas. Fue consejera presidenta del Instituto electoral de Baja California Sur y secretaria auxiliar en la sala Regional Guadalajara del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Es la única con trayectoria jurisdiccional y buscó ser magistrada del Tribunal Superior de Justicia del Estado, pero al no quedar, el gobernador morenista Víctor Castro mencionó la posibilidad de integrarla a su gobierno.

De entre ellas surgirá la sucesora de Lorenzo Córdova, quien concluirá su cargo como presidente del INE el 3 de abril próximo.

Veremos para qué le alcanza esta vez a la oposición, siendo que con la fundamental participación de la sociedad civil se logró frenar el Plan A y el Plan B; hoy ya el PAN y el PRI fijaron postura y aseguran que impedirán que el Ejecutivo se salga con la suya.

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