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Los parques eólicos y fotovoltaicos para la generación de energía eléctrica con fuentes renovables establecidos en el estado de Yucatán están muy lejos de ser una solución ecológica de la zona y tampoco han representado ahorros para el consumo doméstico de las familias yucatecas.
Los proyectos para generación de electricidad a partir del viento y el sol no han contado con la aprobación de las comunidades donde se han instalado y esta infraestructura solo ha beneficiado a grandes empresas de la región.
Grupos ambientalistas calculan que más de 2 mil 500 hectáreas de manglar se encuentran en proceso de degradación en la región de Yucatán, como consecuencia de la construcción de carreteras y el desarrollo de parques eólicos y fotovoltaicos.
La consecuencia de establecer construcciones de energía renovable cercanas a área de manglar, lo cual origina que pierden su flujo hidrológico y les causa la muerte paulatina, esto a pesar de que esta vegetación brinda siete veces más carbono que una selva en buen estado de conservación.
Ecologistas de la Asociación Pronatura Yucatán señalan que desde la edificación de plantas eólicas hay impactos ambientales serios ya que el “peso en toneladas de los aerogeneradores que se instalan son una amenaza para el suelo kárstico de Yucatán, el cual consiste en roca caliza que se fragmenta con el paso del tiempo formando huecos, y en el que se filtra el agua de la lluvia con rapidez. Este tipo de suelo es más frágil en la zona costera, en donde se levantaron algunos de los megaproyectos, y se corre el riesgo de que modifique las redes hidrológicas del subsuelo.
Además, las aspas provocan la muerte de aves endémicas y migratorias, así como de los murciélagos, polinizadores importantes en la región. De igual forma se fragmenta el hábitat de los animales y genera ruido y contaminación visual”.
La polinización que hacen los murciélagos es de gran importancia para la conservación y reproducción de las plantas de henequén.
Las personas que viven cerca de las centrales eólicas del estado de Yucatán se quejan de que las aspas de los generadores que miden hasta 100 metros hacen mucho ruido que provoca contaminación sonora y visual.
Otras quejas de los pobladores donde están instaladas las generadoras de electricidad en la península yucateca es que las tarifas eléctricas para los domicilios están muy altas y el servicio no es bueno por los continuos cortes a la electricidad que hay en esa región, pero eso sí, las grandes empresas sí gozan de bajos precios por el servicio.
En la actualidad en el estado de Yucatán operan cinco parques eólicos y solares, que en total tienen una capacidad instalada de 300 mega watts: dos en Progreso, uno en Peto, otro en Tizimín y el de Dzilam de Bravo. De acuerdo con el Gobierno del Estado, están en desarrollo otros 24, para los cuales se invertirán más de 84 mil millones de pesos.
El gobernador yucateco Mauricio Vila Dosal presume que con los cinco parques eólicos y solares más la aportación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el porcentaje de energía limpia que representa el consumo energético de Yucatán se aproxima al 50% lo que pone a su estado la altura de Dinamarca y Finlandia.
El anuncio de la instalación de centrales generadoras de energías limpias que tengan fuente el sol y aire ha provocado desde entonces que se hayan realizado diversas protestas en algunos municipios de la entidad para tratar de frenar estos megaproyectos, sobre todo porque nunca se les consultó adecuadamente a los pobladores de los pueblos originarios. Se han registrado manifestaciones de ejidatarios de Motul en contra de las empresas Aldesa y Aldener; de habitantes de Muna que se oponen a los parques solares Ticul A y Ticul B; y de pobladores de Valladolid, quienes incluso promovieron un juicio de amparo y consiguieron la suspensión definitiva del proyecto Yucatán Solar, propiedad de Lighting Park y Jinko Solar.
El gobierno federal, así como la administración local de Yucatán, deben de poner más empeño para el establecimiento de plantas eólicas y solares en la zona, realizar estudios mejor sustentados dadas las características ambientales y sociales del estado de Yucatán y consultar a la población que habita en la zona.
La CFE debe también apresurar el paso para terminar las plantas de ciclo combinado en la península yucateca y que los pobladores reciban un mejor servicio y no se atente a su medio ambiente.