La transparencia no es solo un objetivo formal de un Estado democrático constitucional. Las funciones, beneficios y ventajas para su efectiva vigencia, observancia, garantía y aplicación conllevan, en relación con la posibilidad de potenciar el libre desarrollo de las personas y la sociedad, hacer de la transparencia pública la base misma desde la cual, mediante la equidad debida y necesaria, se pueda impulsar la participación de las personas a partir de su derecho a saber.

En nuestro país, contamos con un marco general en materia de acceso a la información, transparencia y rendición de cuentas que enfatiza la necesidad de avanzar hacia una verdadera apertura del Estado y sus instituciones. En tal virtud, se contempla como vehículo para arribar a tal destino, a la transparencia proactiva.

La transparencia proactiva es, como su nombre lo implica, ir más allá de lo que la normativa establece de modo expreso como obligaciones de transparencia a cargo de las diversas instituciones públicas en su calidad de sujetos obligados en la materia. En otras palabras, implica la voluntad política e institucional de generar los cambios necesarios que nos conduzcan eventualmente, hacia un material Estado abierto que actué, en todo ejercicio de gestión pública, al servicio de las personas en un sentido útil, incluyente y siempre, neutral.

Dar vida a la transparencia proactiva presupone también un cambio cultural que, como todo avance social, no solo tomará su tiempo para que se consolide, sino que pasa por el necesario diseño de políticas públicas transversales que, en todo ámbito y nivel de gobierno, se apliquen efectivamente y en favor de las personas. Desde el Sistema Nacional de Transparencia, los órganos garantes nacional y locales tienen la atribución de diseñar y avanzar, en lo institucional, tales elementos de gestión pública.

En materia de educación, por ejemplo, es necesaria la coordinación con las autoridades de esta materia para que, cuanto antes, se diseñen e implementen contenidos educativos que socialicen desde la más temprana edad y hasta la educación superior, entre menores y juventudes, los derechos de acceso a la información y protección de datos personales, sus valores, principios, ventajas, así como las herramientas con que cuentan en relación con estos y para dar libre cauce a su desarrollo personal.

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En materia de desarrollo económico social y los beneficios que el mismo representa para las personas sobre una base asumida de equidad, es posible impulsar espacios de diálogo con las organizaciones industriales, profesionales y colegios, con el fin de capitalizar sus muy diversas experiencias de interacción con las instituciones públicas. Así, podremos generar políticas públicas que, por medio de mecanismos de transparencia proactiva, faciliten las aludidas relaciones al hacerlas claras, entendibles, ágiles y públicas en todos sus tramos. Políticas que en sus efectos, prevengan y atiendan desviaciones que afectan en sus posibilidades de desarrollo a los agentes económicos e, ineludiblemente, a las personas.

Por el lado de la tecnología, el potencial de avance es inmenso. Si partimos de que un Estado transparente es aquel que oportuna y cabalmente, hace públicos datos útiles y abiertos de toda su gestión, ya sea en respuesta a solicitudes de información planteadas por las personas, o bien, por iniciativa propia; en este último caso, podemos hacer uso de inteligencias artificiales que se encarguen de analizar lo que la gente solicita, la información que las instituciones generan y otros elementos de información. Los productos generados, permitirían la evaluación de las políticas públicas de transparencia y también podrían ser usados para plantear rumbos o adecuaciones en las mismas que se anticipen a lo que las personas requerirán o requerirían en diversos supuestos. La utilidad que ello representaría en casos de emergencia o riesgo social, no tiene siquiera que argumentarse.

La mejora constante de los servicios que las instituciones prestan a las personas, pasa por la oportuna responsividad y la responsabilidad de las primeras en el sentido más amplio. Con la misma amplitud y proactivamente debemos mirar hacia el futuro y actuar para avanzar como Estado al encuentro con las personas.

Mtro. Julio César Bonilla Gutiérrez, Comisionado Ciudadano del INFO CDMX