Los vientos no están a favor de la iniciativa de reforma constitucional a la industria eléctrica del compañero presidente y camarada Andrés, y no sólo se trata de los partidos que conforman el Bloque Opositor, PAN, PRI, PRD y, en su típica simulación, MC, sino también Cámaras Empresariales, organizaciones sociales, académicos, especialistas en materia eléctrica y millones de consumidores que ven la propuesta de reformar el sector energético como equivocada y altamente inconveniente.

Cuando cosas se le complican, ante la falta de argumentos racionales para defender su propuesta de Reforma Eléctrica, se lanza con todo el poder del Estado para tratar de convencer, a “billetazos”, presión judicial o hasta amenazas o chantajes, es decir, la más antidemocrática forma de hacer política.

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Palabra del señor

Esto ha molestado mucho a AMLO, un hombre que no está acostumbrado a debatir, reflexionar, admitir errores y ni siquiera a respetar la pluralidad; un hombre que considera que sólo existe un pensamiento: el suyo y que quienes no piensan como él son conservadores, corruptos y vendidos a los extranjeros, por lo que no duda en utilizar su investidura para amedrentarlos y someterlos.

La intimidación

Al inicio de su administración, por ejemplo, empezó contra el Bloque Opositor Amplio (BOA) y, en una sola mañanera los desactivó leyendo un documento que le pasó su área de inteligencia.

Lo mismo pasó con el Frente Nacional AntiAMLO (FRENAAA), de quienes se burló y atacó hasta que acabaron por seguirle el juego y hoy lo ayudan más de lo que lo “oponen”

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Luego vino otra organización “Sí por México” conformada por más de 350 organizaciones civiles y los tres principales partidos de oposición, PAN, PRI y PRD. A ellos los acusó de estar ligados a la ultraderecha, porque su logotipo era igual al de Pinochet.

Haciendo campaña para Morena, AMLO acusaba a “Sí por México” de formar el “TUMOR” para defender el antiguo régimen de corrupción: “¡Se quitan las máscaras! El TUMOR confirma su alianza tóxica y se reparte los distritos federales como si se tratara de un botín”.

Aseguraba que la intención de esos partidos era la de dominar la Cámara Baja para controlar el presupuesto del Gobierno, porque “no soportan” que haya pensiones para adultos mayores, becas para estudiantes pobres y apoyos para menores con discapacidad.

Después vino un importante movimiento conformado por 10 gobernadores, que crearon el Bloque Federalista con la intención de hacer un nuevo pacto federal en el que las entidades adquirieran su mayoría de edad y se evitara el centralismo pernicioso que permite el poder desmedido del presidente que, con base en el control presupuestal, somete a los gobernantes estatales.

En el Bloque participaron los gobernadores de Durango, José Rosas Aispuro; Jalisco, Enrique Alfaro; Michoacán, Silvano Aureoles; de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, Colima, José Ignacio Peralta; Coahuila, Miguel Ángel Riquelme; Nuevo León, Jaime Rodríguez; Guanajuato, Diego Sinhué y de Chihuahua, Javier Corral.

A unos los compró y a otros los amedrentó. García Cabeza de Vaca estuvo a punto de ser encarcelado; Diego Sinhué perdió el apoyo en seguridad y, aparte de presionarlo, no asiste a ninguna gira por su estado; a Silvano, lo dejó esperando afuera de Palacio Nacional como mendigo y nunca lo recibió.

A otros como a Javier Corral, José Rosas Aispuro y José Ignacio Peralta los “premió” con recursos y apoyos, a otros que se portaron “bien”hasta los invitó al gabinete y al servicio exterior, como al exgobernador de Nayarit, Antonio Echeverría, y Quirino Ordaz, de Sinaloa.

Ahora, para alcanzar la aprobación de la reforma eléctrica, AMLO busca ejercer la misma presión. Piensa que, como dice el dicho, “el león cree que todos son de su condición” y trata con guante de hierro a quienes no se ajustan o guante de terciopelo a quienes son sumisos.

Descalifica a sus opositores, pero se olvida de que él llegó a la presidencia por una alianza donde juntó a propios y extraños, a liberales y conservadores, que juntó a evangélicos y a la izquierda laica, a priistas del régimen autoritario con liberales y demócratas; hoy descalifica a los opositores en torno a un tema en el que hay plena coincidencia, y los trata de pulverizar, asegura que son “una vergüenza. Imagínense lo que pensaría el general Cárdenas, Adolfo López Mateos, incluso Gómez Morín, ‘Maquío’. ¿Qué es esto? De veras, una promiscuidad política nunca vista. Pero todo es esto, los billullos”.

Sin embargo, invita a su gabinete a otros que antes cuestionó. En lo que podría interpretarse como un “chantaje”, AMLO afirma que en su gobierno participarán servidores públicos y exgobernadores y que en unos días más dará a conocer quiénes representarán a México en embajadas y consulados. “Hablo de exgobernadores y dirigentes de distintos partidos y también ciudadanos sin partido. Tienen las puertas abiertas a gente honesta con deseos de servir, como el caso de Quirino Ordaz, el Gobernador de Guerrero, que no hicieron mal trabajo”.

Y, a los que no acepten, seguramente los mandará con su Fiscal carnal, Alejandro Gertz Manero, todo sea por qué le aprueben su Reforma, o cualquier ocurrencia, sin cambiar ni una sola coma.