“- Niños, les presento a su nueva niñera. ¿Qué se dice?
- Ten cuidado. Ten mucho cuidado.”
LOS LOCOS ADDAMS
Claudia Sheinbaum acaba de anunciar que tendrá un Consejo Empresarial, este presidido por Altagracia Gómez. ¿La idea? Atraer —ahora sí— nueva inversión privada enfocada al desarrollo regional gracias a la relocalización de empresas o nearshoring.
La noción no es nueva; de hecho es la misma que le escuchamos hace seis años a López Obrador cuando anunció que su consejo asesor empresarial lo conformarían Carlos Slim, Ricardo Salinas Pliego, Bernardo Gómez, Olegario Vázquez Aldir, Carlos Hank González, Daniel Chávez y Miguel Rincón y lo comandaría Alfonso Romo. Los resultados a seis años de distancia dejaron mucho qué desear. Quizá lo más aberrante, la tirante relación entre el Tío Richie y las lupas del SAT, y todo porque el magnate señaló en sus noticiarios el esperpento que son los libros de texto gratuitos que confeccionó Marx Arriaga, amigo de la esposa del presidente...
Pero lo increíble no es eso —ello, después de todo se esperaba— sino que los intelectuales, la clase empresarial, la comentocracia y los analistas caigan hoy en el mismo autoengaño de hace un sexenio. Misma estrategia, mismos resultados…
O, en otras palabras, anunciar un consejo empresarial y que la señora Gómez lo coordinará, por sí mismo no significa absolutamente nada. ¿O no presentaron exactamente igual a Alfonso Romo en su momento?
¿Qué no López Obrador tuvo al equivalente del doctor David Kershenobich en Jorge Alcocer? ¿A un Rogelio Ramírez de la O en Carlos Urzúa? ¿A un Jesús Esteva en Javier Jiménez Espriú (incluso este más importante eminencia)? ¿A un Esteban Moctezuma (ciertamente más preparado para el puesto que Mario Delgado)? ¿Y eso hizo de la 4t un buen gobierno? Para nada.
Y, bueno, perdón, lo que sea de cada quien, pero Altagracia Gómez no se compara con Alfonso Romo.
Yo sugiero, antes de aplaudirle lo que no ha hecho, esperemos a que la ‘funcionaria honorífica’ haga algo de provecho para el segundo piso de la transformación, pero particularmente para México.
No entiendo la fascinación que tenemos por hacerle reconocimiento a un gabinete —que ni posesión ha tomado— en lugar de esperar que este, ya en funciones, pruebe su valía.
Dicho y asumido lo anterior —espero nos vaya ‘cayendo el veinte’— se hace evidente que a Altagracia la puso Sheinbaum no para fomentar la la inversión interna ni para dar confianza a Estados Unidos y a Europa como nación (por más que sea amiga de los empresarios, por más que caiga bien en el ámbito internacional). Está en donde está para otra cosa: para supervisar a Marcelo Ebrard, futuro secretario de Economía, y para serle una cuña a este en el desempeño de sus funciones.
Dicho de otro modo, lo único que queda claro con el nombramiento de Altagracia es que esta será la niñera del ex canciller (o viceversa). Oportunidad para sacar lo mejor o lo peor de ambos personajes…
Ya debíamos de saberlo: la inversión y el desarrollo no llegarán a nuestro país solo por tener un consejo empresarial o por carecer del mismo. Eso depende en su totalidad de lo que permita o deje de permitir Claudia a los inversionistas nacionales e internacionales; de las políticas que siga su gobierno; de la construcción de instituciones; de los pesos y contrapesos; y de la rendición de cuentas, la transparencia y el respeto al Estado de derecho. Nada más.
Giro de la Perinola
Los regios también tuvieron su trampa y su ejemplo. Samuel García presume ser muy amigo de Elon Musk. Se pavonea de ser cuate de la clase empresarial de Nuevo León. ¿Eso significa que las grandes inversiones de Tesla se han concretado? No.