IRREVERENTE

Les platico:

La noticia ya le dio la vuelta al mundo, para desgracia del Hotel Safi, que opera tres unidades, una en Monterrey y dos en San Pedro Garza García.

El incidente que hoy les narro sucedió este martes en su sucursal de avenida Pino Suárez y 15 de Mayo, en el Centro de Monterrey.

Sarahí Cruz Nava, de 29 años, nació en Tampico de un parto prematuro de trillizas, a los seis meses de gestación, y solo ella es invidente.

Las columnas más leídas de hoy

Sus hermanas Abisai y Anahí son chef y maestra de preescolar, respectivamente.

Ella fue diagnosticada con “retinopatía del prematuro”.

Sari, como la llaman, se graduó de Licenciada en Educación Artística y trabaja en la Secretaría de Educación Pública de Nuevo León, en el área de Educación Especial, donde elabora materiales y planes de estudio para personas con discapacidad visual.

¡Ah qué Samuel!

Para que nos demos cuenta del despiste que vive el gobernador Samuel García, ayer publicó en sus redes sociales que andan buscando a Sari para apoyarla.

Nadie le ha dicho que esta mujer menuda de 1.50 metros de estatura, ¡trabaja en una dependencia de su propio gobierno! pero él dice que la andan buscando. Por favor, avísenle.

“El hecho de que pueda hacer materiales para niños que no ven me hace feliz, porque pueden tener lo que yo no tuve”, le dijo a una colaboradora de mi equipo.

Desde pequeña conoció la discriminación al ser rechazada cuando quiso estudiar al lado de sus hermanas y después al elegir la carrera de Educación Artística, pues la gente no cree que pueda dar clases de música.

“Toco el piano, violín y canto. Si aprendí a tocar, puedo enseñarlo, solo quiero una oportunidad”, comentó con seguridad, sentada al lado de Odín, su perro guía, sentado a sus pies.

Odín tiene tres años y medio de edad; es un Labrador Retriever de 50 centímetros de altura y 30 kilos de peso, con pelaje liso color crema claro y siempre viendo hacia adelante.

Fue entrenado desde pequeño para tomar decisiones y obedecer instrucciones, porque nació para ello.

Camina lentamente a la izquierda de Sari y para la entrevista, él escoge el lugar donde Sari se sienta, hacia donde la conduce con suavidad.

Permaneció a sus pies durante todo el tiempo que duró nuestro encuentro.

Su temperamento y sensibilidad son evidentes y la conexión que tiene con Sari se nota a simple vista. A donde ella va, él va. Están juntos las 24 horas del día.

En 2022, ambos se conocieron y desde entonces son inseparables.

Un día, Sari se cansó de usar su bastón blanco. Investigó y supo de una escuela para perros guía en el Estado de México.

Tuvo que cumplir con todo el papeleo, exámenes, videos, fotos, trámites y después de seis meses fue aceptada su solicitud para hacerse de uno de esos perros.

Viajó a dicha escuela y convivió con Odín día y noche durante un mes.

Estuvo prácticamente internada en ese lugar y aprendió a darle los comandos con instrucciones a quien sería su perro guía.

Los entrenan a caminar siempre rectos, a la izquierda de las personas ciegas; aprenden a cruzar calles, encontrar puertas, escaleras, sillas, subir al transporte, comportarse en lugares públicos y mucho más.

De acuerdo a los registros de perros guías en México, Sari es la única usuaria de uno de ellos en Nuevo León.

Según datos que obtuve en el INEGI, el 6.1% de la población en México es objeto de lo que se denomina como “diversidad funcional”, que comprende situaciones de imposibilidades visuales, auditivas, motoras o mentales.

En Nuevo León, el último censo al respecto indica que hay 320,000 personas con esa condición.

Sari y Odín son un binomio que anda por la vida amparados por el Artículo 58 de la Ley de Protección al Consumidor, que establece no cobrar cuota extra por el acceso al perro guía y el 16 de la Ley General de personas con discapacidad que se refiere a los perros guías y sus derechos.

Sari se sabe de memoria los textos completos de ambos Artículos y los cita con fluidez y seguridad cada vez que es necesario, como ocurrió en la situación que vivió en el hotel Safi.

“¡Odín no es una mascota!, es un perro de asistencia, su trabajo es ver por mí y llevarme por donde no hay obstáculos o riesgos; por añadidura, deben permitirle el acceso a restaurantes, transporte, dependencias de gobierno y en general, a todas partes”, dice Sari.

Debido a la falta de cultura al respecto ha tenido que denunciar a quienes le niegan el acceso a su compañero; antes del incidente en el hotel Safi, fueron una plaza comercial, un hotel y hace poco, hasta en su propio trabajo.

Su relación con Odín es 24/7, lo aprecia como un compañero, convive con él todo el día, ambos duermen en el mismo cuarto. “No se separa nunca de mí”, dice Sari.

Sari porta un gafete con la foto de ambos para avalar su unión. Odín luce un letrero bordado que advierte: “Por favor, NO me acaricies. Estoy trabajando”.

Cajón de Sastre:

  • Todos los días salen juntos a enfrentar la discriminación.
  • Uno cuida del otro. Tienen el mismo camino y lo recorren guiados por los ojos de tono almendrado de Odín, el Labrador Retriever de pelo liso y color crema, a quien le negaron la entrada al Hotel Safi de Monterrey.
  • Mañana, cambio completo de programa, sin faltar el Incomparable Iván y toda la Compañía.