He ido siguiendo la contienda electoral y en general la vida política de mi país, como lo vengo haciendo desde hace más de cuatro décadas. Sí, desde niño, en que en lugar de caricaturas prefería ver las noticias, y también películas con contendido no frívolo, documentales, leer el periódico y más, y creo poder explicar algunos porqués de un sector, minoritario de la sociedad mexicana que, a pesar de los apabullantes resultados en encuestas y sondeos, creían genuinamente posible un triunfo de Xóchitl Gálvez y su alianza anti natura de partidos políticos:
- Es gente que ha vivido prácticamente toda su vida en un mini círculo social homogéneo, es decir, sus mismas amistades, mismos nomiy caras desde literalmente, el jardín de niños hasta en ya muchos casos, ser hoy abuelos; es decir, viven en una burbujita de privilegio y son incapaces, por sus arraigados complejos y su frivolidad, de hablar siquiera con otras personas. En pocas palabras, no tienen la menor idea del país en dónde viven y su realidad, mismo que para ellos de reduce al que ven al ir a tomar el café y a “echar el chisme” (a costa de su mismo circulito social, dicho sea de paso), en su club deportivo, los colegios de sus hijos y sus bodas endogámicas y su muy limitada cultura general y política, basada en que “¡si el presidente (¡qué horror!) habla como tabasqueño” (es de Tabasco ), que si no trae zapatos de marca o un “¡uuf!... ¡Es que no lo soportooo, con ese traje algo arrugadoo!”.
- El aspiracionismo que menciona el presidente, que quizás semánticamente y a mi parecer sería el vocablo más indicado el de “pretenciosos”, es más que real; no conciben a un presidente que prescinde de lujos y banalidades, siendo presidente, que el poder es para eso principalmente, ¿¿que no??
Y se pueden ennumerar muchas más razones, por ejemplo que nuestras élites, parasitarias y rentistas en nada despreciable porcentaje no lee (güevones, pues) no son capaces de leer la prensa. Ni qué decir de seguir programas de análisis en medios de comunicación y ya ni mencionar el leer libros, no, ¿para que?, si ir al tenis, viajar a San Antonio al ‘shopping’ o jugar a las cartas con las comadres y/o juntarse con los compadres en un antro deja más al espíritu y a la mente que todo eso, que “¡pero que güevaaa!”, y que “¡qué horror los nacos no pueden gobernar, si son pobres es porque así lo quieren y no debemos permitir permeabilidad social alguna!” (lógico, con palabras algo más rupestres); que “para eso está el metro, los peseros y las banquetas, los coches nuevos solo nosotros, qué horror, qué horror, qué horror, que ¡seremos Venezuela!”. Y es que no es casualidad que se hayan identificado con una candidata que para cualquier efecto resultó una auténtica vergüenza, pero ellos no lo notaron; su nivel intelectual es similar ó menor, venga, qué para esa gente Morelos y Felipe Ángeles bien pudieron ser contemporáneos que ¡qué más da!; y ojo, que bueno que haya habido alta participación en la urnas, eso siempre será aplaudible, pero lo seria quizás más, que todos los mexicanos conociéramos a México mucho mejor, a todos los Méxicos si se quiere, pero conocerlo, que es nuestra obligación mínima, al ser el país en donde nacimos y vivimos, en pocas palabras pues, la patria misma.