En un artículo para El Universal, Sabina Berman plantea las diferencias con la que actores políticos y opinadores se dirigen a Claudia Sheinbaum, mujer que gobierna la CDMX y que aspira a convertirse en presidenta.
En específico, Sabina Berman destaca que mientras a Claudia Sheinbaum se le pide alejarse de AMLO, ese vínculo no se cuestiona en el mismo nivel con Ricardo Monreal o Marcelo Ebrard, quienes también buscan la candidatura por Morena.
Ese trato distinto hacia Sheinbaum podría considerarse como un ataque al feminismo. Si bien la jefa de gobierno es libre y tiene sus propias premisas y convicciones, una de sus cartas más fuertes para buscar la candidatura presidencial es la excelente relación que mantiene con el presidente.
¿Por qué entonces pedirle que renuncie a uno de sus principales activos como aspirante presidencial? Si Monreal y Ebrard gozaran de los favores de la actual conexión entre AMLO y Claudia Sheinbaum, seguro harían lo imposible por destacar ese respaldo en cada esquina.
Pero la verdad es que, por distintos motivos, ni Monreal ni Ebrard cuentan con la confianza que AMLO tiene en Sheinbaum como posible continuadora de la Cuarta Transformación.
¿A quién conviene que Claudia Sheinbaum pinte su raya del presidente AMLO bajo la falsa premisa de “piso parejo”?
¿Por qué no bajo ese escenario de grandes renuncias se pide, por ejemplo, que Ricardo Monreal renuncié desde ya al Senado de la República, o que Marcelo Ebrard rompa de manera directa con Mario Delgado, su principal aliado en la estructura de Morena?
Aún falta mucho para el 2024, pero desde ya las y los principales aspirantes deben de agarrarse de donde puedan para no caerse de la silla presidencial sin siquiera haberse sentado. Aguas.