La fuerza del nombre

No sé si Luis Donaldo será candidato presidencial. Hablé con él hace un par de meses. Volví a verlo después de mucho tiempo —la ocasión anterior ocurrió en 1994, cuando él era un niño de 9 años de edad—. Le pregunté al final de la charla si había visto las encuestas de preferencias electorales presidenciales. Obviamente está al tanto de lo que dicen tales estudios: en la carrera por la presidencia de México en 2024 es el único político de oposición capaz de competir con la líder Claudia Sheinbaum, de Morena, y con el segundo lugar, Marcelo Ebrard, también morenista.

Con los pies en la tierra Colosio Riojas explicó sus excelentes números en las mediciones de preferencia electorales rumbo al 2024: los debe al recuerdo de su padre asesinado. Sin duda, es la fuerza del nombre, como dijo su amigo Agustín Basave Benítez en un artículo publicado en Milenio. Pero también, añadió el politólogo, por la bonhomía y sensatez. del hijo del inolvidable Donaldo.

Es verdad, bonhomía y sensatez, virtudes que tanto destacan en en Nuevo León, donde resulta inevitable la comparación entre Colosio Riojas —alcalde de la capital del estado, Monterrey— y el gobernador Samuel García.

La fuerza de la prudencia

Lo que más beneficia a Donaldo es la estridencia, y aun la bipolaridad política, de Samuel, quien con extrema facilidad pasa de una crisis terrible con las mujeres nuevoleonesas que acusan a su gobierno de feminicida, a sentar las bases para resolver un conflicto de México con Texas.

Luis Donaldo, hombre prudente, gobierna Monterrey en el equilibrio. La gente lo nota y lo aprecia. Sin duda, la sociedad está cansada de políticos estruendosos en el poder que pasan del éxito al fracaso en cuestión de horas y que, en realidad, todo lo complican.

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En el tracking 2024 —de MetricsMx, publicado diariamente en SDPNoticias— entre quienes aspiran a la candidatura presidencial por Movimiento Ciudadano, la ventaja de Donaldo sobre Samuel es enorme.

¿Y Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco? Todo un caso el señor Alfaro. En 2020 era el héroe de la oposición. Enrique Krauze, eminente historiador, comparó al gobernador de Jalisco como un personaje histórico: “El gobernador Enrique Alfaro honra la tradición liberal de Jalisco. También Mariano Otero enfrentó gallardamente el acoso injusto del gobierno. Y pasó a la historia por resistir”.

¿Resistir? Se suponía que Alfaro luchaba heroicamente contra el gobierno del presidente López Obrador. Pronto quedó perfectamente evidenciado que las cosas no eran así. El jalisciense entendió que no le convenía enfrentar al tabasqueño y decidió colaborar. Otra vez, la bipolaridad política: del pleito a muerte a la cooperación.

El hecho es que Enrique Alfaro en los primeros días del tracking 2024 estaba en un lejano segundo lugar entre los aspirantes de MC —Luis Donaldo Colosio siempre el líder con gran ventaja—, y ahora ya ni eso: la segunda posición, a mucha distancia de quien encabeza la carrera, desde hace bastantes días es de Samuel García.

¿Qué debe hacer Alfaro para volver a ser competitivo? No tengo la menor idea, pero quizá debería empezar por conciliar con líderes de Jalisco —empresariales, mediáticos, políticos—que se sienten indebidamente maltratados por su gobierno. Después, con sus asesores diseñar alguna estrategia para que se le aprecie en todo el país; eso sí, sin jugar a ser el nuevo Mariano Otero, sino presentándose nada más como un político capaz de simplemente hacer su trabajo sin escandalizar.

El candidato o la candidata de AMLO

En Morena, está claro desde el principio, la competencia se da solo entre Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard. Pero, por las características del partido del presidente AMLO —invariablemente tiene otros datos— no debe descartarse al único otro político de izquierda que parece estar en serio en la carrera, Adán Augusto López Hernández.

En el partido en el poder se hará lo que el presidente piense sea lo mejor. Si se basa en estadísticas, la candidata será la jefa de gobierno de la Ciudad de México, cuyos números de preferencias electorales son superiores —no por mucho, pero superiores sin duda— a los del canciller.

Que Sheinbaum es la favorita lo demuestra tanta grilla en su contra en estos días: lo que fue un gran triunfo para AMLO en la Ciudad de México y en otras entidades que políticamente ella coordinó, como el Edomex, la comentocracia pretende hacerlo aparecer como una derrota de la aspirante.

¿Y Ebrard? No son malos sus números, pero su compromiso con el lopezobradorismo no se ve muy firme. No ha estado recientemente en las grandes batallas de Andrés Manuel. Se fue de gira a Asia cuando el presidente resistió en Palacio Nacional lo que fue casi una invasión estadounidense —un enviado especial del presidente Biden y 20 empresarios—, que pretendía doblarlo par echar atrás la reforma eléctrica. Por lo demás, el titular de Relaciones Exteriores más bien hizo poco, y en estos casos poco es nada— para apoyar la consulta de revocación de mandato.

El caso de Adán Augusto es extraño. Sin duda, entre los aspirantes de Morena a la candidatura presidencial sin duda el secretario de Gobernación es el preferido por la comentocracia y por la clase política de todos los partidos. Tiene el mérito de que ha sabido defender con bastante fuerza los proyectos más polémicos de AMLO, pero lo ha hecho con formas que agradan inclusive a los enemigos del presidente.

¿El resto de quienes se suponía tenían posibilidades de llevarse la candidatura presidencial de Morena? Se perdieron. No están en el ánimo de la opinión pública Esteban Moctezuma, quien se jubilará como embajador en Estados Unidos; Tatiana Clouthier, quien lo ha hecho muy bien como secretaria de Economía y, por lo tanto, podrá acompañar al próximo presidente o próxima presidenta en un cargo de primer nivel; Juan Ramón de la Fuente, otro que se jubilará como embajador, en la ONU; Rocío Nahle, quien tiene otros planes: terminar la refinería en Tabasco para, de inmediato, lanzarse a buscar la gubernatura de Veracruz.

¿Ricardo Monreal? Todo lo ha hecho mal y no es tomado en cuenta por nadie en Morena. El dirigente de MC, Dante Delgado, contaba con él para las presidenciales de 2024, pero teniendo a Colosio tan alto en las encuestas sería una locura preferir a alguien como Monreal con números tan pequeños.

¿La alianza PRI-PAN-PRD?

En el tracking 2024 de MetricsMx casi todos los días la pelea ha estado —con números muy bajos— entre la senadora Lilly Téllez y el excandidato presidencial Ricardo Anaya, con ella ligeramente adelante. En pocas mediciones otros dos políticos han superado a Anaya: el priista Enrique de la Madrid y el consejero presidente del INE Lorenzo Córdova.

En la publicación de este jueves, Enrique de la Madrid y Lilly Téllez están empatados con 8.5% en la intención del voto. Nada representan frente a Colosio, Sheinbaum y Ebrard, pero hay un hecho destacable: De la Madrid ha crecido prácticamente desde cero. ¿Qué ha hecho para lograrlo? Nada, excepto ser mesurado. Le ha beneficiado la comparación con la mala imagen de Anaya —el excandidato podría ir a la cárcel— y, sobre todo, con el muy chirriante estilo de Lilly.

De la Madrid necesitará mucho más que solo ganar por default en una alianza opositora que carece de opciones competitivas.