Resulta muy extraño que, de acuerdo a la imagen que ella misma publicó en sus redes sociales la columnista de Reforma Eugenia Denise Dresser Guerra visite territorio de Ucrania cómo presunta representante de “Gobierno de México”, institución que aparece antes que el diario en donde publica sus habituales diatribas anti-AMLO.
También resulta contradictorio, por decir lo menos, que presente su nacionalidad como “Estados Unidos”, siendo que de acuerdo a la acreditación que Dresser Guerra ostenta, asiste como representante de México.
Lo demás es derecho de la vocera del neoliberalismo mexicano es mundial. Una visita a su perfil de Twitter la muestra posando junto a miembros del ejército ucraniano, entre cuyas filas se encuentran neonazis cómo el “Batallón Azov” (de ahí viene la campaña de “desnazificación” anunciada por Vladimir Putin el año pasado) y hablando de “libertad de expresión” en Ucrania, un país en donde por decreto fueron cerrados medios críticos al títere Volodímir Zelenski y partidos de oposición.
Insisto, Dresser tiene, supongo, el derecho de ir a hacerle propaganda de guerra al régimen neofascista de Ucrania y de acreditarse cómo ciudadana estadounidense si cuenta con doble nacionalidad. Lo que no debe hacer, bajo riesgo de crear incluso un conflicto diplomático ostentándose cómo representante de algún tipo del Gobierno Mexicano.