EL FONDO DEL MEOLLO
Ridículo total de parte del América. Es más, cualquier adjetivo calificativo que se le quiera dar a la eliminación del equipo dirigido por Fernando Ortiz se quedará corto a lo sucedido... ¿Qué pasó en el Estadio Azteca, por qué fracasó el América?
La soberbia ha sido de los principales ingredientes de este fracaso, no hay duda. Pensarse en la final y hasta siendo campeones por lo hecho en los cuartos de final ante Puebla. Subestimaron a su siguiente rival y cometieron errores defensivos -en pelota parada-, que ya habían presentado en otros momentos del torneo, pero que quedaron cubiertos por los resultados positivos, la racha, el liderato y demás variables que hicieron, en su momento, al América el principal favorito para el título. Además, un plantel que lleva por lo menos con el 80% de los mismos jugadores en los últimos fracasos, demuestra que no tienen futbolistas que puedan marcar diferencia en momentos críticos.
Falló Fernando Ortiz como técnico. Por supuesto. No corrigió dichos errores que seguramente también tenía detectados a partir del trabajo de su cuerpo técnico o de inteligencia deportiva del club. El argentino movió a sus piezas en busca de remontar, género opciones, y estuvo cerca, pero lo del América en estás semifinales no era remontar por lo mínimo, era avanzar a la final aplastando a su rival y no lo hicieron, no fueron capaces.
No hubo líderes que levantaran al equipo cuando cayó en desesperación y frustración. No tuvo ese referente que saca al equipo de problemas. Todo lo que el americanismo había recuperado, lo perdieron por soberbios. Y aunque es cierto que el americanista es soberbio y se siente bien al serlo, tiene que respaldarlo con triunfos.
Fallaron los jugadores y por mucho. Se quedaron muy cortos a las expectativas y a lo que habían generado. Se compraron el cuento de ser invencibles y terminaron haciendo el ridículo. Se perdió la contundencia cuando más se necesitaba, también los líderes; se regresó a esperar una individualidad y se olvidaron de lo colectivo. No pudieron contra un Toluca que apostó todo a lo que menos hizo bien durante el torneo: defender. Y que no salgan que “casi les sale” con el tanto bien invalidaron a Henry Martín. No es disculpa, no es pretexto.
Lo único que sí no pueden decir es que el América fracasó por el arbitraje (así como tampoco hubiera sido campeón por lo mismo), y quien lo piense así sigue sin entender lo que significa este equipo, las obligaciones que tiene.
Regresó el americanismo, llenaron el Azteca e hicieron ilusionarse banalmente a cientos de miles de personas. Noche triste la del sábado en el estadio, porque además de todos los líos deportivos es una falta de respeto al deporte que se ponga más de 45 veces en el sonido local la canción de: “América, a ganar… América, estoy contigo…” de verdad, no dejan sentir el futbol como lo que es, y se convierte en un show manejado por un animador de fiesta barata.