Hoy día los hechos valen poco. A diferencia de, quizá, otros tiempos cuando los debates de ideas y la presentación de datos movían la opinión del electorado, hoy quien gana la narrativa es ganador en las elecciones.
También valen enormemente los perfiles y el supuesto origen de los candidatos. De allí que Xóchitl Gálvez, desde el inicio de su campaña, haya pretendido pasar el mensaje de que era de origen indígena; como si pertenecer a una etnia le calificase para ser una mejor presidente de México.
AMLO y los suyos, en reacción, respondieron descalificando el pasado de Gálvez (insisto, como si sus orígenes definiesen sus competencias como funcionaria pública) ¿Dónde han quedado entonces la formación, experiencias y competencias de los candidatos? ¿Ya no valen frente a la opinión pública y el electorado? En suma, todo gira frente a la percepción personalísima del candidato ¿viene de orígenes humildes?, ¿es simpático?; ¿es carismático?
En este orden de ideas, la candidatura de Claudia Sheinbaum presenta interesantes desafíos. Nadie se atrevería -ni siquiera entre sus seguidores- a describirla como mujer carismática. Si bien es mujer afable, dista enormemente de convertirse en una candidata popular capaz de levantar pasiones y llenar plazas públicas. Es inexpresiva y ha optado por replicar las frases cantadas de la 4T: conservadores, mafia del poder, etc.
Por otro lado, así como no es una mujer política natural, es también una candidata competente. Nadie pone en duda sus competencias y formación probadas como científica y con un paso decoroso por el gobierno de la Ciudad de México.
Por tanto, ante mis argumentos iniciales ¿qué haría posible la victoria de Claudia? En primerísimo lugar, el apoyo de AMLO. Con el espaldarazo del popular presidente, Claudia pasea ufana por for el país evocando en sus discurso a AMLO, tanto como candidato como jefe de Estado, lo que le ha granjeado una simpatía incial ante muchos mexicanos. Se trata pues, de un reflejo inercial hecho posible por la persona de AMLO, dejando a la Claudia científica, competente e inexpresiva en un lejano segundo plano.
Otro factor que resultaría determinante la victoria de la ex jefa de Gobierno será el respaldo de los gobernadores y de toda la maquinaria de Estado, desde los recursos utilizados en las secretarías de finanzas de las entidades hasta el dinero del gobierno federal. Sumado a ello tendrá a su favor, en caso de un hipotético conflicto post electoral, el respaldo de la Guardia Nacional y el conjunto de las fuerzas del Estado.
En suma, sí que es probable que Claudia Sheinbaum resulte la próxima presidente de México. Sin embargo, no lo será derivado de su personalidad (lo que rompería en los hechos con los fenómenos que hicieron ganar a AMLO y Fox) sino de una combinación de factores tales como el respaldo del presidente, la maquinaria del Estado y unos cuantos mexicanos atraídos hacia la personalidad de la candidata.