El reportaje contra el segundo de los hijos del presidente López Obrador —publicado en el portal de Carmen Aristegui y en la revista Proceso— lo patrocinó CONNECTAS, que se supone es “una iniciativa periodística sin fines de lucro que promueve la producción, el intercambio, la capacitación y la difusión de información sobre temas claves para el desarrollo de las Américas”.
Desde la expresión las Américas empieza a oler mal el asunto. Y es que en los debates periodísticos mexicanos, sobre todo si tienen que ver con la política de nuestro país, de ninguna manera resulta aceptable el tufillo imperialista.
En efecto, imperialista. El Diccionario panhispánico de dudas de la Real Academia Española apunta que “no existe razón alguna para censurar el plural las Américas”. Justifica su afirmación en el hecho de que “este plural expresivo está también presente en la locución hacer las Américas, usada en España con el sentido de ‘hacer fortuna en América’…”.
Lo que no aclara el Diccionario panhispánico de dudas es si hacer las Américas también incluye enriquecerse en Estados Unidos. Sus redactores no especificaron nada al respecto seguramente por honestidad intelectual: si para los españoles ha resultado sencillo realizar negocios fáciles en México, Bolivia, Argentina, etcétera, no se atreverían a intentar hacer las Américas en el país actualmente gobernado por Joe Biden, donde los súbditos de Felipe VI de España no impresionan a nadie. Esto lo digo desde el respeto, el cariño y la admiración que siento por el pueblo español y las maravillas de su cultura. Pero, ni modo, contemos las cosas como son.
Así que, para los españoles, las Américas ha sido territorio de conquista, de cierto abuso, de riqueza fácil. Por su parte, ese término agrada a los estadounidenses porque les sirve para distinguir América (el país donde ellos viven) de las Américas, el resto de las naciones del continente.
CONNECTAS se ocupa de las Américas no en el sentido que le dan a la expresión los españoles que vienen acá a hacer fortuna, sino en el otro, el que le dan en Estados Unidos, que se sienten superiores a todos los demás.
En el tema que realmente nos ocupa debe destacarse que CONNECTAS es una organización gringa. Los recursos para sus reportajes los aportan empresas y fundaciones de Estados Unidos, como el International Center for Journalists, que vive del financiamiento de:
- Dow Jones
- Google News Lab
- John S. and James L. Knight Foundation
- New York Times Company
- Johnson & Johnson.
En ese sentido —pero no solo en ese, que conste—, y guste o no a los y las periodistas de CONNECTAS, es un hecho que hubo dinero estadounidense detrás del reportaje, lleno de falsedades, elaborado evidentemente con el único propósito de golpear a Andrés Manuel López Beltrán y a Sembrando Vida, este el programa de desarrollo social más importante de su padre, el presidente de México.
Desde luego, no hay que confundir al International Center for Journalists con el más prestigiado International Consortium of Investigative Journalists. Este último no se mete en politiquería barata y ha realizado investigaciones periodísticas fundamentales, como la de los Pandora Papers.
¿Por qué la saña de CONNECTAS contra el segundo de los hijos del presidente López Obrador, un muchacho a quien no se le respeta ni siquiera el derecho de intentar establecer, con muchas dificultades y sin financiamientos ilegales, un pequeño negocio de producción de chocolate en tierras que le heredó su abuelo?
La verdad de las cosas es que el pleito no es con Andrés Manuel chico, sino contra Andrés Manuel grande. Alguien en Estados Unidos —y en México también— debe estar muy molesto porque en reunión bilateral, en el marco de la reciente Cumbre de líderes de América del Norte, los presidentes Biden y López Obrador acordaron invertir, para ampliarlo, en el programa Sembrando Vida.
Sabemos que en el periodismo y en la política las causalidades no existen, así que no puede ser casualidad que un día después de la difusión del mencionado reportaje contra el hijo de AMLO y Sembrando Vida, el diario El Universal haya dedicado el espacio más relevante de su portada a una nota bastante exagerada: “Talan selva para beneficiarse de Sembrando Vida”.
Poderosa debe ser la mano que mece la cuna de CONNECTAS, el International Center for Journalists, el portal de Aristegui, la revista Proceso y el periódico El Universal. Solo alguien con recursos para todo fin práctico infinitos puede mover en la misma dirección a tantos medios y organizaciones de periodistas.
La buena para Andrés Manuel chico: no quieren dañarlo, es decir, el ataque no es personal. La mala para este joven que trata de simplemente ganarse la vida en un pequeño negocio familiar: lo usan para intentar destruir un programa, el Sembrando Vida, que por lo visto debe ser la gran cosa, ya que alguien poseedor de inmenso poder se está tomando demasiadas molestias —y quizá inclusive incurriendo en gastos extraordinarios— para que tal programa fracase.