Para nadie es un secreto que Claudia Sheinbaum busca la presidencia en México. Es una clara candidata que bien podría ganar – si Marcelo Ebrard no juega astutamente sus bazas - la candidatura de Morena, y con ello, seguramente, convertirse en la próxima presidenta de México. De hecho, a la luz de todas las encuestas de opinión, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México cuenta con buenas posibilidades de suceder a su líder moral en Palacio Nacional.
Hace un par de días, tras la crítica abierta hecha contra AMLO por parte de los expresidentes Zedillo y Calderón en Madrid, Sheinbaum colgó un vídeo en sus redes sociales en el cual calificaba de “indignante” sus declaraciones en relación con AMLO y su gobierno. Acto seguido, la funcionaria lanzó preguntas al aire tales como ¿Por qué tienen tanto miedo a la reforma electoral promovida por AMLO? Luego, Sheinbaum recordó el “fraude electoral” presuntamente promovido por Vicente Fox (y quizá fraguado por el IFE, según expresó) contra AMLO en 2006.
En relación con la pregunta formulada por Sheinbaum, yo respondería: se le tiene miedo a la reforma electoral de AMLO porque el tabasqueño, a lo largo de su carrera política, jamás ha mostrado el mínimo respeto hacia las autoridades electorales. Ha sido el adalid de la descalificación contra el INE y contra el Tribunal Electoral cuando sus decisiones y fallos no han sido en favor. Así ocurrió desde su derrota frente a Roberto Madrazo en Tabasco, y luego, en las elecciones de 2006 y 2012, frente a Calderón y Peña Nieto, respectivamente.
También le tenemos miedo a su “reforma electoral” porque AMLO, en su sempiterna voluntad de sembrar la división y el encono con objetivos políticos, ha descalificado al INE, a pesar de que éste es hoy en día uno de los pilares fundamentales de la democracia mexicana. En adición, tememos que AMLO busque la desaparición de las autoridades electorales, pues el presidente de México ha demostrado seguir al pie de la letra el libro de texto del populismo latinoamericano; donde los dictadorzuelos se alzan con el poder gracias a las instituciones, y luego, las desconocen para permanecer en el poder o para perpetuar su nefasto legado.
En suma, Claudia Sheinbaum, en un abierto desafío a la ley electoral, y olvidando que es aún jefa de Gobierno de la Ciudad de México, se lanza sin ambages contra opositores políticos y ex presidentes esgrimiendo razonamientos sin evidencia, con la única voluntad de ensalzar la figura del caudillo, y con ello, fortalecer su posición rumbo a 2024.