La ministra presidenta Norma Piña acaba de hacer una declaración que me pareció muy interesante y con un profundo mensaje para quien pueda entenderlo y le quede el saco. Dijo textual:

“En la evolución de nuestra institución a las exigencias ciudadanas, no debemos confundir legitimación con popularidad”.

Y tiene mucha razón: Morena se esmera y se esfuerza en ser popular para poder sostenerse en el poder. Y nos queda claro que ser popular no es sinónimo de ser bueno y eficaz.

Sin embargo, la estrategia que ocupa Morena para seguir sobreviviendo es hacer y decir un sin fin de payasadas (perdónenme la expresión) y con eso la gente se queda enganchada en las tramas que Morena inventa, en los dichos, en los apodos, en las afrentas, en las historias que AMLO desde sus mañaneras le cuenta a la gente.

Somos un país con habitantes que básicamente también están resentidos:  ya sea por sus historias familiares, o de sus antepasados o por sus historias de vida actuales, que no cuentan con finales felices, parejas perfectas o poder tener la oportunidad de vivir en desahogo económico.

Entonces tenemos a un presidente que todos los días se nos presenta como un hombre colérico, enojado, que continuamente se la pasa manoteando al atril, lanzando injurias, apodos, odio, entonces ahí se da un romance, un “match”, un “click” íntimo y cercano entre ellos y el presidente.

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Es que sólo puedes coincidir y llevarte con quien piensa igual que tú. Si el presidente muestra amargura y resentimiento, la gente que muestra y que vive en amargura y resentimiento tendrán un sentimiento de pertenencia con él.

Esa es mi teoría, de otro modo no comprendo como es que Morena sigue siendo un partido tan fuerte, no  tanto como estructura política porque todos están queriendo jalar agua para sus molinos, sino desde sus bases y desde su discurso de polarización y odio han hecho que Morena fácilmente gane todavía candidaturas y gubernaturas.

Además, como bien lo dice la ministra presidenta Norma Piña, no se gana ni se gobierna a punta de ridiculeces y de tonterías.

Por eso es que a Morena le funciona el show que da Layda Sansores, le apasiona el discurso cantinflezco de Hugo López-Gatell y las puntadas de Monreal y Mario Delgado... Hasta los shows que brinda Alito, le sirven.

Es que ahí radica el peligro, Morena se ha convertido en un espectáculo de entretenimiento,  hasta con conciertos musicales masivos, y luces y colores.

Pero la mal gobernanza se ve en diferentes formas, desde darnos cuenta al ir al supermercado que el dinero no alcanza para nada, hasta temer por nuestras vidas cuando vamos en carretera.

Es cansado vivir en un país donde el miedo es el constante acompañante de nuestro día a día.

Y también los que votan por Morena tienen terror por sus vidas, eso es lo que llama la atención.

Hay gente que vota por Morena y ama a Obrador pero que jamás se atenderían en el IMSS o en el ISSSTE, porque saben que no saldrían vivos de ahí, entonces le aplauden a Obrador pero si se enferman se internan en hospitales privados. Entonces, claramente uno descubre que aquel que vota por AMLO  que cuenta con dinero, pero que no hace uso de sus espectaculares centros de salud, es alguien que no confía en el presidente, pero que le aplaude sus discursos de odio porque se identifica con el mismo.

Ahora está pasando un fenómeno extraño: la gente no está queriendo trabajar. Hay puestos que anuncian que solicitan a trabajadores en distintos establecimientos y ves el anuncio publicado por meses.

Platicando con gente por aquí y por allá me dicen: “Es que la gente no quiere trabajar porque con las becas que les da Obrador a los que no estudian ni trabajan, no se ven en la necesidad de buscar ingresos y si a eso le sumamos que en alguna casa existan varias personas de la tercera edad, pues con la pensión no hay mucha necesidad de esforzarse más, tienen el dinero a la mano y gratuito, ¿porqué querrían trabajar?”

Y jamás lo había analizado así, pero me explotó la cabeza y pensé: “un montón de gente sin trabajar es un montón de gente que tiene muchísimo tiempo para pensar cómo ‘joderle’ la vida al otro, que tiene tiempo de pensar cómo obtener de manera fácil y rápida más dinero”.

La gente improductiva además de deprimirse,  su mente vuela por todos los lugares inimaginables pero ojalá que fuera para hacer el bien, sino que e hunden más en la soledad y en la miseria, ah pero eso sí, sabiendo que mes con mes estirando la mano les llega un dinero.

Ese es el fenómeno de Morena y esa es la fórmula obradorista. Le ha funcionado el grito y el manoteo.

Y tristemente no veo a nadie de la oposición que no haga lo mismo.

Parece que de pronto imitan el patrón de comportamiento del presidente para ver si en una de esas les funciona.

Yo mientras tanto siento un sentimiento de orfandad como nunca antes. Sé que no tengo presidente al que le importe ni le interese mi vida.

Y no creo que vaya a cambiar este sentimiento en años.

Por lo pronto, pensar que mis hijos vivan en México ya es prácticamente imposible. Sacarlos de aquí cuanto antes aunque me parta el alma en dos será lo correcto, porque ya no hay esperanzas en este país ni posibilidades de desarrollo ni garantías de seguridad.

No entiendo cómo un país tan hermoso como el nuestro, con tanta gente buena, tanta riqueza cultural, se encuentra sumido en un fango.

¿Alguna vez saldrá de ahí? Lo dudo.

Es cuanto.