El ajedrez humano
Es el podio número 22 de Checo Pérez en la Fórmula 1, es séptimo de esta temporada, el cuarto doblete de Red Bull, entonces, ¿Por qué sabe a poco? ¿Por qué al cruzar la meta, al subirse al podio queda ese sabor agridulce? ¿o solo me pasa a mí?.
No quiero parecer un ingrato, no quiero que se piense que no es valorado los históricos logros que está escribiendo Pérez que lo han colocado ya como el mejor piloto mexicano de toda la historia, pero al analizar carrera tras carrera, al ver las repeticiones, me quedan sensaciones encontradas, de un orgullo enorme, de un júbilo que eriza la piel cuando el tapatío cruza la meta, cuando aparece la bandera de México o como en Mónaco, que sonó el Himno Nacional, por otro lado, me sigue pareciendo que Checo está para más, que es cierto, ha cometido errores, como el de Austria al querer comerse pronto a Russel, la fiabilidad que también le han restado puntos, como en Canadá.
Con todo eso, que obvio, ha abierto la distancia con Verstappen, nadie me saca de la cabeza que maquiavélicamente, Red Bull ha evitado el conflictuar a sus pilotos en pista, un problema que detonó en España, en la primer parte del campeonato, cuando la configuración del RB18 le sentaba bien a Checo y pese a que Max es un piloto nato, veloz, con un nivel superior, el mexicano le competía, cierto es que se tenía que exigir al máximo pero le alcanzaba para inquietar al actual campeón, tras las nuevas actualizaciones que obvio, le beneficiaron más a Max, esa cercanía se acabó, las diferencias se ampliaron y después de Mónaco, Checo tuvo que resignarse a dejar el discurso competitivo y pensar en el equipo.
Por eso a mí, me sabe a poco estos podios, porque Red Bull supo desarmar las aspiraciones de Pérez, enfocarlo más en quedar lo más cercano al neerlandés en vez de pensar en superarlo y que quede claro, nunca he siquiera insinuado que Sergio Pérez sea un mejor piloto que Max Verstappen, pero de que teniendo mejores beneficios propios de un monoplaza que es el mejor en parrilla, claro que puede pelear por algo más y no como pasó el domingo en Bélgica, que llegó 17 segundos por detrás.
Spa-Francochamps fue solo de Red Bull, sin ser Monza, es pura velocidad, ahí quedó claro que le sentó mejor al equipo de Horner que al de Binotto que otra vez volvieron a demostrar que no están a la altura desde el pit wall para saberle competir al Toro, Ferrari no hizo los errores ridículos de semanas pasadas, pero tampoco se fueron limpios, Carlos Sainz hizo lo que pudo, en un coche que calentaba demasiado los neumáticos y por ende, los degrada mucho. A Leclerc la suerte le jugó una mala pasada, la mica de una visera se le enredó en los frenos delanteros y lo obligó a parar en el único Safety car para que los mecánicos la quitarán porque provocaba un sobrecalentamiento, eso lo metió en el tráfico y perjudicó su remontada.
Y mientras Verstappen acabó con la carrera en la vuelta 18 cuando tomó el liderato, el monegasco no se acercó al podio, el colmo vino al final, en la penúltima vuelta, ahí si tiene culpa otra vez Ferrari, Leclerc era quinto, lo meten a boxes para buscar la vuelta rápida, los ingenieros no calculan y lo sacan justo con Fernando Alonso quien le pelea la posición, tal era la prisa de Charles por salir rápido de boxes que viola el límite de velocidad de los pits y lo sancionan cinco segundos, al final, ni logró la vuelta rápida, lo sancionan y en lugar de quedar quinto, finaliza sexto, un desastre.
Esperemos que la próxima semana, en Holanda, Ferrari de más pelea, porque el dominio de Verstappen y Red Bull es insultante.
@LEAdeportess