Por ti me he convertido
Bruta, ciega, sordomuda
Torpe, traste y testaruda
Es todo lo que he sido
Por ti me he convertido
En una cosa que no hace
Otra cosa más que amarte…
Porque este amor siempre sabe
Hacerme respirar profundo
Ya me trae por la izquierda
Y de pelea con el mundo
Shakira
No se me malinterprete, ni se quiera leer entre líneas. Con el epígrafe me refiero única y exclusivamente a la devoción que recientemente ha decidido profesarle Patricia Armendáriz al proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). No hablo aquí de otra cosa.
La hoy diputada pasó de ser una empresaria medianamente reconocida y una funcionaria pública que en algún momento se pensó seria, a dar el salto a la política y convertirse en una persona que hace comentarios realmente torpes y carentes de sensibilidad e inteligencia.
No es la primera vez. A principios de este año, cuando su ayudante Alfredo Serratos falleció de Covid-19, la legisladora escribió un tuit muy desafortunado, al grado que prefirió luego borrar el mismo. El Mijis, entonces diputado federal por Morena, le recriminó:
“Lamento la pérdida de Alfredo, tanto como lamento este comentario. Las conclusiones a las que llegas desde la cima de tu pirámide están fuera de la realidad. Lástima que tu caridad no pudo llegar a tiempo a su vida; lo que ves como poca autoestima, se llama desconfianza”.
El Mijis
Ya siendo diputada federal, elogió a Fernández Noroña llamándole patriota, en lugar de decir las cosas como son: que se trata de una persona deshonesta, creída y que brilla por su machismo y su misoginia.
La diputada ha resultado congruente, sí, pero por cuanto a su ceguera. Con tiempo anunció que no legislaría a favor de las mujeres que se “hacen las víctimas”. Me pregunto si eso incluye a todas las violentadas; a las que han sido asesinadas por su condición de género…
Con esas convicciones se entiende que prefiera ir a dormir al Congreso en lugar de prestar atención a lo que se legisla en el mismo. Aquí un botón de muestra:
Sus comentarios más recientes en su cuenta de Twitter fueron, primero, para solicitar pruebas a los padres y madres de familia que se han quejado por el desabasto de medicamentos oncológicos en el sector salud. Luego, acto seguido, para decir que no le habían dado una sola evidencia. ¿Qué esperaba, que le llevaran físicamente a su curul el cadáver de un niño?
Las reacciones no se hicieron esperar (¡bravo!). Y es que hay de donde escoger: desde las cifras publicadas en el sitio oficial de la Secretaría de Salud hasta el video de la comparecencia del secretario de salud en el Senado donde admite —sin lugar para las dudas— que existe un problema de desabasto, pasando por un río de personas que dan evidencia de sus casos. Claro, para ello se requiere primero no ser traste y testaruda, así como estar dispuesta a escuchar de razones.
Uno de los casos ventilados públicamente fue el de Guadalupe Acosta Naranjo, quien publicó en redes sociales que su esposa sufre cáncer de mama y, aunque recibe magnífica atención en la salud pública de Nayarit, ni el centro de salud ni la enferma tienen acceso a medicamentos.
La actitud de Paty Armendáriz no refleja un cambio basado en un convencimiento de que se desea “defender a los más desfavorecidos” de los cuales hay más de 60 millones en nuestro país. No, nada de eso. Es una pobre actuación ofrecida por miembros de la 4T, convertidos por la vía de la peor de las manipulaciones.
Usan la pobreza, el anhelo, las mejores intenciones y la ignorancia de la gente para venderse; dicen que ayudan a los más necesitados, pero los aumentan. Más allá de su labia, no ha habido un solo funcionario o legislador de Morena que haya podido probar lo contrario.
Esa es la conversión de la 4T: tozudez para tomar lo malo y volverlo peor; tomar lo que sirve, lo que es oro, para desecharlo.
Patricia Armendáriz defiende esa falsedad y se ha convertido en una aplaudidora más del régimen (y así cientos de miles más). Han escogido y han escogido mal. Allá ella.
Mas ojalá los legisladores pudieran convertirse en verdaderos defensores y representantes de quienes los necesitan. Pero en lugar de eso, una vez que a estos advenedizos se les ofrece un hueso con la mano izquierda, luego no hay manera de reconvertirse y soltar el yugo que los hace ciegos y sordomudos.
¡Bendito sea valer mucho más que eso, tener la fortaleza de no conformarse con migajas, estar por encima del tejemaneje de la deshonestidad y tomar la oportunidad de ver y actuar con claridad de mente!
Verónica Malo el Twitter: @maloguzmanvero