Hay muchas cosas que me parece que están mal de este gobierno. Cosas que les he escrito y compartido aquí. Por redes sociales (no por noticieros locales ni extranjeros) me entero de varias versiones acerca del estado de salud del presidente. Todo sería creíble si no se hubiera negado que el presidente suspendía su gira, asegurando que estaba muy bien de salud, para que enseguida el propio presidente AMLO (eso se supone) usara la red social que menos dice querer que es Twitter, para decir que tiene Covid pero que de su corazón está perfecto.
Los rumores entonces sobre su estado de salud por supuesto se desataron. Me encuentro ahora mismo en Barcelona y al enterarme de esta noticia, intenté sintonizar los noticieros locales por televisión y nada. Nadie da cuenta de nada acerca del presidente de México aquí. Como si no existiera. Supongo que es porque acá no especulan y me imagino que la forma de comunicación de su gobierno es frontal y directa, por lo que probablemente no se detienen a darle poder a una información que no esté confirmada oficialmente.
Pero me ha dejado pensando, si esto le hubiera pasado al presidente de España, Pedro Sánchez, en México ya sería una noticia y todos estaríamos enterados. Estando yo aquí la sensación de orfandad es mucha. Es una sensación de olvido e indiferencia.
A nadie aquí parece importarle la situación del presidente de México, o quizá no están enterados en lo más mínimo. Personalmente esta situación me tiene bastante contrariada, tengo un tema cercano con la enfermedad y me siento identificada con el presidente si es que es verdad que está muy enfermo como circula en redes.
No quiero caer en ninguna clase de especulación, pero es desesperante escuchar tanto silencio por parte principalmente de Adán Augusto, a quien le ha entregado la estafeta del país el presidente. Nada dice, nada tuitea.
Y digo, siendo de madrugada en México para un tema tan importante debería de haber más información, pero al parecer prefieren dormir las fuentes informativas del país. Y es que también les doy la razón. Si desde gobierno no les brindan certeza y credibilidad, no se pueden poner a especular tampoco. Sería un poco como caer en el chisme fácil.
He leído con el corazón roto en redes sociales a gente alegrarse por la enfermedad del presidente. No es la primera vez que pasa este fenómeno. Y digo que me rompe el corazón porque justamente hace días estaba pensando en cuán indiferentes e insensibles nos hemos vuelto.
Pero el presidente tampoco ha abonado mucho para que haya más unión en el país.
Ya lleva muchos días diría yo, que está muy enojado. Y pienso: qué cuerpo de la edad del presidente, con cateterismo, puede aguantar haciendo corajes todos los días de su vida. Entonces el clima en el ambiente también es de enojo, de explosiones y estallidos de violencia. Es algo como esperable.
Hasta ahora nadie sabe qué le está pasando al presidente. Yo esperaría que si de nuevo esta pasándola difícil ahora sí tenga la opción de cambiar de postura, de reconciliarse con él mismo y con su pasado, con sus heridas. La enfermedad sirve para sanar, dicen por ahí.
Y desde donde estoy solo queda esperar que la información real fluya. Negar que está enfermo y que su equipo solape negarlo también, es de una dureza y falta de corazón inconcebible.
El propio presidente que espero que en verdad esté bien, debería de aprovechar este momento para ser más empático, con él mismo para empezar. Pero desgraciadamente siempre sale con su “los neoliberales querían que me fuera mal pero no se les va a hacer” y de nuevo tendremos al mismo presidente que habiéndole la vida dado tantas oportunidades elegiría seguir atacando a otros.
Los mecanismos informativos del gobierno deberán ser, a partir de ahora más eficaces y menos emocionales.
Cada quien está actuando por su lado y si es que el presidente en verdad no tiene capacidad de maniobra ahora, es notorio que entonces nadie sabe cómo comunicar de manera que no se den especulaciones y tengamos certeza.
Es difícil pensar en un buen departamento de comunicación gubernamental si el propio presidente es el que decide qué decir y cómo decirlo: si él no está al mando, entonces nadie sabe qué decir.
Y mientras tanto la confusión y los rumores crecen. Veremos al pasar de las horas si fluye información confiable.
Deseo que el presidente sane. Y no nada más por él sino porque aún tiene a un hijo menor que le necesita, evidentemente igual que los otros, pero por la edad, más Jesús Ernesto.
Es que todos necesitamos que el presidente esté bien. En verdad lo necesitamos.
Es cuanto.