Presidente Andrés Manuel López Obrador:
Está en su derecho, aunque no lo apoye ni esté de acuerdo, en referirse a sus adversarios de la manera que usted usualmente lo hace, con las clásicas frases ya muy conocidas por todos acerca de que si son conservadores, hipócritas, neoliberales, falsos, y un largo etcétera que ya no es necesario escribir acá, porque se han escrito por todo México, cientos de columnas que tocan este tema.
De esto ya se ha hablado mucho y usted lo sabe muy bien.
Puedo entender su enojo y frustración por sentir que prácticamente todos los medios de comunicación lo atacan. Pero es que usted no ha entendido dudo que no es que lo ataquen, sino que hacen un análisis de cómo ha ido llevando al país y en medio de decisiones mal tomadas, la manera en que con mucho desprecio se refiere a los periodistas y a las personas que no comulgan con usted, eso que ya todos conocemos.
De ese tema también se ha hablado mucho y se está hablando mucho sobre todo por lo que le sucedió a Ciro Gómez Leyva.
Y es que hace días, antes del atentado contra el periodista usted comentó que quien escuchara a Ciro pues prácticamente “hasta tumores cerebrales les saldría”.
Para serle sincera, el día que usted dijo eso, que fue precisamente hace unos 4 días, no estuve enterada de su atroz comentario de momento.
Pero dado que sucedió el terrible intento de homicidio contra un periodista, es que en las redes empezó a circular esto que usted había dicho.
Y quisiera decirle, señor presidente, que mofarse con el tema de un tumor cerebral, nos agrede a todos por los que hemos pasado por una enfermedad tan terrible como esa.
Con eso no se juega señor presidente, eso ni siquiera se comenta.
Es un tema dolorosísimo para quienes lo hemos vivido de cerca.
Con su comentario agredió también a cientos de niños que padecen cáncer en México y uno de los más comunes, además de la Leucemia, es el cáncer en el cerebro.
Si… el cáncer en el cerebro, ese que empieza con la formación de tumores, así como usted dijo que se le formarían a quien oyera a Ciro Gómez Leyva.
Mi única hermana, que en paz descansa hoy, tuvo cáncer en el cerebro. Quiero decirle que fue horrible ver su deterioro y las secuelas que esto le dejó.
Al principio, cuando no sabíamos que tenía cáncer cerebral, empecé a notar que cuando manejaba se iba de lado, pero ella no lo notaba. Al caminar parecía que marchaba. La recuerdo bien caminando así en un supermercado pero parecía no darse cuenta tampoco.
Perdía el equilibrio y sus movimientos eran torpes. Su visión disminuyó.
El día que la acompañé a hacerse una tomografía al hospital, intentó vestirse y al ponerse el cinturón, simplemente ya no coordinó para poder hacerlo. En ese momento me miró y me dijo: “Algo anda muy mal Clau”. Y sí, la resonancia magnética había arrojado que tenía un tumor enorme en el cerebro y ya no la dejaron salir del hospital. Si no la operaban en ese momento quedaría ciega o paralítica.
Recuerdo bien que el mundo se me vino encima; estábamos muy solas y asustadas.
La cirugía fue una pesadilla. Entró en terapia intensiva. Pero tenía tantos tumores y estaba tan invadida que ya nada pudieron hacerle.
Digamos que el neurólogo (de quien por cierto no me acuerdo de su nombre sino aquí lo exhibía) solo la quiso operar para sacarnos dinero, pues él sabía bien que ya nada se podía hacer.
A raíz de esa cirugía los tumores fueron creciendo, limitándole a mi hermana el movimiento, con dolores intensos de cabeza y muchas complicaciones.
Hoy descansa en paz pero yo no tengo paz ni la consigo con sus dichos, señor presidente.
Porque además hay cientos de niños que sufren también por el cáncer cerebral, les afecta la visión, el equilibrio, las esperanzas de vida a veces son mínimas.
Señor presidente, le pido que brinde una disculpa a todos aquellos que el cáncer de cerebro ha tocado a nuestras puertas de muchas maneras.
Le pido, le exijo que brinde una disculpa a todos los padres de estos niños que sufren cáncer cerebral, que viven aterrados y llenos de dolor de ver a sus hijos sufrir y con la posibilidad de que sus vidas corran riesgo.
Por una vez en su vida, señor presidente, pida perdón. No solo espere a que la gente le pida a usted perdón, no espere que España le ruegue por su perdón.
Los niñas y niños de este país y todo aquel que haya sufrido o esté sufriendo por este tipo de cáncer merecen sus disculpas.
Yo también tuve cáncer de mama. No tiene usted idea del horror que se vive.
¿Acaso usted no temió por su vida cuando tuvo una enfermedad cardiaca?
¿Dónde quedó su humanismo?
Por favor… demuéstreme que no es el monstruo que aveces creo que es.
Soy muy terca y necia al aferrarme a creer que algún acto de arrepentimiento y de sinceras disculpas pueden gestarse en usted.
Es que no pierdo la esperanza.
Es cuanto.