En la discusión sobre la aprobación del presupuesto al parecer ninguna de las partes entrega la tarea. Dicen los diputados que no pueden aprobar lo que pide el gobernador porque no hay un proyecto ejecutivo que sustente toda la deuda adicional que pide. Del otro lado, los de la tesorería por medio del gobernador García, responden que no hay un estudio de viabilidad financiera sobre un probable aumento de un 25 por ciento a lo que les toca de participaciones. Al final, ni ellos ni los otros ni nadie parece avanzar en cuestiones del presupuesto. La raíz de esto tiene qué ver con no haber entregado el presupuesto el año pasado y al ante pasado.
Recuerdo cuando el gobernador García amenazó a la Cámara Local que iba a enviar el presupuesto pero que no permitiría que le cambiaran una sola coma al documento. Ahora la actitud ha cambiado y al parecer el gobernador envió el presupuesto con el ánimo que sea aprobado y que se cabildee lo que se tiene que cabildear. El gran problema, su partido no tiene la mayoría en la cámara como se esperaba durante el pasado periodo electoral. La gente decidió un balance en los poderes y llego a un “impasse” donde ninguna de las partes quiere ceder.
Suenan lógicas, de cierta manera, las exigencias de los alcaldes pues llevan un par de años sin un presupuesto real a las necesidades del municipio. Están sobreviviendo con las partidas del presupuesto de hace dos años solo porque el gobernador piensa que debe de ceder primero el congreso y luego el repartir las migajas del presupuesto.
Las arcas municipales que tienen recursos limitados por la falta de entradas de dinero por parte de las participaciones piden que se les recupere lo no obtenido en años pasados para poder cumplir con el mínimo funcionamiento municipal.
Siento que, si hubiera además del Congreso, un real representante ciudadano de la gente muchos pedirían otras cosas que no tienen que ver con las grandes obras del gobierno estatal actual. No tantas líneas de metro, no tantas carreteras que no alimentan o sirven a sus comunidades, asegurar la seguridad y el transporte público antes de todas esas obras que son más oropel que contenido.
La mejor obra del gobierno estatal ha sido la remodelación del centro Capullos del DIF, el gran problema es que solo se atendió a una comunidad de menos de mil personas cuando en la calle y otros municipios se tienen necesidades que no se están cubriendo. Imagine que todo el esfuerzo que le están metiendo a lo de Capullos se lo metieran al transporte público o a la seguridad, de otra cosa estaríamos hablando. ¿Será que eso es más complicado o que no hay alguien con la actitud de la titular de Amar a Nuevo León encargándose de esos temas?
Esperemos que el impasse del gobierno estatal y el poder legislativo se acabe pronto pues los que acaban pagando son los habitantes de Nuevo León.
¡Ánimo!