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La fuerte lluvia que azotó la Ciudad de México este lunes 21 de agosto provocó encharcamientos y goteras en pasillos y áreas comunes del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), afectando el funcionamiento de la terminal aérea.

Los críticos al Gobierno de la Cuarta Transformación señalan que los problemas que tiene el aeródromo son por falta de mantenimiento y de recursos para invertir en acciones preventivas para el inmueble, debido a que la Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA) sigue comprometida para cumplir con los adeudos financieros de la cancelación del aeropuerto de Texcoco.

Los adversarios al proyecto de transformación no están diciendo la verdad, ya que el TUA que les cobran a los pasajeros en el AICM no es que se utilice para pagar la cancelación del proyecto Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) en Texcoco, sino que estos recursos se asignaron en el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto como fuente de pago para los bonos de deuda que se emitieron hace siete años para financiar la construcción de la obra que canceló la actual administración federal.

El Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) que tenía a su cargo la construcción del NAICM confirmó en septiembre de 2016, la colocación de dos bonos en mercados internacionales por 2 mil millones de dólares, que le permitirán financiar la construcción de la terminal aérea en Texcoco, y que serían pagados con los ingresos de la Tarifa de Uso Aeroportuario que obtuviera ese aeródromo, y los del actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

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Los bonos se emitieron a dos plazos: uno por mil millones de dólares a 10 años y otro por mil millones de dólares a 30 años con tasas de 4.25 y 5.50% respectivamente.

De no haberse cancelado el proyecto de Texcoco, los recursos que se le cobra a los pasajeros de la Tarifa de Uso Aeroportuario se seguirían usando para pagar los bonos de deuda para construcción del NACM y esta obra empezaría a funcionar hasta septiembre del 2024, por lo que los usuarios tendrían que seguir usando el AICM y no se contaría con ese dinero para el mantenimiento.

Las aportaciones federales del gobierno de Peña Nieto para la construcción de la terminal aérea fueron sólo de 18 mil millones lo cual era insuficiente para la terminación de la obra aeroportuaria de Texcoco, por lo que se modificó el programa de financiamiento y se emitió deuda por 6 mil millones de dólares en bonos con vencimientos a 10 y 30 años y por 30 mil millones de pesos en certificados fiduciarios conocidos como Fibra-E, de todas formas insuficiente, ya que el presupuesto de la obra se había elevado a 305 mil millones, por lo que dejaba a la siguiente administración con los compromisos financieros establecidos y la necesidad de obtener 108 mil millones de pesos más.

El agente estructurador de la Fibra E para la construcción del NAICM fue Banobras, cuando está institución financiera era dirigida por el actual socio de José Antonio Meade y experto en inversiones offshore en paraísos fiscales Alfredo Vara. Los bonos se emitieron en marzo de 2018.

La contratación de la Fibra-E fue una inyección de capital innecesaria en ese momento, pues se tenían más de 100 mil millones de pesos disponibles y comprometía al GACM a pagar rendimientos del 10% a tasa real durante la duración del instrumento, sin posibilidad de amortización anticipada antes de 2026, lo que representaba prácticamente, pagar el doble del valor de la Fibra al final del contrato.

Los bonos de la Fibra-E fueron adquiridos en su mayoría por Afores con lo que se puso en riesgo los ahorros para las pensiones de los trabajadores.

El gobierno de la Cuarta Transformación dispuso de recursos públicos para la cancelación de una parte de los bonos de deuda que se emitieron para la obra en Texcoco.

Los arreglos que hizo el exsecretario de Hacienda y Crédito Público, Carlos Manuel Urzúa Macías para liquidar a los tenedores de los bonos del Fideicomiso de Inversión y Bienes Raíces y que eran la base para el financiamiento de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, ascendieron en total a 34 mil 27 millones de pesos, incluidos intereses. Estos números no coinciden con algunos analistas y con datos de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), que aseguran que se ha pagado mucho más.

Para llegar a este arreglo fue necesario una oferta por mil 800 millones de dólares de los bonos usados para financiar la nueva terminal aeroportuaria que en el mercado se conoció como “Fideicomiso Mexcat”; el objetivo de esta fue mitigar el riesgo que enfrentan dichos papeles. Esto redujo el monto de intereses a pagar y posibilita al Grupo Aeroportuario a reorientar su actuar.

Hay que recordar que, con respecto al financiamiento de la obra aeroportuaria en Texcoco el presupuesto original se estableció en 13 mil 300 millones de dólares de los cuales ya se habían recaudado 9 mil 850 millones bajo el siguiente desglose: 6 mil millones a través de bonos verdes, mil 600 millones a través de la Fibra E, una línea de crédito revolvente por mil millones y del Presupuesto de Egresos de la Federación, donde se destinaron mil 250 millones. El resto de los fondos podrían provenir, además de la TUA, de más emisiones de deuda.

Con el acuerdo de abril del 2019 de la SHCP se cambiaron las condiciones de crédito para los tenedores de bonos, debido a la recompra de 1,800 millones de dólares y los restantes 4,200 millones se liquidarían en 19 años, luego de que el financiamiento anteriormente pactado comprometía recursos totales de 6 mil millones de dólares, a pagarse en 30 años.

El esquema financiero para la construcción de la terminal aérea de Texcoco preveía únicamente el pago de intereses sobre los bonos, a partir de la Tarifa de Uso Aeroportuario, pero sin amortizar el capital, perpetuando el endeudamiento. Es importante mencionar que, para garantizar el pago de estos financiamientos, se incrementó la TUA en 58% para vuelos nacionales, pasando de 15 a 23 dólares y 143% para vuelos internacionales, de 18 a 44 dólares.

El AICM también tiene rezagos en pagos por la construcción de la Terminal 2 de ese aeródromo y la edificación del hangar presidencial que tuvo un costo de más de mil millones de pesos, este par de inmuebles serían derruidos una vez terminada la obra del NAICM, pero el adeudo seguiría.

A más de 16 años, los funcionarios de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) que encabezaron la construcción de la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, entre 2005 y 2007, todavía tienen cuentas pendientes por más de 120 millones de pesos con la Hacienda Pública.

Los sobrecostos de la obra por las vigas metálicas que se utilizaron en la construcción y en la pintura contra fuego provocaron que ASA pagará más en recursos públicos.

El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador está invirtiendo con presupuesto de la Ciudad de México 475 millones de pesos en la rehabilitación de la Terminal 2 que presenta hundimientos de 80 a 1.20 centímetros.

El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México tiene muchas fallas, pero si los recursos del TUA que genera la terminal aérea no se usan para el mantenimiento del inmueble es porque desde el gobierno de Enrique Peña Nieto este dinero se destinó como fuente de los pagos de los bonos de deuda para el financiamiento de la construcción del frustrado aeródromo de Texcoco.