Por débil y pequeña,

oh flor de paraíso,

cabías en el vértice

del corazón en fiesta que te quiso.

Salíamos al campo

y tu cuerpo minúsculo

se destacaba airoso

en la grana y el oro del crepúsculo.

¡Oh noches enlunadas

oh provinciana orquesta,

oh tu alma piadosa!

¡Oh mi incansable corazón en fiesta!

Y una noche moriste

con la paz de un lamento

que se va con la brisa

al brocado ideal del firmamento.

Ramón Lopez Velarde

Ramón López Velarde

Gaston: Jacques, dismiss the car, Madame is not going.

Jacques: Yes, Monsieur LaValle.

Mme. Colet: Jacques...don't dismiss the car. I'll be down in a few minutes...

Gaston: I want you to stay, Mariette. You've got to stay. You can't go now.

Mme. Colet: I must go.

Gaston: I'm crazy about you.

Mme. Colet: I know it.

Gastón: I love you.

Mme. Colet: I believe you.

Gaston: Then why do you want to go?

Mme. Colet: Because I want to make it tough for you.

Trouble in Paradise, 1932

Un rubro de ineptitud más

El uso desproporcionado de la fuerza pública, gas lacrimógeno, balas de goma; una represión a toda regla en la refinería Dos Bocas en Paraíso, Tabasco. La invalidada Ley Garrote desplegada a sus anchas. Lo que la 4T dijo e insiste nunca haría, ya lo hizo.

El derecho a manifestarse ha sido violentado por una administración federal que juró defender a los trabajadores. Se acabó la visión idílica de este régimen que se juraba pacifista. Mostró su brazo violento contra miembros de la fuerza laboral del país.

Por supuesto, ya han empezado los deslindes, las justificaciones y hasta los quejidos diciendo que la reacción violenta de las autoridades fue provocada en aras de lastimar al elefante blanco del tabasqueño. Mas, mismo concediendo la trifulca haya sido orquestada, esa actuación de las fuerzas del orden no la debió haber permitido el gobierno. Hubo maltrato por parte del Estado. Un rubro de ineptitud más que agregar a la larga lista que describe a este régimen.

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Ley garrote

El problema en Dos Bocas, sepan ustedes, había sido documentado desde hace cuando menos cinco meses. Y, por cuanto al último episodio, este llevaba días escalando, llegando al quiebre que observamos el día de ayer. Así que no hay excusa que valga por parte de las autoridades.

Más de mil empleados de ICA Fluor laborando en la construcción de la refinería Dos Bocas iniciaron un paro de labores demandando mejoras salariales. En respuesta, el miércoles, elementos policiales y antimotines intervinieron en su protesta. El problema central: no repelieron agresiones sino que provocaron el enfrentamiento e hirieron a varios manifestantes.

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Estuvieron presentes Guardia Nacional —sí— y policía estatal, si bien todo indica que fue esta última la que lanzó el gas lacrimógeno y las balas de goma. La policía del gobierno de Tabasco, sin embargo, resulta ser también de extracción morenista… Por ahí tampoco hay excusa gubernamental que se sostenga.

Y mientras se pontifica que a los delincuentes se les debe de propinar ‘abrazos, no balazos’, a trabajadores sin armas les metieron varios de estos últimos…

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¿Dónde está Luisa María Alcalde?

El gobierno de la República insiste que esto es una disputa laboral, de acuerdo. ¿Por qué no se ha visto en ningún momento a la secretaria de Trabajo informar sobre la situación y, sobre todo, velar por los derechos de los trabajadores, entonces?

Los contratos deberían ser cumplidos de acuerdo a la Ley Federal del Trabajo. Cuando hay inconformidades, la autoridad laboral debe presentarse e informar a la opinión pública además de a los interesados lo relativo a la situación de la disputa.

Pero en México tenemos a la secretaria de Energía, Rocío Nahle, afirmando que todo se debió a “un grupito de entre diez y doce personas que desataron la violencia en la refinería”, mientras que en la mañanera de ayer, López Obrador dijo que se trata de “un conflicto entre líderes sindicales”. Los videos constatan, en cambio, se trató de un grupo importante de trabajadores que se manifestaban pidiendo mejores condiciones laborales y la respuesta fue física, represiva y violenta. El discurso oficial estuvo enfocado exclusivamente en minimizar lo que sucedía.

Los “otros datos” no han faltado, tanto por parte del gobierno como por parte de la empresa constructora. La aseveración de que los manifestantes de Dos Bocas no eran trabajadores, que se infiltraron agitadores, no se sostiene. ¿Cómo se colaron estos cientos de personas en una construcción donde se exige identificación, equipo, uniforme?

Todo indica, más bien, que el “pueblo bueno” deja de ser tal a ojos de la autoridad en el momento que exige sus derechos.

Acción excesiva

En el fragor del enfrentamiento se dijo que había un muerto. Afortunadamente no es así. Lo que sí es innegable, y desacreditará al gobierno lopezobradorista, es la acción excesiva de la autoridad, la sangre, los heridos. La diferencia entre el trato al “testigo protegido” a quien solo se considera inmoral y la golpiza propinada a trabajadores que exigen ciertas condiciones.

Hay problemas en el paraíso del tabasqueño. Se comienza a desvanecer la confianza de quienes votaron por esta administración. Lo habrán notado ya: hay demasiados deslindes, mucha defensa (notoria la disputa entre Rocío Nahle y Felipe Calderón en redes sobre el tema) y pocas —nulas— palabras de solidaridad para con los heridos, así como de conciliación para el país. Espero no se comience a normalizar esto último. Todo ello en su conjunto deja ver lo que en realidad está pasando.