La pandemia de Covid-19 y la lamentable muerte de más 300 mil mexicanos ha profundizado irremediablemente la polarización política y el encono social. Hugo López-Gatell, quien fue considerado en aquel marzo de 2020 el rock star de la pandemia, se convertiría eventualmente en el enemigo preferido de la oposición al gobierno de AMLO.

Ahora se ha abierto un nuevo capítulo en la guerra contra el subsecretario. Según trascendió, el abogado Javier Cuello, en representación de familiares que sufrieron la pérdida de miembros cercanos, encabeza una demanda promovida ante la Fiscalía General de la República para encausar penalmente a López-Gatell por homicidio involuntario, en una clara alusión a sus actos, errores y omisiones que condujeron al luto a miles de familias mexicanas. El presidente AMLO, por su parte, refrendó hace un par de días su apoyo a López-Gatell y aseguró que la campaña en su contra derivaba de una politiquería mal fundada promovida por la oposición.

¿Cuál debe ser el juicio histórico contra López-Gatell? Vamos a ver. Luego de la irrupción del virus en China y la declaración de pandemia por parte de la OMS en marzo de 2020, la comunidad científica desconocía el alcance del virus, su contagiosidad, su tasa de mortalidad, y mucho menos, las formas de control. Se sabía que se trataba de un patógeno miembro de la familia de los coronavirus. Es todo. En su momento líderes globales estimaron que la solución era el confinamiento generalizado, lo que resultaría insuficiente – o inadecuado – pues el virus continuó su expansión. A partir de ello, se cometió una serie de errores globales, desde la OMS hasta los gobiernos nacionales, que conducirían a una mala gestión de la pandemia.

La OMS declaró inicialmente que las mascarillas servían para poco y que debían ser utilizadas exclusivamente por el personal de salud. Más tarde, luego de una extensa investigación, la OMS modificó su mensaje asegurando que los cubrebocas protegían exclusivamente para la reducción de contagios activos, es decir, de que el infectado contagiase a terceros. Y luego, la propia organización reculó con el argumento de que las mascarillas SÍ protegían y recomendó que fuesen utilizadas por el público general.

Si todos los funcionarios responsables de conducir la política contra el Covid-19 en el mundo fueran procesados por negligencia y errores, veríamos a Oliver Veran en Francia, Fernando Simón en España, a Anthony Fauci en Estados Unidos y a Matt Hancock en el Reino Unido -entre tantos otros- presos en sus respectivos países. ¡Ni qué decir de Tedros Adhanom Ghebreyesus! ¡El propio director General de la OMS merecería estar en el basurero de la historia!

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¿Es responsable López-Gatell de las condiciones estructurales del país? ¿es culpable de que México se ubique en los primeros peldaños en diabetes y obesidad? ¿debe ser culpado el subsecretario por haber tomado decisiones con base en la información disponible en aquel momento?

López-Gatell sí erró en sus recomendaciones. Incontrovertible. Resultaron lamentables sus declaraciones sobre el poder de contagio del presidente y otras tantas pifias. Sin embargo, el juicio histórico del subsecretario debe ser analizado en el contexto de la irrupción de un virus desconocido que sacudió a la comunidad científica internacional. Por tanto, la campaña en su contra es, a mi juicio, desproporcionada. Al final… es política.

José Miguel Calderón en Twitter: @JosMiguelCalde4